Actuación conjunta en EEUU de las policías de las dictaduras latinoamericanas

El asesinato en Washington del ex ministro chileno de Asuntos Exteriores Orlando Letelier no fue exclusivamente obra de la DINA, sino el tercer paso de una llamada Operación Cóndor, en la que participaron los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Esta es, entre otras, la conclusión de un informe elaborado por el Subcomité de Asuntos Exteriores del Senado norteamericano y publicado ayer en exclusiva por el diario Washington Post.

De acuerdo con el subcomité senatorial y con fuentes independientes de inteligencia citadas por ...

El asesinato en Washington del ex ministro chileno de Asuntos Exteriores Orlando Letelier no fue exclusivamente obra de la DINA, sino el tercer paso de una llamada Operación Cóndor, en la que participaron los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Esta es, entre otras, la conclusión de un informe elaborado por el Subcomité de Asuntos Exteriores del Senado norteamericano y publicado ayer en exclusiva por el diario Washington Post.

De acuerdo con el subcomité senatorial y con fuentes independientes de inteligencia citadas por el periódico de la capital, el objetivo, o uno de ellos, de la Operación Cóndor era «la constitución de equipos encargados de castigar a los enemigos» de los regímenes en el poder en los países mencionados.

En el caso de Orlando Letelier, la sanción consistió en quitarle la vida.

Este grupo de inteligencias conjuntas latinoamericanas operó también en Europa, y en 1974 planeó y desarrolló una operación dirigida contra izquierdistas del viejo continente y contra el famoso terrorista Carlos.

Pero en aquella ocasión, según el informe del subcomité del Senado, la CIA se enteró de los planes preparados y avisó con tiempo suficiente a las autoridades de Francia y Portugal, países en los que se pensaba llevar a cabo asesinatos.

Dentro de la Operación Cóndor estaba prevista la formación en Miami (Florida) de una base desde la que operaría la Asociación de Inteligencias Latinoamericanas.

La CIA reveló ese objetivo al Departamento de Estado norteamericano, que frustró el plan.

En aquel momento el Departamento de Estado propuso que se formulase una protesta oficial, a través de los canales diplomáticos ordinarios, dirigida a los Gobiernos de todos esos países latinoamericanos.

Pero el secretario de Estado, Henry Kissinger, se opuso a la idea y decidió que la protesta se llevaría a cabo por medio de los servicios de inteligencia de forma subterránea.