Leandro Mbomio: "La necesidad más urgente del Africa es esclarecer su problemática cultural"

El escultor llevará un museo de arte contemporáneo a Guinea

«Una de las necesidades más urgentes del Africa negra de hoy es la de esclarecer su problemática cultural» ha dicho a EL PAÍS Leandro Mbomio, escultor guineano que durante los últimos años ha vivido en España y que ahora volverá a su país para fundar allí un museo de arte contemporáneo. La primera aportación a este museo son obras de más de doscientos artistas europeos, que él, junto con el escultor Mauro Megiaz, ha recogido con este fin, y a las que se suma su propia colección particular.

La creación de un «museo vivo, que sirva para conocer y estudiar, experimentar y poner cauces a la...

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«Una de las necesidades más urgentes del Africa negra de hoy es la de esclarecer su problemática cultural» ha dicho a EL PAÍS Leandro Mbomio, escultor guineano que durante los últimos años ha vivido en España y que ahora volverá a su país para fundar allí un museo de arte contemporáneo. La primera aportación a este museo son obras de más de doscientos artistas europeos, que él, junto con el escultor Mauro Megiaz, ha recogido con este fin, y a las que se suma su propia colección particular.

La creación de un «museo vivo, que sirva para conocer y estudiar, experimentar y poner cauces a la gran tarea que tiene por delante el Africa negra», dice Leandro Mbomio, «puede ser un primer paso para la nueva cultura guineana, africana, que tendrá que ser síntesis de la expresión tradicional de nuestros pueblos, y la presencia, que ya es un hecho, de las técnicas occidentales y, en general, de la cultura occidental».«Evidentemente», dijo a EL PAÍS, «esclarecer el problema cultural nuestro no es tarea fácil, porque depende de cómo se resuelva. Los países de la negritud pueden seguir teniendo su carácter propio aunque se incorporen elementos técnicos y culturales de otras civilizaciones. Esclarecer esta problemática y potenciar el arte y la cultura en cuestión es uno de los objetivos del Movimiento de la Negritud -que nació en París, entre 1932 y 1934- y de los congresos y festivales mundiales de arte y cultura negra que se están organizando hoy en diversos países africanos.»

Negritud, algo más que ser negro

Sobre el significado concreto de la negritud -que el propio escultor dice que es un concepto dudoso para los occidentales añade: «Negritud no significa tan sólo el hecho de ser negro y el reconocimiento de este hecho. No es Cesaire, Senghor, Nicolás Guillén, León Damas... No es racista ni desdeña los elementos de otras culturas. Es, en su sentido más amplio, el conjunto de valores y conocimientos de la civilización negra.»«Entiendo que la negritud», sigue diciendo, «representa, como término, para su gente, lo que la cultura occidental para el hombre europeo y la oriental para los asiáticos. Prefiero la denominación de arte de la negritud a la de arte negro, porque la palabra negro no define bien el tema: no sé, las pinturas del movimiento Der Blaue Reiter -el caballero azul- no las realizaron caballeros azules, ni la época negra de Goya tuvo nada que ver con los de raza negra. Por otra parte, aunque el Movimiento de la Negritud trata de rescatar la palabra negro del contexto despectivo al que ha sido sometida, situándola en su justa dimensión, hemos de dejar claro que el eslogan Black is beautiful no significa que pensemos que el negro sea el mejor, sino que vale tanto como los demás. La palabra negritud define un origen racial y cultural, mientras decir negro a secas sólo hace referencia al color.»

«Así», sigue diciendo Leandro Mbomio, «el término arte negro es una invención europea para designar el arte de la negritud, producto de la hibridación de varios estilos étnicos y culturales de origen diverso, principalmente sudánidos, congólidos y guineanos. El arte de la negritud es el resultado -muy desconocido en Europa- de un largo y complejo proceso: emigraciones, biodinámica e integración de elementos que se unieron para producir, con un alto grado de creatividad, una serie de manifestaciones culturales en las artes plásticas, la literatura oral, la música, la danza y la arquitectura. Puede verse, por ejemplo, en las ruinas de Zimbabwe, hoy Rodesia.»

