AIfonsín se niega a apoyar la política de fuerza de Reagan sobre Centroamérica

El presidente argentino, Raúl Alfonsín, ha negado su apoyo a la política de fuerza en Centroamérica que impulsa el presidente de EE UU, Ronald Reagan, y ha insistido en que la única solución a la crisis en a región pasa por el diálogo y la no intervención en cuestiones internas, con plenas garantías de no injerencia. Alfonsín, en visita oficial en Washington, hizo en la Casa Blanca un análisis de las causas del problema y ofreció unas respuestas al mismo, que difieren sustancialmente del diagnóstico y las soluciones ofrecidas por la Administración norteamericana. Sin embargo, el presidente arg...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El presidente argentino, Raúl Alfonsín, ha negado su apoyo a la política de fuerza en Centroamérica que impulsa el presidente de EE UU, Ronald Reagan, y ha insistido en que la única solución a la crisis en a región pasa por el diálogo y la no intervención en cuestiones internas, con plenas garantías de no injerencia. Alfonsín, en visita oficial en Washington, hizo en la Casa Blanca un análisis de las causas del problema y ofreció unas respuestas al mismo, que difieren sustancialmente del diagnóstico y las soluciones ofrecidas por la Administración norteamericana. Sin embargo, el presidente argentino denunció la intervención extracontinental en Nicaragua, sin citar específicamente a la URSS, y apoyó el pluralismo en ese país.

WashingtonRaúl Alfonsín, 26 años después de que en 1969 lo hiciera el presidente Arturo Frondizi, se dirigió ayer al Congreso de EE UU, reunido en una sesión conjunta, para pedirle una respuesta "inmediata y eficaz" a la crisis centroamericana.El presidente argentino expuso un plan para solucionar el problema, basado en el respeto al principio de autodeterminación de los pueblos mediante la voluntad de la mayoría libremente expresada, la plena vigencia de democracias pluralistas, la integridad territorial, la no intervención en las cuestiones internas, la no injerencia y la desaparición de asesores e instalaciones militares que amenacen la seguridad de cualquiera de los países de la región.

Discurso prudente

El presidente argentino fue muy prudente en su discurso y evitó una crítica frontal a la política de la Administración Reagan. Tras advertir que el problema de Centroamérica no puede ser solucionado unilateralmente, criticó a los que aceptan la intervención de algunos países y al mismo tiempo aceptan sin protestar la intervención de otras potencias.Dejó claro Alfonsín en su intervención que las causas de la crisis son sociales y políticas, y no derivan esencialmente del enfrentamiento Este-Oeste, pero denunció al mismo tiempo a los poderes hostiles que quieren explotar la miseria de la zona.

La catastrófica situación económica por la que atraviesa Argentina, con un 800% de inflación y una deuda externa de 48.000 millones de dólares, unos 7 billones y medio de pesetas, no concede un excesivo margen a Alfonsín respecto a EE UU.

El presidente argentino ha expuesto, sin embargo, con claridad su política exterior durante su visita y ha realizado un esfuerzo pedagógico para persuadir a Reagan y al Congreso de que la seguridad de todo el continente, incluido Estados Unidos, depende de una rápida solución democrática y pluralista a la crisis centroamericana. Reagan dijo al presidente argentino que las naciones del continente "no se pueden quedar con los brazos cruzados ante la expansión en las naciones libres de América de la tiranía comunista impuesta en Nicaragua".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Reagan insistió en que los contras, a los que llama "luchadores de la libertad" y ha comparado con San Martín o Bolívar, deben ser apoyados en su lucha contra la Junta Sandinista. Alfonsín, al igual que han hecho antes otros presidentes civiles del continente, rechazó el énfasis sobre las soluciones militares y expresó su apoyo al proceso de Contadora. Alfonsín cortó nada más llegar al poder la ayuda que los consejeros militares de la anterior dictadura argentina prestaban a los contras.

A pesar de esta divergencia esencial sobre Centroamérica, que convirtió la discusión de este problema en un diálogo de sordos entre Alfonsín y Reagan, el presidente argentino ha tratado de buscar una convergencia sobre lo esencial con la Administración Reagan, intentando que esta diferencia no bloquee el diálogo de su Gobierno con Washington. La política de ajuste y austeridad económicos que debe obligatoriamente seguir Buenos Aires para cumplir con el plan acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) necesita de inyecciones económicas de EE UU, y es posible que Alfonsín logre en esta visita la concesión de un crédito-puente de 500 millones de dólares, unos 90.000 millones de pesetas.

Alfonsín insistió en que la alternativa democrática no cuajará en Argentina o en el resto de Latinoamérica si no se resuelve definitivamente la situación social del continente. El presidente argentino expresó su profunda frustración por el hecho de que las capas más pobres de la población sean las que están pagando el coste social de la crisis económica y aseguró que no pueden aguantar más sacrificios.

Archivado En