ESCÁNDALO EN WASHINGTON

La 'contra' teme que Washington la deje en la estacada

Los dirigentes de la guerrilla antisandinista, reunidos el pasado fin de semana en Miami, se mostraron sombríos sobre las perspectivas de lograr más ayuda de EE UU y admitieron que el escándalo puede significar el fin de su lucha. "Oliver North ha podido acabar con el programa de Nicaragua", aseguró el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, Dave Duremberg.Es posible incluso que en febrero el Congreso trate de bloquear el desembolso de los últimos 40 millones de dólares de ayuda (5.400 millones de pesetas) para la compra de armas pesadas, parte de los 100 millones ya aprobados por un...

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Los dirigentes de la guerrilla antisandinista, reunidos el pasado fin de semana en Miami, se mostraron sombríos sobre las perspectivas de lograr más ayuda de EE UU y admitieron que el escándalo puede significar el fin de su lucha. "Oliver North ha podido acabar con el programa de Nicaragua", aseguró el presidente del Comité de Inteligencia del Senado, Dave Duremberg.Es posible incluso que en febrero el Congreso trate de bloquear el desembolso de los últimos 40 millones de dólares de ayuda (5.400 millones de pesetas) para la compra de armas pesadas, parte de los 100 millones ya aprobados por un margen muy escaso y cuando el Senado era de mayoría republicana.

El escándalo del desvío de fondos de la venta de armas a Irán hacia la contra provocará fundamentalmente un esfuerzo del Congreso para limitar la capacidad de actuación de Reagan en política exterior. Después de esta crisis, el Consejo de Seguridad Nacional ya no podrá operar de una forma encubierta como hasta ahora, y será el Departamento de Estado quien controle la política hacia Nicaragua.

Elliot Abrams, el secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos y un ferviente partidario de la contra, considera prematuro anunciar el fin del apoyo de Washington a los rebeldes. Pero admite que, a partir de ahora, éstos deberán conseguir por sí solos la ayuda, demostrando eficacia militar y política en el interior de Nicaragua.

Medios gubernamentales admiten que el presidente no podrá volver a jugar a fondo en el futuro esta baza presionando al Congreso para lograr más ayuda.

Los rebeldes, que insisten en que no sabían de dónde les llegaba el dinero y que no hicieron, directamente, uso de ninguna cuenta secreta en Suiza, lo que posiblemente sea verdad, se quejan de que están ganando la guerra en Nicaragua y perdiéndola en el territorio de su aliado.

Adolfo Calero dice: "Justo cuando habíamos ganado la batalla en el Congreso nos golpea esto". "Ahora nos pueden ver como el proyecto favorito de un presidente inoperante. Si es así, estamos acabados", explica otro dirigente rebelde. Calero se duele de que el ministro de Justicia, Edwin Meese, les acusará de obtener dinero de la conexión iraní sin hablar antes con ellos, y se ha ofrecido a ir a Washington a declarar. Pero lo último que la Administración necesita es la ayuda de los antisandinistas.

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Alfonso Robelo, uno de los tres máximos dirigentes de la contra, explica que "la realidad es que Nicaragua está ahí y hay que encontrar una forma de restablecer la democracia en ese país. El Congreso no debe convertir un problema interno en algo que produciría un gran beneficio para los marxistas en Nicaragua".

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