El realismo sintético

Y, efectivamente, a niveles masivos, el arte y aun la historia del Africa negra son bastante desconocidos en Occidente. «Para entender mejor una obra de arte de la negritud», dice el señor Mbomio, «es necesario conocer su función, lo que simboliza o representa. Además de la función que se da a cada obra de arte -que no es simple, sino compleja-, conviene tener en cuenta el alma del artista y la inserción general de la obra en la estructura social y cultural en que se mueve. De hecho», sigue diciendo, «yo diría que se deriva de dos elementos fundamentales: el espiritual y el morfológico-plástico. El primero se refiere al hieratismo, la voluntad de expresión formal o la propia idea del artista y de su cultura étnica; mientras que el segundo, que es más transitorio y sintético, representa la función, el aspecto simbólico, y las propias actitudes humanas y recursos naturales de la época. Estos dos tipos de elementos determinan la característica eje del arte de la negritud, lo que podríamos llamar realismo cósmico y sintético.»«Lo que en Occidente se ha llamado arte negro se refiere siempre a la estatuilla. A eso que se conoce en los medios comerciales del arte como fetiches... Fetiche es, curiosamente, una palabra de origen portugués, feticio, a su vez una mala traducción de la congoleña nkisi, objeto sagrado, algo que hay que respetar y que se siente como trascendental en la vida social. Pues bien, la palabra se importó hacia 1600, justo en los años en que cayó en la esclavitud el reino de Benim, donde vivió una de las más importantes escuelas de la cultura yoruba, herederos de las técnicas de fundición de los yfe... Contra lo que se cree en Occidente, ninguna de estas estatuas representan divinidades ni santos, aunque se conserva su concepto abstracto. Lo que sí se representa son personas, nuestros antepasados, que deben ser recordados porque significaron algo, y se plasma también lo que significaron. La escultura es entonces una forma de la memoria, del recuerdo y de la identidad, a través de símbolos que muchas veces son muy abstractos y generales, y que permiten entonces una lectura universal.»

Leandro Mbomio, que, según su ficha biográfica, tiene cerca de cuarenta años, y que trata ahora de aportar en su país, junto con otros muchos profesionales y artistas, vías de desarrollo cultural, se remonta a una historia que ya para expresarse tropieza con los conceptos y estructuras lingüísticas occidentales. Una tradición viva y fecunda, de una parte, y la ineludible presencia de lo que ya, desde el colonialismo, es un hecho mental y cultural, aparte de palpablemente físico, por otra, son los dos lados de la contradicción: «Y ya hay en la historia del arte africano una tradición en esa necesidad de síntesis. Concretamente, el más grande movimiento artístico guineano, el ngoan-ntangan, aparecido hacia 1948, incorporaba materiales occidentales y coloniales -espejos, chinchetas...- y abría caminos en este sentido. Eyama Ona Mbomio y Ntutumu Nsi-engo son dos escultores importantísimos en este sentido. Y su contribución a la integración del cubismo es absolutamente importante.»

«Se cree que la influencia en la multiplicación de las caras picassianas, por ejemplo, viene de la escultura tradicional africana, y no es cierto: viene, muy concretamente, de esta escuela, de este movimiento, que en su momento daba cuerpo al intento de fusión de las tribus, por encima de las fronteras entre Gabón y Camerún del Tratado de París... El movimiento político paralelo a éste era el elat-Ayong -literalmente, «integración tribal»- y fue abortado, por razones obvias, en los años cincuenta. Detrás vendrían otros independentistas, que en la primera etapa fueron clandestinos... Y desde 1950 hasta hoy no ha habido otro movimiento artístico de su envergadura, un gran movimiento con raíces en la vida y en la cultura de su pueblo y de todo el mundo.»

«Esa es», termina Leandro Mbomio, «mi esperanza, y creo que la de mi pueblo. Ahora, en Guinea hay la posibilidad de que resurja el arte y la cultura popular. Hay un Gobierno joven, y espero que sus ideas sean suficientemente avanzadas como para darse cuenta de la importancia de rescatar los restos materiales de nuestra cultura autóctona y someterla a un estudio y desarrollo adecuado para que pueda seguir su curso normal. El único moderador válido del proceso de integración cultural es el arte, porque ahí es donde se puede realizar la simbiosis objetiva de estos dos mundos que, irremediablemente ya, se han encontrado en nuestros países.»

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