Pacifismo y misilesLos movimientos por la paz difuminan la frontera Este-Oeste en Europa

El disidente húngaro Lazlo Rajk denuncia el aumento de la represión en su país

El problema de la: paz ejerce una atracción cada vez mayor en Hungría, aunque el proceso de toma de conciencia es más lento que en Occidente, ya que los medios de comunicación desempeñan un papel "completamente diferente", según manifiesta Lazlo Rajk, uno de los principales animadores de la oposición democrática en Hungría, hijo del antiguo dirigente comunista que combatió en las Brigadas Internacionales y fue ejecutado en 1951 por la represión estaliniana.Rajk ha logrado mantener en Hungría un espacio de libre actividad cultural, ediciones, reuniones, incluso con cierto contenido. político. É...

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El problema de la: paz ejerce una atracción cada vez mayor en Hungría, aunque el proceso de toma de conciencia es más lento que en Occidente, ya que los medios de comunicación desempeñan un papel "completamente diferente", según manifiesta Lazlo Rajk, uno de los principales animadores de la oposición democrática en Hungría, hijo del antiguo dirigente comunista que combatió en las Brigadas Internacionales y fue ejecutado en 1951 por la represión estaliniana.Rajk ha logrado mantener en Hungría un espacio de libre actividad cultural, ediciones, reuniones, incluso con cierto contenido. político. Él opina, sin embargo, que "se ha exagerado algo; en todo caso, lo que hacemos no depende de la benevolencia de la policía o del Gobierno, sino de la eficacia de nuestro sistema clandestino para editar y distribuir ciertos textos; desde diciembre pasado la policía ha reforzado sus medidas para acabar con las publicaciones clandestinas, el samizdat; la represión es cada vez más dura contra nosotros. El responsable de una de las editoriales ha sido golpeado en público en pleno día por la policía; luego se le ha acusado de violencia contra la policía; y si mis noticias no son erróneas, está amenazado de un proceso y podría ser condenado a dos o tres años de cárcel. .Al mismo tiempo se toman otras medidas; se nos expulsa de las casas en donde nos reunimos; se despide del trabajo a personas cuando descubren que participan en movimientos independientes; o se les obliga a trabajar en labores que no corresponden a su cualificación. Pero si se compara nuestra situación con Checoslovaquia o Rumanía, desde luego estamos más libres".

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Rajk cree que es sintomático que "se haya despertado al mismo tiempo, en el Este y en el Oeste, un mismo interés por el desarme y la paz; por eso es tan importante el esfuerzo que hacemos por facilitar documentos, informaciones, al margen de la Prensa oficial, instrumentos que ayudan a una auténtica toma de conciencia. Por otra parte, hay un interés creciente por conocer la historia verdadera de Hungría. Los jóvenes no aceptan las versiones de los historiadores oficiales que deforman los hechos: la revolución húngara de 1956, cómo Hungría pudo ser incorporada a la invasión de Checoslovaquia. Los jóvenes quieren saber la verdad de lo que ha ocurrido".

Consignas devaluadas

"Mi padre fue una personalidad importante de la historia revolucionaria de Hungría. Es cierto que ha sido rehabilitado, después de su juicio y ejecución en tiempos de Stalin; incluso se ha dado su nombre a una calle; pero sólo se ha restablecido la mitad de la verdad. La verdad completa no es conocida por la juventud de hoy. Claro que como el Gobierno quiere conservar a mi padre como un héroe nacional, eso nos ha dado cierta protección; pero esa protección no duró mucho. Y lo que ahora de verdad nos ayuda es el apoyo que tenemos en sectores muy amplios de la intelectualidad".

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Las diferencias que se han manifestado en la reunión de Milán se deben a que, "inevitablemente, la consigna de la paz en el Este está devaluada como consecuencia de que es utilizada para su política por los Gobiernos, en primer lugar por el Gobierno de la URSS.

Se convierte en algo casi ridículo para el hombre de la calle hablar de la paz, cuando Andropov es el que más habla de paz. Pero lo que ocurre es que, al mismo tiempo, en Occidente, la consigna de derechos humanos también está devaluada porque, claro, es ridículo que sea Reagan el que hable de derechos humanos. Por tanto, en el Oeste hay que demostrar a la gente que no es ridículo hablar de derechos humanos. Y en el Este tenemos que dar pleno valor a la idea de paz. En el fondo, una cosa no se puede realizar sin la otra, y aquí, en Milán, es la primera vez que hemos abordado este problema de cara. No quiere decir que esta reunión vaya a resolver las cosas; pero se ha abierto un diálogo que continuará.

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