La duda en el País Vasco es desguazar buques o desafiar a la patrullera francesa

La flota vasca ha perdido en los últimos años buena parte de sus efectivos y hoy muchos propietarios de arrastreros dudan entre desguazar sus barcos o continuar desafiando a la patrullera francesa Ancelle, que vigila estrechamente las aguas comunitarias de ese país. Los barcos construidos en los últimos cinco años no llegan a la veintena, y los pesqueros vascos, con dieciocho años de vida, componen una flota envejecida y sin recursos. El origen de esta situación va más allá de las primeras restricciones impuestas por la Comunidad Económica Europea (CEE). Así, la flota de superficie (baj...

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La flota vasca ha perdido en los últimos años buena parte de sus efectivos y hoy muchos propietarios de arrastreros dudan entre desguazar sus barcos o continuar desafiando a la patrullera francesa Ancelle, que vigila estrechamente las aguas comunitarias de ese país. Los barcos construidos en los últimos cinco años no llegan a la veintena, y los pesqueros vascos, con dieciocho años de vida, componen una flota envejecida y sin recursos. El origen de esta situación va más allá de las primeras restricciones impuestas por la Comunidad Económica Europea (CEE). Así, la flota de superficie (bajura) experimentó un gran desarrollo en la década de los sesenta, al amparo de las facilidades crediticias ofrecidas para la construcción de nuevos buques, pero no en razón de las expectativas reales del sector.La supervivencia económica de estas empresas, que en muchos casos poseen una sola embarcación, se explica en esos años por la baja retribución de los pescadores, que cobran a porcentaje, y por la falta de creación de un fondo económico para amortizar la embarcación. La flota de superficie sufrió una disminución significativa años antes de que aparecieran las primeras restricciones de la CEE, restricciones que, junto con el encarecimiento de la energía y el aumento de los salarios, explican en buena parte el hundimiento del sector.

Efecto de las medidas de la CEE

Las medidas adoptadas por la CEE no parecen haber afectado al nivel de producción de la flota de superficie, pero sí al de la pesca de arrastre. En todo caso, el aumento del precio de venta del pescado que se ha multiplicado en la última década, compensa ampliamente esta reducción. Las embarcaciones de superficie se dedican a la captura de anchoa y atún preferentemente, especies migratorias que recorren también la cornisa cantábrica. Las medidas proteccionistas de la CEE no les afectan excesivamente, al contrario que a los pincheros, dedicados preferentemente a la pesca de la merluza y el besugo, pescados que tienen sus criaderos en aguas francesas.Juan María Urbieta, presidente de la Federación de Cofradías de Pesca de Guipúzcoa, considera que la solución es encontrar una tercera campaña, de forma que la flota de bajura pueda faenar en aguas comunitarias y alargar la temporada en Marruecos y los archipiélagos portugueses. Esta solución permitiría trabajar a la mayoría de los barcos, que por término medio permanecen cinco meses al año amarrados a puerto. El presidente de la federación de cofradías interpreta que en tanto no se llegue a esta fórmula no tiene sentido hablar de reestructuración de la flota, y añade: "Aunque el número de barcos disminuya a la mitad, no hay flota capaz de soportar económicamente las consecuencias de permanecer amarrada al puerto cinco meses al año".

José Antonio Urruticoechea, secretarlo de la cooperativa de armadores de Pasajes, asociación que encuadra a los propietarios de los barcos de arrastre no bacaladeros de ese puerto, sostiene que la única solución para este subsector es la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. De los 114 barcos que componen esta flotilla,- dedicada a la pesca de merluza preferentemente, sólo 58 faenan con asiduidad, y en los últimos cinco años ha desaparecido, camino del desguace o de otros puertos, un total de de 75 barcos. Desde el año 77 no ha sido construida ninguna embarcación.

Crisis en la bacaladera

La flota bacaladera, asentada casi exclusivamente en Pasajes, experimenta una crisis particularmente grave, que con toda probabilidad llevará al desguace a la mitad de sus barcos. La reducción de los cupos de extracción en los tradicionales caladeros de Canadá y Noruega y el aumento de los costes permiten comprender el hundimiento de este sector.El Gobierno vasco pretende ahora relanzar el puerto de Pasajes y el sector pesquero que depende de él mediante la aplicación de un proyecto que prevé la concesión de importantes subvenciones a aquellos barcos que se doten de instalaciones congeladoras y puedan así faenar más lejos en busca de nuevos caladeros.

El proyecto contempla igualmente la creación, en el mismo puerto, de un centro de comercialización del pescado congelado, además de la concesión de créditos para la modernización general de la flota pesquera, que suma en conjunto cerca de 650 barcos. La flota de atuneros congeladores, construida en su práctica totalidad en la década de los años setenta, es actualmente el único sector que se muestra rentable y con posibilidades de expansión. Los atuneros congeladores controlan sus propios canales comerciales y se han convertido de hecho en auténticas empresas industriales. Los expertos, y entre ellos técnicos del lKEI (Instituto Vasco de Estudios e Investigaciones), consideran necesaria la reestructuración de la flota pesquera vasca, la participación del sector en la comercialización del producto y la concentración empresarial en cooperativas de producción.

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