Reportaje:

Los Festivales de Olite suponen en agosto un respiro en el desierto cultural de Navarra

80.000 personas participan en las actividades artísticas del certamen

Los Festivales de Navarra en Olite, bajo los que subyace una concepción distinta con respecto a las dos ediciones anteriores, empezando incluso por el nombre (anteriormente se denominaron Festivales de Olite), son para Navarra, en opinión del socialista y responsable de Cultura de esta comunidad foral, Jesús Malón, "el encuentro esperado con el arte y la cultura".Pero de nada o de muy poco sirven estos festivales, según personas relacionadas con el mundo cultural de Navarra, si la Diputación Foral, entidad organizadora de esta muestra cultural a través de la institución Príncipe de ...

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Los Festivales de Navarra en Olite, bajo los que subyace una concepción distinta con respecto a las dos ediciones anteriores, empezando incluso por el nombre (anteriormente se denominaron Festivales de Olite), son para Navarra, en opinión del socialista y responsable de Cultura de esta comunidad foral, Jesús Malón, "el encuentro esperado con el arte y la cultura".Pero de nada o de muy poco sirven estos festivales, según personas relacionadas con el mundo cultural de Navarra, si la Diputación Foral, entidad organizadora de esta muestra cultural a través de la institución Príncipe de Niana, no emplea, también sus esfuerzos con los grupos artísticos de la provincia o promueve actividades artísticas y culturales. La sequía cultural que hay en Navarra en los últimos meses, unida a la desaparición de espectáculos como las noches de verano o el festival de jazz, hacen que el panorama parezca desolador.

Esta difícil situación, el cese de Valentín Redin, anterior coordinador general de los festivales, la dimisión del director de Príncipe de Viana, Fernando Redón, a escasos meses del comienzo de esta muestra cultural, y la celebración de elecciones regionales hicieron temer por la desaparición de esta cita anual, de carácter cultural.

Pero aun así, la diputación decidió en el mes de marzo encomendar a los responsables de Príncipe de Viana la elaboración de una propuesta de programa, pese a conocer un informe en el que aparecieron ciertas irregularidades económico-administrativas en los Festivales de Olite 1982, de las que, por otra parte, no se desprendía ningún tipo de responsabilidad penal o civil, puesto que todo el gasto superior producido (13 millones de pesetas) correspondía a trabajos, obras o servicios efectuados.

En un tiempo verdaderamente récord se preparó esta tercera edición que sus organizadores denominan festival de todas las artes y que cuenta con un presupuesto total de 27 millones de pesetas para un mes lleno de actividades, en las que se calcula que participarán directa o indirectamente alrededor de 80.000 personas, 40.000 más que en la edición de 1981.

Por parte de los organizadores se ha querido proporcionar este año a los Festivales de Navarra, en contra de lo sucedido en las dos ocasiones anteriores en que se ha celebrado, un espíritu de encuentro y de aprendizaje de todas las artes por medio de cursos impartidos por, destacados especialistas en cada campo de las actividades artísticas. "Queremos desarrollar durante todo este mes", señala Tako Pezonaga, coordinador del equipo técnico y artístico de los festivales, "actividades propias de una universidad de las artes destinada a los navarros u otras personas interesadas en acercarse a las diversas facetas de la vida cultural".

