Crítica:'ROCK'

Dire Straits cumplió en Bilbao

ENVIADO ESPECIAL El grupo de Mark Knopfler, Dire Straits, contentó a los 16.000 espectadores que protagonizaron con su júbilo y energía el espectáculo rockero celebrado en el recinto taurino -la plaza de Vista Alegre- de la capital vizcaína.Una tormenta pasajera de cuatro minutos empapó a la mayor parte de los que acudieron a presenciar el espectáculo. Las entradas se habían agotado diez días antes del concierto, cuya recaudación alcanzó algo más de los 28 millones de pesetas. En los prolegómenos de la actuación, los asistentes hacían comentarios acerca del precio de las localidades de reventa...

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ENVIADO ESPECIAL El grupo de Mark Knopfler, Dire Straits, contentó a los 16.000 espectadores que protagonizaron con su júbilo y energía el espectáculo rockero celebrado en el recinto taurino -la plaza de Vista Alegre- de la capital vizcaína.Una tormenta pasajera de cuatro minutos empapó a la mayor parte de los que acudieron a presenciar el espectáculo. Las entradas se habían agotado diez días antes del concierto, cuya recaudación alcanzó algo más de los 28 millones de pesetas. En los prolegómenos de la actuación, los asistentes hacían comentarios acerca del precio de las localidades de reventa: 4.000 pesetas.

John Illsley, bajista de la banda, se cortó en la mano derecha con un objeto del escenario, en la última canción del único bis. Aunque necesitó nueve puntos de sutura en la herida, el otro fundador de la formación podrá presentarse esta noche en Madrid.

Concierto de Dire Straits (120 minutos)

Plaza de Toros de Vista Alegre. Bilbao, 1 de junio.

"Yo quiero hablar profunda mente con ese guitarrista", exclamaba un joven ebrio y feliz después del acontecimiento rockero.

"Amigo Mark, eres un tío grande, un guitarrista alucinante y además eres muy listo", podría haberle dicho este seguidor a su ídolo que tocó siete guitarras diferentes, cuatro de sonido eléctrico y tres de sonido acústico. La música de Knopfler mueve a la audiencia española y agitó a quienes le contemplaron por primera vez en Bilbao. Los asistentes brincaron y cantaron cada uno de los temas rítmicos del repertorio renovado de Diré Straits con su nuevo elepé Brothers in arms. Comenzaron puntualmente a ritmo de reggae con un tema de este disco, Ride across the river, y alternaron piezas-marchosas con baladas, en versiones muy alargadas. Tunnel of love duró algo más de 10 minutos y Romeo and Juliet rondó los siete minutos. En So far away, se comprobó la coordinación perfecta de la voz de Knopfler con sus punteos digitales; se notó en Walk of life el contagio instantáneo de una melodía sencilla y divertida mantenida por el sonido del órgano, y en Money for nothing, la ausencia de una voz alta llamada Sting y la fuerza de una composición auténtica de rock.

Gotas de lluvia

Cayeron gotas de lluvia durante la interpretación de Walk of life y un chaparrón posterior lo había mojado todo cuando la banda inició Tunnel of love, pero los espectadores aguantaron hasta que después de Solid Rock, Dire Straits se despidió con el tema central de la película The local hero, alarmados por el pequeño accidente mencionado. Mark Knopfler había convencido. Un día más de esta gira de diez meses todo había salido como el concierto anterior: el público entregado a un recital sin fallos musicales, a una banda de intérpretes perfectos que repetirán hoy, mañana y pasado. Todo demasiado perfecto.

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