Crítica:

José Mercé, triunfador en Córdoba

José Mercé, el joven cantaor jerezano, ha sido el máximo triunfador del 11º Concurso Nacional cordobés, al llevarse dos premios: el Mercedes La Serneta, para el cante por soleá, y el Pastora Pavón, Niña de los Peines, para el cante por bulerías. En el acto de clausura, en el que actuaron todos los ganadores después de recibir sus premios, José demostró la justicia de los a él concedidos, ya que cantó por esos palos con grandeza y rigor poco comunes actualmente, añadiendo además un cante por alegrías que hubiera justificado el premio también en este género si en la f...

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José Mercé, el joven cantaor jerezano, ha sido el máximo triunfador del 11º Concurso Nacional cordobés, al llevarse dos premios: el Mercedes La Serneta, para el cante por soleá, y el Pastora Pavón, Niña de los Peines, para el cante por bulerías. En el acto de clausura, en el que actuaron todos los ganadores después de recibir sus premios, José demostró la justicia de los a él concedidos, ya que cantó por esos palos con grandeza y rigor poco comunes actualmente, añadiendo además un cante por alegrías que hubiera justificado el premio también en este género si en la final hubiera cafitado así. Pero no lo hizo y el premio Enrique El Mellizo fue uno de los que el jurado declaró desiertos, junto al especial Silverio al cantaor más completo, el Manuel Torre para siguiriyas y tonás, y el Manuel Reyes, El Canario, para cantes de Máfaga y Levante.Sólo otro premio de cante, el Don Antonio Chacón, para las especialidades de granaínas, medias granaínas, fandangos, etcétera, tuvo destinarario, el cantaor cordobés José Castellano El Séneca, un magnífico especialista en los cantes de Córdoba, como lo demostró en la actuación final cantando por alegrías, por soleares y por fandangos de Cayetano Muriel, Niño de Cabra.

El baile

También se había dicho que el nivel de baile había sido el más alto en el concurso, tanto que aprovechando la presencia de Antonio en el jurado se creó para ediciones sucesivas un pleno especial al baile que llevará su nombre. Por lo que vi a los ganadores, sin embargo, no me parece que hubiera tan grandes artistas como se había dicho. Anunciación Rueda, La Toná, de la que se decían maravillas respaldadas por el premio Juana, la Macarrona para alegrías, soleares, siguiriyas y cañas, pasó por el escenario sin pena ni gloria. María Rosario Tejada, Lalo, ganadora del Malena para tangos y tientos, tiene estampa, un gran sentido de la plástica, espléndida composición de cintura para arriba, con brazos y manos verdaderamente extraordinarios, pero en el juego de pies no pasa de lo justito.

Juan Nava, Ramírez, es, en cambio, una espectacular ametralladora con los pies, lo que le valió el Premio Pastora Imperio para bulerías, pero con el resto del cuerpo no dice absolutamente nada. Y la cordobesa Inmaculada Aguilar se llevó el Premio La Argentinita con un garboso baile por caracoles. El toque en concierto dio otro de los grandes triunfadores de esta edición del concurso: el joven cordobés José Antonio Rodríguez, que ganó el premio Ramón Montoya con todos los merecimientos. Rodríguez es un gran concertista ya, a pesar de su extrema juventud, y en la sesión final que comentamos fueron aclamadas sus interpretaciones por farruca, por taranto y esa hermosa creación suya por alegrías de Córdoba.

En el toque para acompañamiento el premio Manolo de Huelva hubo de ser compartido entre Quique Paredes y Manuel de Palma, dos jóvenes guitarriastas que demostraron efectivamente ser excelentes para el cante.

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