Vuelven al teatro de La Zarzuela 'La Tempranica' y 'La Gran Vía'

Después de las controvertidas representaciones de Rigoletto, vuelve al escenario de la Zarzuela el programa que tanto éxito logró en fechas anteriores: La Tempranica y La Gran Vía. A partir de hoy, día 23, quienes no tuvieron ocasión de asistir al original montaje, dirigido por Adolfo Marsillach, de La Gran Vía, de Felipe Pérez y González, con música de Chueca y Valverde, podrán conocerlo.Adelantada del género revisteril, La Gran Vía ha sido entendida desde esta óptica por Adolfo Marsillach, apoyado en unos acertados escenarios de Cytrinowsky y con un reparto de cal...

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Después de las controvertidas representaciones de Rigoletto, vuelve al escenario de la Zarzuela el programa que tanto éxito logró en fechas anteriores: La Tempranica y La Gran Vía. A partir de hoy, día 23, quienes no tuvieron ocasión de asistir al original montaje, dirigido por Adolfo Marsillach, de La Gran Vía, de Felipe Pérez y González, con música de Chueca y Valverde, podrán conocerlo.Adelantada del género revisteril, La Gran Vía ha sido entendida desde esta óptica por Adolfo Marsillach, apoyado en unos acertados escenarios de Cytrinowsky y con un reparto de calidad en el que figuran Ángeles Chamorro, Alfonso del Real, Ángel de Andrés e Irene Daina.

Antes, La Tempranica, de Julián Romea y Gerónimo Giménez, defiende sus valores como un director antecedente de La vida breve, de Manuel de Falla. Adolfo Marsillach, al dirigir la obra, huyó de tópicos realistas y poetizó el sencillo argumento. "He tratado de conseguir un espectáculo vivo", dijo Marsillach, "en el que letra y música tengan algo que decir -además de producirles el placer de escuchar- a los espectadores de hoy".

Género adelantado

Belén Genicio, en la Tempranica, y Javier Alaba, en don Luis, encabezan un reparto al que la coreografía de Alberto Lorca añade variedad, eficacia y dimensión poética.Las raíces populares de La Tempranica, como las castizas y ciudadanas de La Gran Vía, muestran cómo la zarzuela, y sobre todo el denominado género chico, funcionó como adelantado de la escuela nacionalista de nuestro país, que culminaría en Falla y tomaría un sesgo neocasticista en Joaquín Rodrigo. Los montajes de la Zarzuela, vienen a subrayar el valor del género como teatro de amplia convocatoria popular.

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