Norteamérica y la música dominan en el Festival de Cine de Sevilla

Estreno de "Sus años dorados", del español Martínez Lázaro

El estreno de Sus años dorados, de Emilio Martínez Lázaro, y la presencia de otras películas españolas compensan un poco en el Primer Festival Internacional de Cine de Sevilla el dominio de la producción norteamericana, que se centra sobre todo en los temas musicales. Otro de los rasgos importantes del festival es el ciclo dedicado al cine independiente, en el que se proyectan películas de Antoni Padrós, las Blank, Paco Periñán, Javier Aguirre y Adolfo Arrieta. De este último realizador se ofrecen cuatro filmes.

La producción norteamericana domina el programa del Primer Festival Interna...

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El estreno de Sus años dorados, de Emilio Martínez Lázaro, y la presencia de otras películas españolas compensan un poco en el Primer Festival Internacional de Cine de Sevilla el dominio de la producción norteamericana, que se centra sobre todo en los temas musicales. Otro de los rasgos importantes del festival es el ciclo dedicado al cine independiente, en el que se proyectan películas de Antoni Padrós, las Blank, Paco Periñán, Javier Aguirre y Adolfo Arrieta. De este último realizador se ofrecen cuatro filmes.

La producción norteamericana domina el programa del Primer Festival Internacional de Cine de Sevilla, y dentro de ella uno de los géneros más característicos, el musical, toma nuevo impulso de cara a los años ochenta y es seguido por numerosos aficionados. En las últimas sesiones del festival se han estrenado Xanadú, de Robert Greenwald, que hoy se presenta en Madrid, y Granujas a todo ritmo, de John Landis. Este apartado de cine musical se completa con La rosa, de Mark Rydel, la destrucción del mito del rock de los años sesenta; Nocturna, de Harry Tampa, una variante más del conde Drácula, y El nacimiento de los Beatles, de Richard Marquand.El carácter informativo del festival, unido a la intención de sus organizadores de no ser excluyentes en cuanto a géneros y países, obliga a una dispersión de intereses que tiene que ofrecer la programación. De esta forma, el público espectador recibe de una forma indiscriminada títulos que ya son conocidos en otras ciudades o sesiones de preestreno en su propia ciudad, que sirven de tanteo para los distribuidores. Para la crítica especializada son mínimas las oportunidades de conocer nuevas producciones, que no tengan una tendencia descaradamente comercial.

Uno de los escasos estrenos de cine español que ofrece el festival ha supuesto Sus años dorados, de Emilio Martínez Lázaro, quien presentó la película junto con Patricia Adriani, una de las intérpretes, con José Pedro Carrión, Marisa Paredes, Luis Politi y Pep Munné. En el programa figuran otras películas españolas, como Arrebato, de Zulueta; Morir de miedo, de Juan José Porto; Mater amatísima, de Salgot; La verdad sobre el caso Savolta, de Drove; Tierra de rastrojos, de Antonio Gonzalo, y Rocío, de Fernando Ruiz. No han podido ser estrenadas Demasiado para Gálvez, de Antonio Gonzalo, y Gary Cooper, que estás en los cielos, de Pilar Miró, por estar en las últimas fases de laboratorio.

Emilio Martínez Lázaro, tras Las palabras de Max, premiada en el Festival de Berlín de 1978, ha realizado una película ambiciosa y sin ninguna concesión, según sus declaraciones. En los pases de Prensa y público se ha seguido con interés, a pesar de su dureza expresiva y de contenidos, comentados ayer en una conferencia de Prensa.

El título irónico de Sus años dorados resume el tono de la película, a quien su director aplica una frase de Groucho Marx: «Mi juventud: puedes quedarte con ella». «En el proceso de la película», declaró Emilio Martínez Lázaro, «la idea inicial era hacer un filme sobre gente muy joven, con una pareja, una chica que acaban de despedir de su trabajo y un chico de carácter desagradable. A ellos se fueron añadiendo otros personajes jóvenes, por debajo de los 35 años, y alguno de más edad vinculado a ellos.

Sus años dorados participa, según su director, de un pesimismo barojiano, cuando en su obra se refiere a la juventud de su tiempo, en especial en la novela La sensualidad pervertida, que se comenta en una secuencia a través de sus personajes, muestra el desencanto político, el paro juvenil, el pasotismo, la pareja y, sobre todo, las dificultades externas que pone la sociedad y que impiden cumplir los objetivos personales.

La película, producida en régimen de cooperativa entre los actores y técnicos, junto con numerosas aportaciones de capital, ha tenido un presupuesto de unos veinte millones de pesetas. Una forma de producir y de hacer cine en nuestro país, como ocurre con otras películas realizadas en los últimos meses, que Martínez Lázaro considera merecedoras de medallas al trabajo. Añade que nunca se ha trabajado en estas condiciones de miseria de producción y de rodaje. «A pesar de estos inconvenientes, varias de estas películas están haciendo buenas recaudaciones, por encima del resto del cine español y superior a mucho cine americano. Aunque este tipo de producción no es el deseable el cine más cultural surgido de nuevos realizadores está interesando también fuera de España.

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