REAGAN VISITA EL VIEJO CONTINENTE

Una cápsula de cianuro y un disparo en la cabeza

Adolfo Hitler, führer (caudillo) del III Reich alemán, puso fin a su vida el 30 de abril de 1945, a las 15.30 horas, masticando una cápsula de cianuro y disparándose un tiro en la cabeza. Junto a él, en el bunker de la cancillería, en Berlín, corrió la misma suerte ingiriendo veneno su amante Eva Braun, que se había convertido en su mujer legal, según las leyes nacionalsocialistas, la noche anterior.Ese día, las tropas soviéticas avanzaban ya por las calles en ruinas de la capital del imperio, ante una oposición tan fanática como inútil de muchachos de las Juventudes Hitlerianas y tropa...

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Adolfo Hitler, führer (caudillo) del III Reich alemán, puso fin a su vida el 30 de abril de 1945, a las 15.30 horas, masticando una cápsula de cianuro y disparándose un tiro en la cabeza. Junto a él, en el bunker de la cancillería, en Berlín, corrió la misma suerte ingiriendo veneno su amante Eva Braun, que se había convertido en su mujer legal, según las leyes nacionalsocialistas, la noche anterior.Ese día, las tropas soviéticas avanzaban ya por las calles en ruinas de la capital del imperio, ante una oposición tan fanática como inútil de muchachos de las Juventudes Hitlerianas y tropas llegadas de los frentes occidentales, que habían sido abandonados para hacer frente al Ejército Rojo.

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El día de su muerte, Hitler llevaba meses sin ver la luz del día, ya que desde principios de 1945 toda su vida transcurrió en el refugio, debido a los incesantes bombardeos de que era objeto Berlín. Su estado físico y mental era deplorable, según relataron testigos de sus últimas semanas.

Un día antes del suicidio, Hitler redactó su testamento, político y privado, en el que negó haber deseado nunca una guerra. Según el führer, la guerra fue provocada por "el sionismo internacional", a quien culpó de todos los males existentes.

Si bien se desprende del testamento que Hitler era plenamente consciente de la inminente derrota, hizo un llamamiento a la resistencia desesperada y dictó la composición de un nuevo Gabinete ministerial, encabezado por el almirante Karl Doenitz como su sucesor.

También destituyó de todos sus puestos y expulsó del partido al mariscal Hermann Goering y al ministro del Interior y jefe de las SS, Heinrich Himmler, que días antes había intentado vanamente una paz por separado con EE UU y el Reino Unido.

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Actuaron como testigos en la redacción Joseph Goebbels, Martin Bormann, Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs. Una semana más tarde, Doenitz firmaba la rendición incondicional alemana, que ponía fin a la guerra más sangrienta de la historia, que se saldó con la muerte de cincuenta millones de seres humanos y la desaparición de Alemania como Estado unitario.

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