Crítica:TEATRO / "EL BUFON"

Bululú

Bululú era el nombre -onomatopéyico- del actor que representaba solo, probablemente lo que él inventaba, y que imitaba las voces de todos los personajes que hacía intervenir en su relato. Es el caso de Albert Vidal. No sólo voces, sino ruidos, sonidos. Y los mima; el gesto, el ademán, no son meramente imitativos, sino que muchas veces van más allá: el más allá de una concordancia, de una relación inmaterial, con el acierto de lo abstracto. En el escenario del Valle Inclán, solo, dentro de una cámara negra, con ropas elementales y luces bien adecuadas, Albert Vidal cuenta así un par de historia...

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Bululú era el nombre -onomatopéyico- del actor que representaba solo, probablemente lo que él inventaba, y que imitaba las voces de todos los personajes que hacía intervenir en su relato. Es el caso de Albert Vidal. No sólo voces, sino ruidos, sonidos. Y los mima; el gesto, el ademán, no son meramente imitativos, sino que muchas veces van más allá: el más allá de una concordancia, de una relación inmaterial, con el acierto de lo abstracto. En el escenario del Valle Inclán, solo, dentro de una cámara negra, con ropas elementales y luces bien adecuadas, Albert Vidal cuenta así un par de historias. La historia de un bebé que entra en el mundo de una manera estrafalaria, superrealista, lo que le da la excelente posición literaria de asombrarse ante aquello que para los demás es ostensible. Y la del viajero italiano en vacaciones por un país anglosajón.Para conseguir todo esto hace falta mucha escuela. La tiene Albert Vidal. No sólo por lo que dice él en su programa -la escuela de Jacques Lecoq, la Comuna de Darío Fo, el teatro indonesio de Gunkha en Bali-, sino porque se ve, quizá, demasiado: más que teatro, llega a parecer ejercicio de escuela: de juego de voz, de expresión corporal, de movimiento de ojos. Tiene mucho de exhibición. Pero no es tan fácil ver una escuela bien aprendida, un cuerpo y una voz suficientemente dominados, y, además, lo que relata Albert Vidal tiene gracia. La gracia del payaso, del clown, el humor bien inventado.

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