LA LIDIA

Interior carece de estructura para controlar el espectáculo taurino

El espectáculo taurino depende fundamentalmente del Ministerio del Interior, donde no hay estructura administrativa ni dotación presupuestaria suficientes para dirigir y controlar todos sus estamentos, que, por añadidura, están caracterizados por una gran complejidad.Las representaciones de estos estamentos llevan muchos años manifestando su aspiración de que se cree un organismo unitario que asuma, o por lo menos coordine, los aspectos de la fiesta en los que entienden distintos departamentos, desde la seguridad social de los profesionales y sus reglamentaciones laborales (Trabajo) hasta la c...

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El espectáculo taurino depende fundamentalmente del Ministerio del Interior, donde no hay estructura administrativa ni dotación presupuestaria suficientes para dirigir y controlar todos sus estamentos, que, por añadidura, están caracterizados por una gran complejidad.Las representaciones de estos estamentos llevan muchos años manifestando su aspiración de que se cree un organismo unitario que asuma, o por lo menos coordine, los aspectos de la fiesta en los que entienden distintos departamentos, desde la seguridad social de los profesionales y sus reglamentaciones laborales (Trabajo) hasta la cuestión ganadera (Agricultura, Pesca y Alimentación).

Pero también aspiran a que el control del espectáculo, que compete exclusivamente a Interior, se ejerza con suficientes medios y garantías, y añada a su aspecto policial y fiscalizador. las acciones necesarias para que su propia dinámica tenga la adecuada respuesta en la Administración.

Seguimiento policial

No sólo son necesarios la correcta divulgación del espectáculo, que continuamente piden los empresarios, o el seguimiento policial de los mandatos reglamentarios, que con no menor empeño demandan los aficionados, sino también su actualización permanente; adecuación de las estructuras económicas de cada uno de sus elementos; estudio globalizado de la ganadería de bravo y fórmulas para su conservación, mejora y rentabilidad; formación de toreros y aula permanente donde se enseñe la técnica de la lidia con cuantas suertes ha producido la tauromaquia de todos los tiempos.Una simple sección en Interior, prácticamente sin presupuesto, personal ni autonomía, dependiente jerárquicamente de la maraña de servicios, subdirecciones y demás órganos administrativos y dependencias en que se desarrolla un departamento ministerial, no es medio para llevar a la práctica, o conocer siquiera, la vasta tarea antes apuntada. Por eso los representantes de todos los sectores del mundo taurino piden la creación de una dirección general específica, y quisieran que se encuadrara en el Ministerio de Cultura.

La fiesta taurina es, en efecto, un fenómeno cultural -a despecho de cuanto argumenten sus detractores, que esta es otra cuestión-, y a partir de ahí es como debe empezar a contemplarse. Luego vendrán su arraigo y difusión, las inversiones que requiere y la riqueza que genera, la correcta ordenación del espectáculo y todas las facetas derivadas, entre ellas el cumplimiento de los reglamentos y los problemas de orden público que plantee, en las cuales el Ministerio del Interior tiene un importante papel que, de todas formas, no deja de ser parcial.

Asociaciones y agrupaciones taurinas han hecho numerosas propuestas y gestiones, a lo largo de los años, para que el epectáculo se integre en Cultura, y siempre se han encontrado con la oposición del Ministerio del Interior -donde no quieren perder esta competencia-, unida a la pasividad de los sucesivos Gobiernos. El nombramiento de unasesor para asuntos taurinos. Parece ser que éste, va a ser todo el esfuerzo que se haga en el departamento para mejorar el tratamiento de la fiesta.

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