El Reino Unido, Italia, Dinamarca y Bélgica rechazan el acuerdo franco-alemán

El acuerdo franco-alemán para resolver los problemas presupuestarios de la CEE -rechazado ayer en Bruselas por otros países como el Reino Unido, Italia, Dinamarca y Bélgica-, aunque aseguraría el ingreso de España en la Comunidad abre la puerta a un retraso en este ingreso más allá de 1986. En cuanto a las negociaciones de adhesión, entraron ayer en la niebla física que dominó la reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, que duró tres horas escasas, y a la que sólo asistieron cuatro ministros (de Italia y del Benelux), en razón de la niebla que bloqueó las com...

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El acuerdo franco-alemán para resolver los problemas presupuestarios de la CEE -rechazado ayer en Bruselas por otros países como el Reino Unido, Italia, Dinamarca y Bélgica-, aunque aseguraría el ingreso de España en la Comunidad abre la puerta a un retraso en este ingreso más allá de 1986. En cuanto a las negociaciones de adhesión, entraron ayer en la niebla física que dominó la reunión extraordinaria de ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, que duró tres horas escasas, y a la que sólo asistieron cuatro ministros (de Italia y del Benelux), en razón de la niebla que bloqueó las comunicaciones. En esta reunión varios países rechazaron una nueva propuesta de compromiso, presentada por Italia, sobre la pesca.La reunión empezó con dos horas de retraso. Se acabó tres horas después. Sólo 60 minutos fueron dedicados al tema ibérico. Al término de la reunión, su presidente, el italiano Giulio Andreotti, manifestó que si en la sesión de negociación que tendrá lugar del 17 al 20 de marzo no se produce el acuerdo final para firmar el tratado de adhesión a mediados de abril, la fecha del 1 de enero de 1986, dados los plazos técnicos de ratificación, "podría no ser respetada". "En marzo, o se llega a una conclusión, o el que lo impida tendrá que asumir su responsabilidad", añadió Andreotti, para el cual "si no hay acuerdo en marzo es inútil volver a vernos después".

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Sobre el tema presupuestario, España se encuentra entre dos fuegos cruzados. Varios países de la CEE rechazan el vínculo jurídico (aunque no el político) que, tras el acuerdo franco-alemán de París introdujo ayer la RFA en la reunión de Bruselas entre la ratificación de los nuevos recursos financieros de la CEE y la ratificación de los tratados de adhesión de España y Portugal.

Por otra parte, según explicaron fuentes comunitarias, la fórmula alemana admite la posibilidad de un retraso en el ingreso español. Pues, explicaron, si -por un motivo cualquiera- la ratificación simultánea no se produce hasta marzo de 1986, por ejemplo, los nuevos recursos de la CEE entrarían retro activamente en vigor desde el 1 de enero de 1986, lo que no causa problemas. Pero el ingreso español -eso sí, con la ratificación asegurada- podría demorarse hasta abril o julio de 1986 o hasta el 1 de enero de 1987. "Es posible, esa es la apertura que hace Alemania", aseguraron fuentes comunitarias. Cabe recordar que el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, señaló recientemente que no tiene garantías -"garantías, lo que se dice garantías no, aunque creo que sí"- de que Bonn ratificaría el ingreso español antes del referéndum sobre la OTAN, previsto para principios de 1986.

La presidencia italiana presentó ayer una nueva fórmula de compromiso en el capítulo pesquero que omite la obligación directa para España de reestructurar su flota (y, por tanto, también omite las ayudas comunitarias). La presidencia propugna una transición en dos fases hasta el año 2002.

En la primera fase, de ocho a 10 años de duración, la pesca española en aguas de la CEE se vería sometida a restricciones y controles por medio de un sistema de dobles listas, limitándola a las zonas y a las especies en que España pesca en la actualidad (lo que, de hecho, obligaría a una reestructuración de la flota). En la segunda fase, la única limitación que desaparecería es la geográfica. Desde el ingreso, España tendría unas cuotas de pesca (no se dice aún cuáles) que crecerían al mismo ritmo que las de los otros países. Unos 30 minutos después, esta propuesta era rechazada por el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca.

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