Sorprendente, pero no inesperado

El resultado de las elecciones en Uruguay es sorprendente, pero no inesperado. La victoria de la oposición a la dictadura militar ha sido rotunda e inequívoca. Pero el triunfo legítimamente le corresponde a la fracción del Partido Nacional que dirige un político de singular talento: Wilson Ferreira Alduanate.

Es el resultado de una política coherente, firme e intransigente, frente a una de las dictaduras más sangrientas del continente americano. Casi el 73% de los votos del Partido Nacional fue para el grupo del citado líder. El aumento de la oposición ha sido notable con respecto a...

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El resultado de las elecciones en Uruguay es sorprendente, pero no inesperado. La victoria de la oposición a la dictadura militar ha sido rotunda e inequívoca. Pero el triunfo legítimamente le corresponde a la fracción del Partido Nacional que dirige un político de singular talento: Wilson Ferreira Alduanate.

Es el resultado de una política coherente, firme e intransigente, frente a una de las dictaduras más sangrientas del continente americano. Casi el 73% de los votos del Partido Nacional fue para el grupo del citado líder. El aumento de la oposición ha sido notable con respecto al plebiscito de 1980. De un modo global, el 85,86% de los votos válidos corresponde a los sectores opositores de los partidos, y el 14,14%, a los sectores oficialistas.

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La fracción del Partido Colorado que apoyaba a Pacheco Areco ha sido rotunda y definitivamente derrotada. Este político astuto y elemental, verdadero responsable cuando fue presidente de la instauración de la dictadura militar, paga las consecuencias de su torpe política de compromisos con los militares.

El Partido Nacional obtuvo el 46,4%, frente al 39,72% del Partido Colorado. Resultado también lógico, pues el pueblo uruguayo responsabiliza a este último partido, que fue en otros tiempos la vanguardia de la burguesía progresista -era un partido similar al radical socialista francés- de la instauración de la dictadura militar.

Sin embargo, el batallismo ha logrado vencer dentro de ese partido restableciendo su imagen democrática originaria, la de su fundador, José Batlle y Ordóñez. Cuenta con dos líderes jóvenes e inteligentes: Julio Sanguinetti y el periodista Enrique Tarigo, que con su semanario Opinar ha vuelto a inspirar confianza a las clases medias empobrecidas.

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