12 títulos concurren al Premio Sésamo de novela corta

Una nueva edición del Premio Sésamo de novela corta se falla esta noche en Madrid. Han sido seleccionadas doce obras de los 117 originales recibidos, tiene una dotación económica de 200.000 pesetas y la publicación de la novela, junto con el prestigio de unos galardones que han dado nombre a toda una generación de escritores y artistas. El jurado está formado por Juan Antonio Cabezas, Alfonso Grosso, Miguel Angel Molinero, Juan José Millas, Antonio Ferres, Rosa Montero y Luis Suñen.

Las cuevas de Sésamo serán, de nuevo, el escenario del fallo de esta nueva edición del Premio Sésamo,...

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Una nueva edición del Premio Sésamo de novela corta se falla esta noche en Madrid. Han sido seleccionadas doce obras de los 117 originales recibidos, tiene una dotación económica de 200.000 pesetas y la publicación de la novela, junto con el prestigio de unos galardones que han dado nombre a toda una generación de escritores y artistas. El jurado está formado por Juan Antonio Cabezas, Alfonso Grosso, Miguel Angel Molinero, Juan José Millas, Antonio Ferres, Rosa Montero y Luis Suñen.

Las cuevas de Sésamo serán, de nuevo, el escenario del fallo de esta nueva edición del Premio Sésamo, a la que concurren las novelas de Ángel García Fernández Fernando Nestares, Juan Carlos de Aldi, José Luis Aguilar, Ignacio Fontes, Julio Escoto, María Paz Díaz, Joaquín Márquez, Dimas Mas, Jordi Grau, José A. Garriga y Sergio Rodríguez.En torno a las tertulias de las cuevas de Sésamo, en la calle del Príncipe número 7, surgieron a mediados de los años 50 una serie de convocatorias, que impulsaron definitivamente la difusión del arte y la literatura de posguerra en la capital. Tomás Cruz, propietario del local y promotor de los premios, ha visto peligrar en los últimos meses su continuidad debido a la desaparición de la editorial Legasa, que hasta ahora venía publicando las obras premiadas. Un acuerdo con la editorial Debate ha hecho posible finalmente la perpetuación del premio.

El local, propiedad de María del Carmen Ponte, esposa de Tomás Cruz, fue renovado y en 1950 se inauguró la originaria cafetería Sésamo. Un año después, "casi providencialmente", removiendo viejos cascos y sables monárquicos de la época de Jordana, aparecieron tras un panderete, unas cuevas inhabitadas desde hacía noventa años.

Aquello ofrecía posibilidades nuevas y tras unir las dos dependencias se inauguraron las cuevas de Sésamo en mayo de 1951. Literatos y artistas se sintieron pronto identificados con aquel ambiente y al calor de las primeras tertulias fueron surgiendo una serie de iniciativas como sesiones de cine, coloquios y lecturas.

En 1952 se otorgó el primer premio Sésamo, de obras de teatro en un acto. La convocatoria fue ganada por Evaristo Acevedo; en segundo lugar se clasificó Jesús Fernández Santos. De este primer intento, se pasó en 1955 a la concesión de premios de cuento y pintura, logrados por Jesús López Pacheco y Lucas Castell, respectivamente, en su primera edición. Poco a poco los premios, convocados trimestralmente, fueron ganando prestigio. Autores como Antonio Ferres, Medardo Fraile, Fernando Quiñones, Luis Goytisolo, Isaac Montero, Juan Marsé y Alfonso Grosso se dieron a conocer a raíz de la obtención del Sésamo.

Al mismo tiempo, las tertulias de la calle del Príncipe número 7 iban poblándose de artistas, escritores, poetas y periodistas. El grupo de autores realistas en torno a Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Medardo Fraile -que obtuvo uno de los primeros Sésamo de cuento- paraba allí a menudo. Camilo José Cela, González Ruano, Buero Vallejo, Dámaso Alonso, Adolfo Marsillach, Alvaro de Laiglesia, Edgar Neville, Luis Escobar, José Tamayo y otras gentes del teatro y las letras eran vistos en Sésamo con frecuencia.

A Jean Cocteau, según cuentan los reportajes de la época, le llevó a las cuevas Luis Miguel Dominguin. Hemingway firmó un ejemplar de El viejo y el mar a petición de Tomás Cruz y Ava Gadner se asomó alguna vez. Dicen que Juliette Grecó cantó una noche. El entonces príncipe Juan Carlos también quiso siaber lo que era aquello y bajó en cierta ocasión, según aseguran los viejos sesamistas.

En 1957 se concede el primer premio Sésamo (le novela corta, ganado por Vicente Carredano.

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