LA LIDIA

La inhabilitación de ganaderos ya es firme

El Ministerio del Interior ha comunicado a los ganaderos inhabilitados por afeitar toros que esta sanción ya es firme y, por tanto, no pueden lidiar sus reses durante el periodo de un año. Dichos ganaderos habían presentado recurso de alzada contra la sanción y el departamento, oído el Servicio Central de Recursos, lo ha desestimado.La resolución de Interior ha vuelto a levantar polvareda en el estamento ganadero, que manifiesta, una vez más, su indignación por esta medida. El representante de la ganadería sancionada Herederos de Baltasar Ibán llegó a declarar el domingo pasado, por Rad...

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El Ministerio del Interior ha comunicado a los ganaderos inhabilitados por afeitar toros que esta sanción ya es firme y, por tanto, no pueden lidiar sus reses durante el periodo de un año. Dichos ganaderos habían presentado recurso de alzada contra la sanción y el departamento, oído el Servicio Central de Recursos, lo ha desestimado.La resolución de Interior ha vuelto a levantar polvareda en el estamento ganadero, que manifiesta, una vez más, su indignación por esta medida. El representante de la ganadería sancionada Herederos de Baltasar Ibán llegó a declarar el domingo pasado, por Radio Nacional: "Parece mentira que cuando tantos y tan graves problemas hay en el país el Gobierno se dedique a averiguar si se manipulan o no las astas de las reses".

A esta representación ganadera cabría responderle con sus mismos argumentos: parece mentira que cuando tantos y tan graves problemas hay en el país aún haya ganaderos insolidarios que en lugar de colaborar provoquen conflictos absurdos (pero que pueden atentar al orden público en los cosos) manipulando fraudulentamente las astas de las reses.

De cualquier forma, el efecto ejemplarizador que se buscaba con la inhabilitación ya ha empezado a tener consecuencias positivas, como se ha podido ver en los festejos de las fallas de Valencia, recientemente celebrados, donde por primera vez en muchos años han salido corridas enteras, con las astas inequívocamente astifinas. El director general de la Seguridad del Estado comunicó, por otra parte, que no podían lidiarse los toros de Ibán anunciados en una de las corridas de la feria de la Magdalena, de Castellón, y es de suponer que lo mismo hará con la de Carlos Núñez -otro de los ganaderos inhabilitados-, que está anunciada para el póximo 26 de abril en la feria de Sevilla.

La campaña de saneamiento del espectáculo iniciada por Interior no puede quedar, de todos modos, en estas inhabilitaciones, ni es presumible que se detenga, habida cuenta del propósito del subsecretario del departamento, Juan José Izarra, quien reiteradamente ha manifestado a este periódico que está decidido a terminar con el fraude. Es una actitud sin precedentes, que los aficionados pedían con verdadero clamor. Ahora es necesario que las astas sospechosas de manipulación se envíen a examen con todas las garantías de seguridad y urgencia y que los resultados se hagan públicos a la mayor brevedad. Pero también es necesario abrir una línea de investigación por si también se estuviera produciendo fraude en las caidas de los toros, ya que éstas se producen con excesiva frecuencia, y más acentuadamente cuando los torean figuras.

Los manguitos con que visten los contratistas a los caballos de picar es otra corruptela que debe eliminar inmediatamente el Ministerio del Interior. No tiene por qué ser difícil: los prohibe expresamente el reglamento. Bastará con que los gobernadores civiles tomen cartas en el asunto. En la mayor parte de las plazas, incluidas muchas de primera categoría (como Valencia y Sevilla) se utilizan siempre y, como es lógico, se produce un grave desequilibrio durante el primer tercio, en contra del toro, de la belleza de la suerte y del normal desarrollo de la lidia. Si Interior consigue que los toros salgan en puntas, que lleguen al ruedo con su natural integridad física y que la suerte de varas se haga en regla, la fiesta será auténtica y recuperará su categoría de gran espectáculo.

Posiblemente todo el problema se reduzca a vigilar a los taurinos desaprensivos -que son bien conocidos, por cierto- e impedir sus atropellos.

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