La tibia polémica sobre el aborto

Ernest Lluch se congratula de que la despenalización del aborto en España se haya saldado con una polémica tan tibia. "No me imaginaba que se pudiera aplicar la ley sin un revuelo como el que se produjo en Italia, con grandes polémicas, un referéndum y el país dividido. Francamente, que se hayan hecho dos abortos en el sector público y que lo único que haya de tangible contra ellos sean dos querellas de futuro incierto, a lo Ruiz Gallardón, me parece una muestra evidente de que el país está bastante maduro". Al indicarle que eso puede atribuirse a la mínima incidencia que tendrá la ley, Lluch ...

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Ernest Lluch se congratula de que la despenalización del aborto en España se haya saldado con una polémica tan tibia. "No me imaginaba que se pudiera aplicar la ley sin un revuelo como el que se produjo en Italia, con grandes polémicas, un referéndum y el país dividido. Francamente, que se hayan hecho dos abortos en el sector público y que lo único que haya de tangible contra ellos sean dos querellas de futuro incierto, a lo Ruiz Gallardón, me parece una muestra evidente de que el país está bastante maduro". Al indicarle que eso puede atribuirse a la mínima incidencia que tendrá la ley, Lluch respondió con vehemencia: "Se aplicará en pocos casos, ciertamente, pero serán el 100% de los casos humanamente dramáticos". Con el anuncio de las últimas solicitudes para abortar formuladas en Madrid, Badajoz, Cantabria y Valencia, el Ministerio de Sanidad se sumirá en el silencio sobre esta cuestión. "Hemos dado y seguiremos dando muy poca información. En primer lugar, porque tenemos el deber de preservar el derecho a la intimidad de las mujeres, un derecho que, por cierto, ha sido repetidamente vulnerado por los medios de comunicación. Creo que nuestra actitud ha evitado la división de la profesión médica entre proabortistas y antiabortistas, que hubiera sido nefasta".El ministro está convencido de que la posibilidad de hacer objeción de conciencia en cada caso concreto no provocará especiales problemas, ni un peregrinaje de las pacientes por sucesivos tribunales médicos. "Las técnicas de diagnóstico están hoy muy avanzadas y no dejan demasiado margen para la polémica".

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Ernest Lluch enjuició duramente las declaraciones del catedrático de Urología del hospital Clínico de Barcelona, profesor Josep Maria Gil Vernet, quien aseguró que el primer aborto terapéutico había sido una barbaridad pues él podía haber intervenido a la madre sin riesgo para el feto: "Hacer semejante diagnóstico sin haber visto a la paciente y a 1.200 kilómetros de distancia, me parece por lo menos una posición poco prudente. Espero que en el futuro el aborto sea abordado con menos apasionamiento y desde una óptica estrictamente profesional".

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