Los precios subieron en septiembre el 1,1%, pese a que el nuevo índice ha frenado una elevación superior

Pese a que el reciente cambio de estructura ha frenado su elevación, el índice de precios al consumo (IPC) subió en septiembre el 1,1%, según los datos provisionales facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística. Las cifras sorprendieron por excesivas en medios del Ministerio de Economía, que durante las últimas semanas esperaba un aumento de poco más del 0,2%, como en septiembre del año pasado. Los precios, vuelven así a sufrir un nuevo rebrote (el tercero en lo que va de año), debido tanto a los alimentos como al vestido y al calzado y a los servicios. La subida acumulada en 1985...

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Pese a que el reciente cambio de estructura ha frenado su elevación, el índice de precios al consumo (IPC) subió en septiembre el 1,1%, según los datos provisionales facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística. Las cifras sorprendieron por excesivas en medios del Ministerio de Economía, que durante las últimas semanas esperaba un aumento de poco más del 0,2%, como en septiembre del año pasado. Los precios, vuelven así a sufrir un nuevo rebrote (el tercero en lo que va de año), debido tanto a los alimentos como al vestido y al calzado y a los servicios. La subida acumulada en 1985 asciende al 6,4%, y la de los últimos 12 meses, al 8,3%. Pero la erosión del poder adquisitivo en el último año lleva un aumento del 10,2% y cerrará el ejercicio por encima del 9,5%, aunque se cumpla el objetivo gubernamental de terminar diciembre con el 7,9% de aumento de precios.

La erosión del poder. adquisitivo durante los 12 últimos meses -la forma más técnica y aséptica de medir la inflación, porque es la que determina la variación de las rentas reales- ha aumentado un 10,2%. Esta tasa mide las subidas pagadas por los consumidores sobre el mismo mes del año anterior en cada uno de los meses del año. Es decir, de sumar las tasas anuales de cada mes y dividirlas por 12.Los precios que más han contribuido a disparar el IPC de septiembre han sido los de productos alimenticios y tabaco, que en enero y abril acusaron también fuertes subidas (3% y 1,7%, respectivamente), para luego no variar en mayo y caer el 1,2% en junio y el 0,1% en agosto. Ahora han vuelto a crecer el 1,6% durante septiembre. Los más alcistas han sido los de hortalizas frescas (14,2%), leche (2,9%), frutas frescas (2,4%), pescados (1,8%) y carnes (1,5%). En cambio, bajaron un 3,1% los precios de las aves.

La alimentación, el componente más errático de los precios al consumo, ha desbordado así claramente las previsiones trazadas el pasado verano. Tras las importantes alzas de los cuatro primeros meses del año, la Administración fundaba sus máximas esperanzas de controlar la inflación en la posterior desaceleración. El ministro de Agricultura, Carlos Romero, declaró a principios de agosto que los alimentos subirían menos del 0,5% durante julio, agosto y septiembre. Pero en julio subieron el 0,9%, en agosto -cuando el INE aplicó por primera vez la nueva estructura del IPC- apenas bajaron el 0,1% y en septiembre han aumentado el 1,6%.

Sin embargo, como ocurrió en anteriores rebrotes de los precios, el resto de los productos tampoco han respondido a la esperada desaceleración.

Por el contrario, el vestido y el calzado se han encarecido en septiembre el 1,6%, los gastos de esparcimiento y cultura el 1,4%, el menaje y productos para el hogar un 1,2%, y el octavo grupo del IPC -compuesto sobre todo por hostelería y otros serviciosel 1,5%.- Los transportes subieron sólo un 0,3%, aunque cabe recordar que en agosto lo hicieron en el 1,7%.

El peligro alimenticio

Los únicos componentes que habían moderado su carestía en meses anteriores y han vuelto a repetir esta tónica han sido los servicios médicos (0,1% de subida en septiembre) y la vivienda (0,3%). En el primer caso, por un descenso del 1,7% en los productos farmacéuticos.

