Reportaje:

Debate sobre las posibilidades del socialismo español

Presentación del libro "El socialismo democrático", de Ignacio Sotelo

La presentación el libro El socialismo democrático, de Ignacio Sotelo, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín y miembro de la comisión ejecutiva federal del PSOE, se convirtió en un debate público sobre las posibilidades y formas del socialismo en la España de hoy, en el que fueron principales protagonistas el profesor y filósofo José Luis López Aranguren; el también profesor, diputado socialista y miembro de la ejecutiva del PSOE, Javier Solana, y el propio autor.El libro, editado por Taurus, surgió, según Ignacio Sotelo, a raíz de la polémica interna del Partido So...

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La presentación el libro El socialismo democrático, de Ignacio Sotelo, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín y miembro de la comisión ejecutiva federal del PSOE, se convirtió en un debate público sobre las posibilidades y formas del socialismo en la España de hoy, en el que fueron principales protagonistas el profesor y filósofo José Luis López Aranguren; el también profesor, diputado socialista y miembro de la ejecutiva del PSOE, Javier Solana, y el propio autor.El libro, editado por Taurus, surgió, según Ignacio Sotelo, a raíz de la polémica interna del Partido Socialista Obrero Español. «Lo escribí pensando que podía contribuir a la clarificación de la situación de mi partido, aunque a un mismo tiempo sentía que traicionaba mi vocación intelectual.» Fue presentado ayer en la fonoteca de la Biblioteca Nacional de Madrid.

Tras unas palabras de presentación del presidente del Consejo de administración de la editorial, Jesús de Polanco, intervino Javier Solana, quien después de calificar a Ignacio Sotelo como uno de los intelectuales que compaginan equilibradamente el hecho intelectual y el compromiso político destacó las tres ideas que, a su juicio, pueden considerarse básicas en el libro. La primera es que no puede identificarse socialismo con marxismo. La segunda es que el socialismo debe volver a la sociedad civil, una vez que se haya despojado de sus ideas estatalistas, y la tercera, que los partidos deben organizarse de tal manera que sean capaces de relacionarse con las capas profundas de la sociedad.

«El libro», terminó diciendo Javier Solana, «juega un papel importante en la construcción de una nueva alternativa socialista para España que ayude, por una parte, a superar las ideas marxistas-leninistas del socialismo, y por otra, a superar también la socialdemocracia. Es un, libro, en definitiva, tremendamente oportuno en unos momentos en los que, por una parte, los políticos no hemos encontrado ese engarce con la sociedad civil, y en los que, por otra parte, soplan malos vientos que quieren llevar hacia posiciones de derechas esta casa de la libertad de la justicia y de la democracia que estamos construyendo.»

José Luis López Aranguren admitió y elogió en el libro de Ignacio Sotelo las tesis mantenidas por éste referidas a que el socialismo, como la democracia, es un proceso, una manera de vivir y, en el fondo, una moral; al mismo tiempo, señaló como un acierto la referencia que hace Ignacio Sotelo a la recuperación de la dimensión utópica del socialismo.

La mayor parte de su intervención la dedicó, sin embargo, el profesor Aranguren a la crítica de las tesis defendidas en él, «crítica que, según el propio Aranguren, era menos importante que la parte que merecía elogios». José Luis Aranguren se mostró escéptico ante la pretensión de que el socialismo democrático llegue a ser operativo dentro de la sociedad, porque le falta, entre otras cosas, la carga emotiva que pueden tener el marxismo y, en menor escala, la socialdemocracia. «Es preciso», dijo el profesor Aranguren, «un reencantamiento de la democracia, pero es sumamente improbable que nuestros partidos, incluido el PSOE, nos den esa dimensión.»

Una de las razones prácticas de las que se puede deducir ese desencanto político que crea la tendencia actual de reducción de militancia en todos los partidos es el hecho de que haya desaparecido la posibilidad de votar a personas, y no a partidos de listas cerradas, «porque así se concentran las elecciones en un partido presentado a través de una imagen de un político». «Será dificil», concluyó José Luis Aranguren, «para el socialismo democrático encontrar algo con la misma carga que tiene para unos o para otros la palabra marxismo, y no hay que perder de vista que en los últimos años ha crecido el atractivo que para los intelectuales tiene esta palabra porque hay varios marxismos, es decir, se puede ejercer la heterodoxia dentro de ellos.»

Ignacio Sotelo contestó «desde fuera del libro» a las posiciones de José Luis Aranguren y explicó las razones éticas «que habían llevado a un intelectual a comprometerse en un determinado momento con la realidad». «No es un libro específicamente ni de ciencia ni de, filosofía política, sino de lo que puede y debe ser el socialismo en un marco de política concreta.» «El objetivo», añadió, «es diferenciar el socialismo democrático de los conceptos concurrentes, socialismo marxista y socialdemocracia. Mientras que el concepto de socialismo marxista está directamente vinculado al concepto de revolución, por un lado, y al de proletariado, por otro, como sujeto de la revolución (concepto que no tiene operatividad actual en la sociedad contemporánea), la socialdemocracia no se distingue en la práctica, de un liberalismo reformador, ya que no presenta una alternativa de un orden social distinto, no capitalista. El socialismo democrático, por el contrario, trata de cambiar realmente la sociedad, ya que pretende llegar a un orden socio económico distinto, aunque reconoce la imposibilidad de llegar al socialismo por la revolución.»

Para Ignacio Sotelo, el socialismo es la profundización de la democracia, y esta, profundización de la democracia pasa por una reestructuración profunda del Estado, aunque esta última posibilidad él la ve como muy lejana. «El caso español», dice, es probablemente un caso único en la historia, en el que la derecha haya salido de una crisis histórica profunda como la crisis del franquismo, sin perder el poder. Se ha producido una legitimación democrática sin que hayan perdido el poder las fuerzas tradicionales de la derecha española.»

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