Antoine Gallimard cree que "el secreto de una editorial es la política de autor"

"El secreto de Gallimard ha sido llevar una política de autor", dice Antoine Gallimard, director y propietario de la editorial que hace ya setenta años fundara su abuelo. Antoine, que ha recogido,con sus hermanos una tradición asentada en un fondo riquísimo, considera que Ias medidas del Gobierno socialista francés para el relanzamiento cultural aún no se hacen notar en el mundo del libro, aunque hay buenas perspectivas".

Basar la política editorial en una determinada conducta con los autores, -"esta política consiste en ir publicando el total de la obra de nuestros autores, ir dándoles...

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"El secreto de Gallimard ha sido llevar una política de autor", dice Antoine Gallimard, director y propietario de la editorial que hace ya setenta años fundara su abuelo. Antoine, que ha recogido,con sus hermanos una tradición asentada en un fondo riquísimo, considera que Ias medidas del Gobierno socialista francés para el relanzamiento cultural aún no se hacen notar en el mundo del libro, aunque hay buenas perspectivas".

Basar la política editorial en una determinada conducta con los autores, -"esta política consiste en ir publicando el total de la obra de nuestros autores, ir dándoles a conocer en toda su extensión"- es, según Antoine Gallimard, el secreto de su editorial. O lo que es lo mismo, el secreto de una "sociedad comercial y cultural", dice, que ha hecho algo más que sobrevivir durante la mayor parte del siglo, desde 1913 a nuestros días: ha conseguido convertirse en toda una institución, a través de setenta años en los que Francia ha vivido dos guerras y varias crisis, y en los que Gallimard no ha hecho sino crecer en prestigio, pero también en capacidad económica. Antoine Gallimard pasa unos días en Madrid, en conversaciones con diversas personalidades del mundo de la cultura y de la edición, junto con su colaborador, el novelista argentino Héctor Bianciotti, encargado en Gallimard de las ediciones de autores en castellano e italiano. "En este momento", dice, "estamos -realizando un esfuerzo para descubrir nuevos autores, sobre todo en literatura francesa, pero también en lenguas extranjeras". 1gual que publicamos Santuario, en 1931, cuando nadie conocía a Faulkner en los Estados Unidos, y lo seguimos publicando cuando allí seguía siendo un desconocido", dice Antoine Gallimard, "ahora traducimos a Flannery O'Conrior o Ferdinando Camón". "Además", dice con humor, "`a veces se resucitan muertos, por ejemplo, Alberto Savinio, un interesante escritor, hermano de Giorgio De Chirico".Uno de los casos más curiosos de estas revelaciones- Gallimard es quizá el de Borges, a quien ciertos lectores españoles conocieron en francés, por las traducciones de Roger Caillois, antes de leerle en la lengua común "Roger,Caillois", cuenta Antoine Gallimard, Fúe invitado en 1939 a Argentina por Victoria Ocampo, para que diera unas conferencias. Estalló la guerra y Caillois se quedó allí, en contacto con todo, ese mundo intelectual en que coincidian los argentinos de Sur, los exiliados españoles. y De ese viaje, en que Caillois aprendió el castellano, nació a su vuelta, la colección La Croix du Sud, dedicada a los autores latinoamericanos, que vivió hasta que el propio Caillois, veinte años después, consideró que ya no hacía falta una colección propia. Uno de los primeros autores que tradujo fue Jorge Luis Borges".

La presencia de Borges en Francia, invitado por el Gobierno, y la edición de sus Completas en La Plèiade, suscitan el primer comentario de Gallimard sobre la nueva política cultural francesa. "El anterior Gobierno dijo que le iba a invitar, pero nunca lo hizo. Yo creo que éste es un gesto que dice mucho sobre el valor del relanzamiento cultural francés". Un relanzamiento que todavía no se empieza a ver claro en el mundo del libro, porque "una medida del Ministerio de Finanzas, que congeló los precios, nos dificulta mucho, concrtamente, las reediciones. Trataron el libro como un simple producto mercantil, y no como un objeto de cultura". Otra medi da, en cambio, la de precio único del libro, que salva a las librerías francesas, muy golpeadas por el precio libre y la actuación de los grandes comercios libreros, como la FNAC, parece tener efectos contradictorios, según Antoine Gallimard, porque ,aunque permite ciertas ventas con descuentos, separa un públi co comprador especial". Para dar una idea, habla Antoine Gallimard de un fondo de 15.000 títulos, en casi veinte colecciones. Un fondo nacido en 1913, "un poco de la Nouvelle Revue Francaise, la NRF, la revista que André Gide, Jean Paulhan, Jacques Riviere y otros lanzaron contra el simbolismo, representado en la mejor revista de entonces, Mercure de France. Mi abuelo, Gaston Gallimard, fundó con ellos la editorial, cuya finalidad era dar a conocer todas las corrientes estéticas".

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