Crítica:TEATRO /'OFICIO DE TINIEBLAS'

Añoranza de un texto

Cinco grupos de Bilbao se unen en un solo espectáculo con el título de Oficio de tinieblas. Tiene interés ver esta capacidad de unificar a quienes, sin duda, tienen conceptos distintos del teatro; es un buen precedente. Interesa también ver cómo pueden fundirse algunas estéticas diferentes: por ejemplo, la de Kantor, con sus figuras como de madera y su idea del teatro de la muerte, y la de Els Comediants, con sus aquelarres, aunque en el primer caso no se repita el humanismo patético y en el segundo no se consiga la brillantez de la fiesta. Como aportación propia, y bastante impo...

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Cinco grupos de Bilbao se unen en un solo espectáculo con el título de Oficio de tinieblas. Tiene interés ver esta capacidad de unificar a quienes, sin duda, tienen conceptos distintos del teatro; es un buen precedente. Interesa también ver cómo pueden fundirse algunas estéticas diferentes: por ejemplo, la de Kantor, con sus figuras como de madera y su idea del teatro de la muerte, y la de Els Comediants, con sus aquelarres, aunque en el primer caso no se repita el humanismo patético y en el segundo no se consiga la brillantez de la fiesta. Como aportación propia, y bastante importante, la sonoridad del espectáculo, la capacidad de convertir en cantata una gran prosa; hay buenas voces -como los solistas Amalia Zubiría, Fran Lasuen- , buen sentido coral y algunos buenos ensayos de sonido. Gusta ver que, a pesar de la dificultad de mover tantas personas y tantos medios, el funcionamiento es aceptable. Resulta pobre la dramaturgia -del también director José Ramón Barea-: los pequeños inventos son monótonos y los movimientos de escena demasiado repetidos.Lo que desorienta es la elección del texto. Quizá porque se le tiene tanto amor a la prosa de Cela, y dentro de ella a su Oficio de tinieblas, se produce una inevitable comparación entre el texto escrito y el texto cantado, declamado o dicho. El texto de Cela, con su patetismo y su humor alto, está hecho para la intimidad de la lectura, con su comunicación directa: como un largo poema. Molestan los intermediarios, las inflexiones que se le puedan dar para declamarlo: aparece de una manera distinta, y se tiene la impresión de que ha sido, más que interpretado, utilizado. Se añora su lectura.

Oficio de tinieblas, de Camilo José Cela

Intérpretes: grupos Cobaya, Karraka, Kukubiltxo, Orain y Teatro Estudio de Bilbao.Escenografía, vestuario e iluminación: Maribel Belastegui, Raymon y John y Garay. Dramaturgia y dirección: José Ramón Barea.Sala Olimpia. Madrid, 30 de octubre de 1984.

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