En una nota, el Ministerio de Economía y Hacienda, tras calificar al IPC de septiembre como "no muy favorable", asegura que "continúa el proceso de reducción de la inflación". Aunque recuerda que en septiembre de 1984 el IPC sólo aumento el 0,2%, la versión oficial responsabiliza nuevamente a la alimentación del crecimiento de los precios y lo atribuye "a la irregularidad climática del año, con heladas al principio y sequía en verano". Para documentar esta opinión, se fija en que, si se toma la media de todos los demás precios, su incremento ha sido del 0,85 en septiembre. También responsabiliza de las mayores alzas a "factores estacionales", como el inicio del curso escolar -con subidas del 4% en la EGB y del 5% en el BUP, así como del 1,6% en el vestido y calzado de niños- y a los habituales ajustes de precios tras las vacaciones.

La subida del 1,1%, igual a la registrada en abril, aunque menor al 1,8% de enero, sitúa el aumento acumulado por el IPC durante los nueve primeros meses del año en el 6,4%. Quedan pues sólo 6 décimas para superar el 7% fijado al principio como objetivo anual para el Gobierno, que el pasado verano lo elevó al 7,9%. Todo lo que excedan esos 0,6 puntos en octubre, noviembre y diciembre -mes tradicionalmente alcista- deberá ser compensado mediante una paga extraordinaria a los trabajadores acogidos a la cláusla de revisión del Acuerco Económico y Social.

Los efectos del fuerte incremento de septiembre, tanto por su impacto en el importe de la revisión como por su repercusión psicológica en los agentes sociales, se sumarán a las subidas que provoque la introducción del IVA, estimadas oficialmente por el Gobierno entre 1,5 y 2 puntos.

Aunque en los tres meses que faltan del año vuelvan a desacelerarse los precios, el impacto negativo que ha tenido septiembre en la cesta de la compra será irrecuperable.

La tasa de aumento durante los 12 meses últimos se coloca en el 8,3%, un punto mayor a la de de agosto, que a su vez había sido tres décinas inferior a la de julio. Son estas tasas las utilizadas por los organismos internacionales y la Contabilidad Nacional para medir la erosión del poder adquisitivo.

Bajas en el INE

Los problemas del aparato estadístico ofilcial probablemente añadirán en las próximas semanas a las dos oleadas de dimisiones registradas este año en el INE, la baja del director general del mismo, Luis Ruiz-Maya. En marzo pasado hubo varias peticiones oficiosas de dimisión entre funcionarios encargados de la Contabilidad Nacional. Tras el verano, ocurrió lo mismo en la sección de precios al consumo, con motivo del cambio de estructura del mismo, que arroja menores subidas respecto a las que daría el sistema anterior.Luis Ruiz-Maya, director general del INE, respondió ayer con un "sin comentarios" al ser preguntado por los rumores que han circulado durante las últimas semanas sobre su próximo cese o dimisión. No obstante, medios del INE y del Ministerio de Economía consideran segura e inminente su baja.

Alzas menores

Hay problemas presupuestarios y de relación entre algunos funcionarios, el director general y el Ministerio de Economía y Hacienda, del que depende el INE. Pero los mismos se han acentuado con motivo de la aplicación de una nueva estructura al IPC, fenómeno que en su anterior ocasión -el estreno de la base 1976- provocó la dimisión del entonces director general, Ricardo Torrón Durán.

Hasta ahora, el INE no ha publicado lo que habría aumentado el IPC según los criterios seguidos hasta el dato de agosto. Sin émbargo, existe la certezade que habría crecido más. Fuentes de toda solvencia han afirmado que en septiembre la subida habría sido varias décimas superior.

Por su parte, medios allegados a la dirección del instituto informaron que existe una simulación realizada desde 1983 hasta ahora con los dos sistemas, según la cual apenas hay variaciones, aunque el nuevo índice es claramente menos alcista.

En estos últimos meses no ha habido dimisiones; "los funcionarios no dimitimos, existe una oferta pública de empleo que permite cambiar de sitio, como ha hecho la anterior jefa de la sección de precios, Ana Arias", dijeron. Según su versión, tampoco las eventuales bajas están relacionadas con la reforma del IPC, según la cual hay una medición de precios "más real" que antes.

La nueva estructura, que trata de adaptar el índice al cambio de hábitos de consumo de los españoles, consiste principalmente en bajar del 40,5% al 33% el peso de la alimentación, subir del 14% al 18,6% el de la vivienda, reducir del 3,4% al 2,% el de medicina y elevar del 9,7% al 14,4% el de transportes.

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