Clima de distensión en las conversaciones soviético-norteamericanas en Nueva York

A pesar de las diferencias que dividen a Estados Unidos y a la Unión Soviética, frente a casi todos los problemas del planeta, un ambiente de "distensión" prevaleció en las conversaciones, celebradas en Nueva York, entre el secretario de Estado norteamericano, George Shultz y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko.

La situación en Oriente Próximo, las negociaciones sobre reducción de armamento estratégico (START) -que se reanudan hoy en Ginebra-, la proliferación nuclear, Africa y Centroamérica, fueron los principales temas sobre la mesa.Shultz y Gromiko no fijaron,...

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A pesar de las diferencias que dividen a Estados Unidos y a la Unión Soviética, frente a casi todos los problemas del planeta, un ambiente de "distensión" prevaleció en las conversaciones, celebradas en Nueva York, entre el secretario de Estado norteamericano, George Shultz y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko.

La situación en Oriente Próximo, las negociaciones sobre reducción de armamento estratégico (START) -que se reanudan hoy en Ginebra-, la proliferación nuclear, Africa y Centroamérica, fueron los principales temas sobre la mesa.Shultz y Gromiko no fijaron, sin embargo, un calendario para una futura reunión en la cumbre de los respectivos jefes de Estados de Estados Unidos y la Unión Soviética, Ronald Reagan y Leónidas Breznev.

En reuniones divididas en dos fases, una en la sede de la embajada estadounidense en las Naciones Unidas y otra en el edificio equivalente soviético, Shultz y Gromiko dedicaron un total de siete horas y media al análisis de la situación mundial y a las relaciones bilaterales entre las dos superpotencias.

"No ha habido nuevas crisis entre la URSS y EE UU en lo que va de año, pero tampoco grandes progresos en las negociaciones en curso", declaró un alto funcionario norteamericano. Con tales palabras trató de flustrar el clima que prevalece entre Washington y Moscú. Una atmósfera de divergencia en casi todos los terrenos, pero que condena al diálogo a las dos partes, por el riesgo de provocar si no un enfrentamiento militar de consecuencias incalculables dado el arsenal nuclear conque cuentan los dos paises.

Los encargados de la diplomacia de las dos superpotencias coincideron en la necesidad de "reducir los riesgos de la guerra miclear".

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