FESTIVAL DE BENALMÁDENA

Austeridad en la resurrección del certamen de cine de autor

La 14ª Semana de Cine de Autor de Benalmádena finalizó anoche en el Palacio de Congresos de Torremolinos (Málaga). Este festival, uno de los de mayor solera entre los españoles, había interrumpido su andadura hace tres años, cuando sus organizadores se vieron obligados a suspender la edición de 1982 a causa de la pequeñez del presupuesto -que les obligaba a mantenerlo con una serie de deudas crónicas- y, de la negativa, del Ministerio de Cultura a aportar su parte tradicional en la financiación del certamen. Con austeridad de medios, la edición de este año ha buscado demostrar que la existenci...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La 14ª Semana de Cine de Autor de Benalmádena finalizó anoche en el Palacio de Congresos de Torremolinos (Málaga). Este festival, uno de los de mayor solera entre los españoles, había interrumpido su andadura hace tres años, cuando sus organizadores se vieron obligados a suspender la edición de 1982 a causa de la pequeñez del presupuesto -que les obligaba a mantenerlo con una serie de deudas crónicas- y, de la negativa, del Ministerio de Cultura a aportar su parte tradicional en la financiación del certamen. Con austeridad de medios, la edición de este año ha buscado demostrar que la existencia de este festival sigue teniendo sentido y que su continuidad es no sólo posible, sino conveniente en el panorama de los festivales españoles.

La película El funeral, de Juzo Itami (Japón), obtuvo el premio del jurado a la mejor película; Los pájaros tirándole a la escopeta, de Rolando Díaz (Cuba), el del jurado a la mejor película de habla hispana. Los premios Niña de Benalmádena, por votación popular, correspondieron a Más allá de la tristeza, de Agneta Elers-Jarleman (Suecia); Luna de agosto, de Juan Miñón (España), y Flores de quimera, de Laszlo Ugossy (Hungría).La historia de la Semana de Benalmádena comenzó con unas caóticas pero memorables ediciones en 1969 y 1970, años de efervescencia en la experimentación en todo el mundo, pero que en España repercutieron como una caja de resonancia de carácter más político que artístico.

En las ediciones posteriores, la Semana de Benalmádena se con solidó como un festival no comercial y de audiencia restringida, pero importante como recopilación de las más llamativas aportaciones al lenguaje cinematográfico que se experimentaba en todo el mundo. Alcanzó notoriedad y poder de convocatoria, considerándosele como el último heredero de la serie de encuentros de cine de autor.

La Semana de Benalmádena se interrumpió en 1982, a causa de las deudas que la organización, dirigida por Julio Diamante, tenía acumuladas de años anteriores y de la retirada de los cinco millones de pesetas de subvención del Ministerio de Cultura. Después de tres años de un paréntesis vacío, la Semana se ha reanudado con muy escaso tiempo de preparación: desde el pasado febrero hasta estas fechas, lo que es un plazo sorprendentemente corto para organizar un festival muy complejo.

El difícil paso ha sido resuelto con mucha dignidad, si se tiene en cuenta que se trata ésta de una edición prácticamente improvisada y que su presupuesto total, financiado a partes iguales por la Junta de Andalucía, la Diputación de Málaga y el Ayuntamiento de Benalmádena, alcanzó una suma de poco más de 20 millones de pesetas.

La decimocuarta edición de la Semana de Benalmádena ofreció este año una serie de retrospectivas dedicadas a los cineastas franceses Jean Epstein, maestro de Luis Buñuel y uno de los grandes teóricos del cine de vanguardia, y Alain Robbe-Grillet, un tenaz indagador de las fronteras entre el cine y la literatura; al checoslovaco Jiri Tmka, uno de los históricos del cine de animación europeo; al sueco Alf Sjöberg, antecedente máximo del cine de Bergman, y al español Gonzalo Suárez.

El lenguaje

Junto a las secciones monográficas dedicadas a estos cinco autores se ha exhibido la selección de una veintena de títulos que dan idea del estado de la investigación en el lenguaje fílmico. Nombres de este panorama han sido, entre otros, la checoslovaca Vera Chytilova, la norteamericana Barbara Hammer, el español Juan Miñón, el norteamericano Jonas Mekas (padre del underground neoyorquino), el también norteamericano Gus van Sant, el rumano Dan Pita, el francés Jacques Doillon, el alemán Christian Ziewer, el británico Derck Jarman, el japonés Juzo Itami, el alemán Wim Weriders y el soviético Elem Klimov, cuya obra Idi i Smotri cerró anoche el festival.El cine de autor, el cine de investigación y de experimento lingüístico, ha cambiado sus rutas en los últimos años y comienza el relevo en sus nombres. Benalmádena, el último de los balcones donde se asoma este cine, que es el vivero invisible donde se alimenta el cine comercial, se ha abierto después de tres años de estar cerrado, y sería un despilfarro que volviera a cerrarse.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En