Críticas al escenario

Una de las críticas más frecuentes que se hace a los organizadores es el lugar elegido para la celebración de esta muestra cutural: Olite, una población situada en la zona media de Navarra, que está distante unos 40 kilómetros de Pamplona y su comarca, donde reside casi el 50% de la población de esta comunidad foral. Se le reconoce, eso sí, el valor del incomparable marco en que se desarrollan estas actividades. Otra de las facetas criticadas es el hecho de que para acudir a Olite no haya, en contra de lo sucedido en años anteriores, un servicio de autobuses que salga de las poblaciones más importantes hasta el lugar de los festivales.Ante esto, Tako Pezonaga afirma: "Nosotros nos encargamos de los festivales tres meses antes de que comenzasen, y ya no teníamos tiempo material para realizar la idea que de alguna manera pretendíamos, y era la de que en diferentes poblaciones de Navarra se pudiesen impartir algunos de estos cursos o desarrollar otras actividades. Así pues, por la falta de tiempo tuvimos que afrontar la situación centrándonos en Olite y preparar en esta ciudad la infraestructura necesaria para los grandes espectáculos: el castillo de Olite. No me molesta en absoluto, al contrario, me agrada. aunque eso sí, que se dote también a Pamplona, Tudela, Estella, Leyre, Sanguesa, Alsasua u otras localidades de otras actividades culturales".

750 cursillistas

En todo el mes se prevé la realización de un total de 15 cursillos en los que participan algo más de 750 cursillistas provenientes la mayoría de Navarra (un 70%) y el resto de las provincias limítrofes. Para algunas de estas personas, que acuden ya a clases de destacados especialistas en sus respectivos campos, como María Teresachenlo (música barroca), Alberto Bolet (música de cámara), Flora Albaicín (danza española), William Layton (interpretación teatral), Miguel Narros (dirección teatral) o Arnold Taraborrelli (curso de movimiento), estos festivales son, según Jesús Malon, "un primer contacto con el mundo del arte, y para otros supondrán la confirmación del trabajo de todo el año, con la posibilidad de perfeccionarlo con los grandes maestros nacionales y extranjeros".

Alternativas

Pero además de cursos, charlas o conferencias, durante el mes de agosto se pueden visitar en Olite exposiciones de pintura contemporánea, comic o de arquitectura. También a lo largo de estos días, una serie de escritores como Juan Benet, Julio Caro Baroja, Enrique Tierno Galván, Agustín García Calvo o José Luis López Aranguren acuden a Olite para participar en encuentros literarias.No obstante la idea de la organización de proporcionar a los festivales un espíritu de encuentro y de aprendizaje, los espectáculos previstos para los fines de semana tienen también una misión docente. Si en 1981 actuaron, entre otros, el ballet de Rusillo y la compañía de Nuria Espert, o en el de 1982 lo hicieron Lindsay Kemp, Marcel Marceau o el Ballet Nacional de Cuba, con Alicia Alonso, este año intervienen los Colombaioni, el Theatre de L'Arche, el Taller de la ópera de Madrid, el Gran Ballet de la ópera de Ginebra, Alaska y Dinarama y Tommy Flanaghan, este último en una sesión de jazz.

"No estoy de acuerdo con el comentario que se escucha por ahí en el sentido de que los espectáculos de este año son de inferior calidad que los de las dos ediciones anteriores y cualitativamente inferiores que los del Festival Internacional de Santander. No son inferiores, lo que ocurre es que son dos festivales distintos. Además, mientras ellos tienen más de 100 millones de pesetas de presupuesto, nosotros tenemos 27, y por ello no los podemos comparar. Y nunca lo hemos hecho. Son festivales distintos, pero, en mi opinión, no es menos importante el ballet de la ópera de Ginebra que el Ballet Nacional de Cuba, que el año pasado estuvo en Olite y éste va a Santander". "De alguna manera", continúa, "ese comentario se ha debido a que los espectáculos que este año hemos traído a Olite son de menos relumbrón publicitario, pero que quede claro que nosotros no hemos rebajado ni un ápice la calidad de los grandes espectáculos populares del fin de semana".

"Lo que sí hemos hecho", concluye "es invertir más en los cursos o conferencias, sacándolo de otras partidas, como la de autobuses, por ejemplo; pero la calidad de los espectáculos de fin de semana está fuera de toda duda, porque a ver quién se atreve a decir que el Theatre de L'Arche es de menor categoría que los espectáculos que están yendo a Santander. Yo, desde luego, no...".

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