El pintor Ortega Muñoz fue enterrado ayer en Badajoz

Será nombrado hijo predilecto de San Vicente de Alcántara

El cadáver del pintor extremeño Godofredo Ortega Muñoz, fallecido en Madrid el pasado sábado, fue enviado ayer a Badajoz, donde fue enterrado, con asistencia de las autoridades municipales pacenses. El ayuntamiento de Badajoz concedió en año pasado a Ortega Muñoz la medalla de oro de la ciudad. Por otra parte el ayuntamiento de San Vicente de Alcántara, pueblo natal del pintor, pretende concederle el título de hijo predilecto.

El artista fallecido había expresado su deseo de ser enterrado en el cementerio municipal de Badajoz. Antes del sepelio se celebró un funeral en la Iglesia de San...

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El cadáver del pintor extremeño Godofredo Ortega Muñoz, fallecido en Madrid el pasado sábado, fue enviado ayer a Badajoz, donde fue enterrado, con asistencia de las autoridades municipales pacenses. El ayuntamiento de Badajoz concedió en año pasado a Ortega Muñoz la medalla de oro de la ciudad. Por otra parte el ayuntamiento de San Vicente de Alcántara, pueblo natal del pintor, pretende concederle el título de hijo predilecto.

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El artista fallecido había expresado su deseo de ser enterrado en el cementerio municipal de Badajoz. Antes del sepelio se celebró un funeral en la Iglesia de San Juan Bautista de esta ciudad. Al acto asistieron, además de sus familia res, las primeras autoridades provinciales y corporación municipal de San Vicente de AlcántaraOrtega Muñoz nació en San Vicente de Alcántara, provincia de Badajoz, en 1899 y estudió en Salamanca y Madrid, donde se trasladó en 1921. Se consideró a sí mismo como un pintor autodidacta y solía decir que aprendió a pintar en el Museo del Prado.

Residió algunos años en Italia y volvió a su tierra natal después de participar en varias exposiciones internacionales. En Madrid expuso en el Círculo de Bellas Artes. En 1954 se le otorgó el premio de la Segunda Bienal de La Habana, y en 1970 obtuvo el premio de la Crítica de Barcelona.

La pintura de Godofredo Ortega Muñoz es un continua referencia al paisaje extremeño, aunque haya abordado con frecuencia el bodegón y el retrato. Como paisajista de su tierra fue único, alcanzando sus cuadros una progresiva esencialidad y un magistral despojamiento. De él se dijo que podía pintar el silencio.

Afianzó a lo largo de su vida un estilo muy personal, austero y en línea de herencia con sus paisanos Morales y Zurbárán, que le sirvió para expresar la soledad de la tierra extremeña, a través de tonalidades apagadas sobre ocres potentes, en un contraste que le servía para imprimir violencia y espiritualidad a sus lienzos, que le han convertido en el pintor por excelencia de las tierras y de los hombres de Extremadura.

anto en los paisajes que pintaba como en el resto de sus cuadros Godofredo Ortega -en realidad Godofredo Manso Ortega- resaltaba la soledad de la tierra.

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