La CEE concede a Centroamérica una ayuda económica modesta y expresa su pleno apoyo al proceso de paz en la región

Un apoyo decidido al acto de paz de Contadora y el compromiso de negociar en seis meses un acuerdo de preferencias generalizadas, son las dos conclusiones más importantes de la conferencia de San José, que finalizó el sábado por la tarde entre unanimidades y sonrisas. En el capítulo de la ayuda económica directa, los resultados fueron bastante magros: los centroamericanos pidieron 1.000 millones de dólares con la esperanza de conseguir al menos una cuarta parte y, al final, tuvieron que conformarse con solo 45 millones, acogiéndose a la filosofia tan hispánica de que menos da una piedra.
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Un apoyo decidido al acto de paz de Contadora y el compromiso de negociar en seis meses un acuerdo de preferencias generalizadas, son las dos conclusiones más importantes de la conferencia de San José, que finalizó el sábado por la tarde entre unanimidades y sonrisas. En el capítulo de la ayuda económica directa, los resultados fueron bastante magros: los centroamericanos pidieron 1.000 millones de dólares con la esperanza de conseguir al menos una cuarta parte y, al final, tuvieron que conformarse con solo 45 millones, acogiéndose a la filosofia tan hispánica de que menos da una piedra.

El ministro de Asuntos Exteriores español, Fernando Morán, analizó los resultados de la reunión en los siguientes términos: "Ha sido muy positiva, aunque la mayoría de sus efectos son de largo plazo. Ha abierto el camino para institucionalizar las relaciones entre la Comunidad Económica Europea y Centroamérica, y ha dado un apoyo específico al acta de Contadora en su versión revisada".La conferencia no ha tenido, a su juicio, un carácter antinorteamericano, aunque contribuirá a corregir una situación que calificó de insana, según la cual un solo país de occidente, Estados Unidos, ha venido influyendo en esta zona del mundo.

La carta de Shultz a sus colegas comunitarios, cuya autenticidad fue confirmada por los ministros de Francia e Italia, Claude Chaysson y Giulio Andreotti, causó un serio malestar, pero en el transcurso de la conferencia sólo el representante nicaragüense aludió a ella como una muestra de lis métodos que utiliza Estados Unidos.

Andreotti no quiso opinar sobre la materia y Cheysson declaró que ningún país tiene derecho. a impedir a otros su presencia en determinada región. La carta fue enviada hace tres semanas al ministro de Asuntos Exteriores irlandés Peter Barry, en su calidad de su presidente de turno del Consejo de Ministros de la Comunidad Económica Europea. Éste la giró a sus colegas, como es costumbre.

Malestar en Washington

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Diplomáticos norteamericanos no han ocultado estos días su malestar por lo que califican como una intromisión europea en una región que forma parte del primer cinturón de seguridad de Estados Unidos y que para Europa no pasa de ser una zona periférica.

Después de reiterar que ni en sus planteamientos originales ni en su desarrollo la conferencia ha tenido el propósito de enfrentarse a Estados Unidos, Fernando Morán declaró que es positivo que en Centroamérica se introduzca un factor de equilibrio. "Sería ingenuo pensar que un solo hecho pueda alterar un entramado histórico, pero es bueno que haya un cierto grado de diversificación en las relaciones". Otras fuentes fueron más tajantes, al calificar la carta de Shultz corno una torpeza diplomática.

Lo cierto es que Estados Unidos no logró ninguno de sus propósitos. Nicaragua no ha sido excluida de la ayuda económica y su posición quedará reafirmada en el momento en que firme el acta de Contadora, convertida ya, de hecho, en un patrón de conducta para Centroamérica. Por otra parte, Europa ha puesto un pie seguro en esta zona que Estados Unidos considera propia.

No obstante, el ministro nicaragüense de Asuntos Exteriores, Miguel D'Escoto, recordó ayer en Managua que no habrá paz en Centroamérica si "EE UU, el principal creador de trastornos en la región, no acepta firmar el protocolo adicional del acta de Contadora". Los signatarios de dicho protocolo adicional se comprome terán a abstenerse de emprende acciones "susceptibles de impedir que el acta de paz logre sus objetivos". Aun existiendo estas desconfianzas, el representante nicaragüense reiteró que su país suscribírá el acta sin reservas.

Por lo que se refiere a este primer encuentro institucional entre Europa y Centroamérica, los aspectos políticos han prevalecido sobre los económicos, en buena parte para salvar una conferencia que en este último terreno ha dejado una escasa cosecha. La ayuda directa actual de 30 millones de dólares se eleva a 45 millones y hay algunas promesas de cooperación técnica para proyectos agrícolas.

Más positiva puede ser la promesa de negociar un acuerdo de preferencias generalizadas bajo una fórmula similar a la que aplicó la Comunidad Económica Europea a los países del sudeste asiático. Edgar Pisani, que fue tajante al enumerar las limitaciones actuales de la Comisión Europea, mencionó un plazo de seis meses para negociar este convenio.

A falta de contribuciones económicas de mayor entidad, el comunicado final se centró en cuestiones políticas. El apoyo a Contadora se tradujo en una alusión específica al acta de paz, fórmula que no termina de satisfacer a Estados Unidos.

El documento recoge también una renuncia expresa al uso de la fuerza para resolver los conflictos de la región. Un diplomático español opinó que, después de firmar ese comunicado, Europa no podría quedarse cruzada de brazos ante una hipotética intervención norteamericana en Nicaragua o cualquier otro país de América Central.

Morán declaró que "Nicaragua ha salido de esta conferencia más legítimada como miembro de la comunidad centroamericana, lo que le resta posibilidades para una evolución radical". Definió la posición del Gobierno español respecto a los sandinistas como "comprensiva, pero no acrítica". También afirmó que no habrá observadores institucionales en las elecciones nicaragüenses, como tampoco los hubo en las salvadoreñas.

La conferencia fue una especie de lonja de contratación política por donde deambularon Arturo Cruz, líder de la Coordinadora Democrática Nicaragüense, y los opositores salvadoreños Guillermo Ungo y Rubén Zamora. Con los dos grupos se entrevistó el ministro español.

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