Crítica:TEATRO / 'COSMOPOLITAS'

Técnicas de expresión

Es dudoso que Cosmopolitas pertenezca al dominio del teatro: para alcanzar el pleno significado de sus bocetos hay que leer el programa, y el teatro es, normalmente, aquello que se explica por sí mismo, un género completo: incluso cuando lo que pretende es una libertad final del espectador.Para ser danza, en cambio, falta otro rigor en sus dos intérpretes, Inma Lopetegui y Albert Jaén. Es más bien un ensayo, una experimentación de técnicas de expresión corporal, alguna vez fonéticas, y de unos juegos visuales. No le falta interés, ni capacidad de estudio y trabajo en la pareja. Tiene un...

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Es dudoso que Cosmopolitas pertenezca al dominio del teatro: para alcanzar el pleno significado de sus bocetos hay que leer el programa, y el teatro es, normalmente, aquello que se explica por sí mismo, un género completo: incluso cuando lo que pretende es una libertad final del espectador.Para ser danza, en cambio, falta otro rigor en sus dos intérpretes, Inma Lopetegui y Albert Jaén. Es más bien un ensayo, una experimentación de técnicas de expresión corporal, alguna vez fonéticas, y de unos juegos visuales. No le falta interés, ni capacidad de estudio y trabajo en la pareja. Tiene una estética que recuerda muchas veces la de los dibujos inquietantes y enigmáticos de Ops, y una música repetitiva de percusión, ejecutada en escena, que logra ampliar sus dimensionés.

Cosmopolitas

Por la compañía teatral Bufons.Intérpretes: Inma Lopetegui y Albert Jaén. Músicos: Florencio Alba y Albert Jodar. Iluminación: Pilar López. Vestuario: Max Bourges, Mamen Santos, Pilar López. Dirección: Albert Jaén. Estreno: Sala Cadarso, 4 de junio.

Automatismo

Dentro de la técnica de expresión corporal, de los figurines, los maquillajes, la iluminación y la música se trasluce una adicción a la idea del automatismo, el balbuceo, la incomunicación, la soledad o el estupor del ser humano: todos los grandes temas que empezaron a aflorar en el teatro, de posguerra, del que es un residuo.Una docena de espectadores lo contempló en la sala Cadarso en la función del jueves y no tuvieron ocasión de aplaudirlo allí porque se les condujo a la calle, donde se celebraba el acto final: el descenso de una de las mujeres del grupo desde la terraza de un edificio y su recepción con un riego de cava. Allí se sumaron paseantes de perros, porteros y vecinos, estudiantes..., y el aplauso tuvo más envergadura.

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