Cartas al director

El enfermo incurable

De la lectura del artículo Ciudadano J., el hombre que tiene que morir, aparecido en el PAIS del 21 de noviembre de 1982, se desprende que su protagonista padece hepatitis crónica, evolucionada hacia cirrosis hepática y que en el extranjero se le puede aplicar un tratamiento curativo de su enfermedad, y que debido a problemas burocrático-administrativos, la Seguridad Social no corre con los gastos. Dado que en España existen miles de enfermos en situación parecida, me gustaría realizar algunas puntualizaciones:1. En efecto, se están llevando a cabo en diferentes centros extranjer...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

De la lectura del artículo Ciudadano J., el hombre que tiene que morir, aparecido en el PAIS del 21 de noviembre de 1982, se desprende que su protagonista padece hepatitis crónica, evolucionada hacia cirrosis hepática y que en el extranjero se le puede aplicar un tratamiento curativo de su enfermedad, y que debido a problemas burocrático-administrativos, la Seguridad Social no corre con los gastos. Dado que en España existen miles de enfermos en situación parecida, me gustaría realizar algunas puntualizaciones:1. En efecto, se están llevando a cabo en diferentes centros extranjeros programas de investigación con fármacos antivíricos para el tratamiento de la hepatitis B, aguda o crónica.

2. Estos estudios se encuentran en fase experimental, sin que se puedan establecer conclusiones definitivas.

3. En el momento actual, ninguno de estos fármacos está aprobado por la FDA norteamericana (organismo estatal de control de fármacos y alimentos) para esta indicación.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

4. La financiación por parte del Estado de los gastos derivados del envío al extranjero de los pacientes con procesos incurables para los que existen programas de investigación en marcha, incluiría decenas de miles de enfermos y un presupuesto económico inabordable, aparte la dudosa efectividad de los tratamientos en fase experimental.

Por último, considero lamentable que un diario de la seriedad y categoría de EL PAIS, del que soy asiduo lector, caiga en inexactitudes que pueden crear esperanzas frustrantes a muchos ciudadanos. / Médico.

Archivado En