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La colección El libro de bolsillo de Alianza Editorial nació hace 1.000 números, en 1965. Quienes vivieron aquella aventura recuerdan hoy el contexto en el que surgió la iniciativa cultural que hoy perdura. La falta de lectores, la existencia de una censura férrea y la escasa atención prestada por la Administración a actividades de este género hacían difícil apostar a favor de una aventura que incluía la narrativa, la poesía, el pensamiento y la ciencia.José Ortega Spottorno, desde 1966 a 1977, José Vergara Doncel, fallecido el pasado año, y Diego Hidalgo, desde 1983, han sido los suces...

La colección El libro de bolsillo de Alianza Editorial nació hace 1.000 números, en 1965. Quienes vivieron aquella aventura recuerdan hoy el contexto en el que surgió la iniciativa cultural que hoy perdura. La falta de lectores, la existencia de una censura férrea y la escasa atención prestada por la Administración a actividades de este género hacían difícil apostar a favor de una aventura que incluía la narrativa, la poesía, el pensamiento y la ciencia.José Ortega Spottorno, desde 1966 a 1977, José Vergara Doncel, fallecido el pasado año, y Diego Hidalgo, desde 1983, han sido los sucesivos consejeros delegados de Alianza Editorial que han impulsado esta iniciativa, a la vez desde el plano de la empresa y desde el punto de vista de la aportación cultural Daniel Gil, diseñador al que estos días se dedica un homenaje gráfico en la Biblioteca Nacional, en Madrid, ha sido el autor de todas las cubiertas de la colección, que se inició con un libro de José Ortega y Gasset (Unas lecciones de metafísica) y culmina ahora con una edición del Quijote realizada desde la perspectiva de los estudios literarios más recientes de la obra cervantina. Jaime Salinas (luego impulsor de la nueva etapa de Alfaguara y hoy director general del Libro), y Javier Pradera han sido los directores de edición de esta colección.

Los promotores de la colección de bolsillo de Alianza, al llegar al número 1.000, miran hacia atrás y se hacen una reflexión sobre lo que en el panorama cultural español ha significado su iniciativa: "Se ha tratado de poner a disposición de un público mayoritario, de una manera moderna, lo que siempre se pensó en este país que era patrimonio exclusivo de las élites".

Raymond Aron ocupó el número 3 de la colección; Kafka, el ; Bareja -el impío don Pío-, el 7 y luego el 50 y el 100; Clarín, el 8 y el 21. Y entre los primeros 100 números había títulos de extranjeros como Freud, Malthus, Bachelard y Schumpeter, junto a los de españoles como Julio Caro Baroja, Miguel Delibes, entre los vivos; y Ortega, Castelao, Díaz del Moral, Larra y Jovellanos. Hoy forman parte de una historia cuyo mejor final solo puede ser el del clásico folletín: continuará...