Reportaje:

Hacer calidad con poco dinero, objetivo de las nuevas realizaciones del cine español

Producir un largometraje en España suele costar entre dieciséis y veinte millones de pesetas. Ahora bien, si el producto no sigue los circuitos comerciales deseados por sus creadores, si el público no acude y, en definitiva, las esperanzas de éxito se derrumban, el costo puede ser más alto: la muerte de la productora.Esto no sucede en el caso de la llamada industria tradicional. Pero es, tristemente, lo normal entre las productoras de hornada reciente. Productoras que se juegan el tipo poniendo en marcha ideas que de otro modo no verían la luz y cuyo futuro queda pendiente de la amortización d...

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Producir un largometraje en España suele costar entre dieciséis y veinte millones de pesetas. Ahora bien, si el producto no sigue los circuitos comerciales deseados por sus creadores, si el público no acude y, en definitiva, las esperanzas de éxito se derrumban, el costo puede ser más alto: la muerte de la productora.Esto no sucede en el caso de la llamada industria tradicional. Pero es, tristemente, lo normal entre las productoras de hornada reciente. Productoras que se juegan el tipo poniendo en marcha ideas que de otro modo no verían la luz y cuyo futuro queda pendiente de la amortización de su primera (o última) película. Y es que al final nunca se sabe cómo van a salir las cosas. Puede darse inesperadamente en la diana, como sucedió con Opera prima, la primera obra de Fernando Trueba, o pueden fracasar las previsiones de impacto; por ejemplo, el fugaz paso por la cartelera madrileña del filme de Iván Zulueta Arrebato, saludado por la crítica y galardonado con el Premio a la Calidad del Ministerio de Cultura.

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«Ante la crisis, los productores tradicionales no arriesgan. Prefieren las películas seudoporno, las que dan dinero». Así opina Fernando Colomo, director de arte y creador de una productora, La Salamandra, y que, como la mayoría de sus compañeros con película en cartera, ha elegido la vía arriesgada. Por otra parte, cuando las iniciativas personales e independientes fallan hay que recurrir a las coproducciones, y eso es lo que han hecho tres directores: Carlos Saura (con Les Films Molière, de Francia), Manuel Gutiérrez (con la misma productora francesa y la alemana Albatros Film Produktion, que hizo El matrimonio de María Braun) y Eloy de la Iglesia (con México).

En todos los casos el planteamiento es el mismo: hacer un cine de calidad con el dinero que en otros países emplean para realizar un cine de batalla, intrascendente la mayor parte de las veces. Por si fuera poco, en la presente temporada ha subido de precio el material, el negativo de imagen cuesta un 50% más.

Y entramos en un tema espinoso: las subvenciones oficiales. «En Francia, por ejemplo», afirma Fernando Colomo, «se realiza una protección al proyecto. Aquí, en cambio, es a la película terminada. Y, según el éxito, así se percibe. Si la recaudación de taquilla es floja, el dinero es mínimo. Dinero que, de cualquier forma, se recibe con dos años de retraso» (la protección oficial se traduce en el 15% de los beneficios brutos de taquilla).

Se da la circunstancia de que en la presente temporada primavera-verano (llena de iniciativas en lo que a rodajes se refiere) se están dando las recaudaciones más bajas de los últimos tres años. Y no solamente con las películas españolas; también con las películas de las grandes productoras norteamericanas, pensadas para un gran éxito comercial. Con lo que parece romperse el tópico de que «la gente no va a ver el cine español ».

"Crisis de público"

«Es que pasamos por una crisis de público», comenta Eloy de la Iglesia, quien no está muy convencido del posible aumento en la producción cinematográfica de 1980: «No se ha hecho ni el 25% del total de películas que se han filmado otros años. Además, el paro entre los actores ha llegado ya al 70%». Coincide con esta opinión el productor y guionista Luis Megino: «Vive un mal momento el cine español se produce menos de lo habitual. Estamos todos a la espera de una ley que permita producir cosas de calidad, y no productos sin cuidar, de bajo presupuesto».Sin embargo, Megino y De la Iglesia reconocen que, «a pesar de todo, resulta alentador ver el movimiento de debutantes que hay este verano».

Entre los debutantes hay quienes son primerizos en el cine, pero no en la televisión; quienes sólo han realizado hasta el momento cortometrajes, y quienes hacen su primerísima obra fílmica.

Fernando Méndez Leite, experto en lides televisivas, acaba de terminar el rodaje de su primera película, El hombre de moda, realizada en régimen de cooperativa a través de Niebla Films, productora nacida expresamente para ello. Al hombre le abandona su mujer y, a raíz de esto, cambia de profesión, de forma de vida. Es una historia de cobardía, de complejo de culpa, a la que dan vida, entre otros, Marilina Ross, Xabier Elorriaga, Maite Blasco, Carmen Maura, Alicia Sánchez y el recientemente fallecido Luis Politi.

Méndez Leite (que prepara un nuevo guión, Café con las chicas) considera muy interesante el momento actual, porque «nuestro cine está pasando por nuevas experiencias, formas de producción que se salen de los cauces habituales de la industria». Aunque luego se topan con graves problemas de comercialización tanto en el interior como en el exterior: «Rodamos en condiciones muy modestas y nuestras películas se venden fuera a precios bajos».

Una de estas nuevas experiencias es la emprendida por una cooperativa que nació el pasado año bajo el nombre de La mota negra y que ahora, con Pepón Corominas, ya ha presentado a la Semana de Nuevos Realizadores del Festival Internacional de San Sebastián una película un tanto insólita, dirigida por José Almodóvar, llamada Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, con Carmen Maura, Mercedes Guillamón y Olvido Alaska (de los Pegamoides).

Nombres nuevos

También hace su primer largometraje un hombre de radio, Javier Macua. Ha llevado la crítica cinematográfica de diversas revistas y ha publicado varias novelas y libros sobre cine. Su filme Tú estás loco, Briones, escrito en colaboración con Fermín Cabal, Antonio del Real y Emiliano Pedraza, tiene algo de comedia americana y de sainete español. Transcurre en un manicomio y narra las vicisitudes de quienes, tras un cambio político en las estructuras del país, sufren crisis ideológicas. Algunos de los actores son: Quique Camoiras, Esperanza Roy, Florinda Chico, Manuel Aleixandre y Lola Gaos.Otros nombres nuevos, o poco conocidos todavía, figurarán en las carteleras españolas en la próxima temporada: Antonio Gonzalo, con su primera experiencia fílmica, Tierra de rastrojos; José Antonio Pangua, con su Crónica de un instante, película de ambiente universitario protagonizada por Joaquín Kremel, Mamen del Valle, Emma Suárez, Pep Munné, Mari Carrilllo ... ; Luis Manuel del Valle, con El pájaro azul, y Carlos Mira, director valenciano que repite en Con el culo al aire el tono esperpéntico empleado ya en su anterior película, sobre la vida de san Vicente Ferrer. Asimismo podrá verse una película -en la línea del colectivo Cuentos eróticos- realizada por Jordi Cadena, Domenec Font, Octavi Martí y Ramón Sala. Lleva por título Miradas perversas, y con ella se estrena una nueva productora catalana, vinculada a la revista Macho.

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