El Gobierno estudia el problema de las viudas de los soldados republicanos
El ministro de la Presidencia, Manuel Otero, anunció ayer, ante el Pleno del Senado, que el Gobierno trabaja en estos momentos para encontrar una solución justa tanto al problema de los mutilados del Ejército de la República como al de las viudas de los soldados republicanos muertos en campaña. La intervención del ministro constituyó la respuesta dada por el Gobierno a la interpelación del senador Carlos Martí Massagué de Entesa dels Catalans, en torno ala discriminación que siguen padeciendo, cuarenta años después de finalizada la guerra civil, los que lucharon en defensa del Gobierno de la R...
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El ministro de la Presidencia, Manuel Otero, anunció ayer, ante el Pleno del Senado, que el Gobierno trabaja en estos momentos para encontrar una solución justa tanto al problema de los mutilados del Ejército de la República como al de las viudas de los soldados republicanos muertos en campaña. La intervención del ministro constituyó la respuesta dada por el Gobierno a la interpelación del senador Carlos Martí Massagué de Entesa dels Catalans, en torno ala discriminación que siguen padeciendo, cuarenta años después de finalizada la guerra civil, los que lucharon en defensa del Gobierno de la República y sus viudas.La interpelación al Gobierno del senador catalán, tanto por la dimensión humana que contenían como por la proyección que su temática podría tener para la efectiva reconciliación de los españoles, atrajo hacia sí el apoyo unánime y expreso de todos los grupos parlamentarios y dio interés a un Pleno que en el papel no pasaba de ser de puro trámite, con un orden del día repleto de preguntas e interpelaciones sobre problemas muy determinados y de ámbito local.
Fundamentalmente, las preguntas e interpelaciones planteadas hicieron referencia a problemas relativos al personal de la Administración del Estado, destacando, sobre todos, los referentes a la situación de diversos grupos o cuerpos de la enseñanza estatal.
La interpelación del señor Marti Massagué, a la que contestó el ministro señor Otero, resaltó el diferente trato dado en estos momentos a los jubilados de los dos mandos contendientes en la guerra civil, pues, dijo el senador, si los del bando victorioso gozan de todas las ventajas y de todos los reconocimientos, los del bando vencido apenas tienen la consideración de pensionistas desde marzo de 1976. «Los primeros -añadió- generan pensión para sus viudas; los segundos la tienen individual; a los unos, sus, heridas les dan empleo; los otros, para encontrar empleo tienen que ocultar sus heridas.»
En lo que se refiere a las pensiones debidas a las viudas de los soldados republicanos, el senador catalán recordó que las viudas de los soldados franquistas las cobran.
En su respuesta, del ministro de la Presidencia manifestó que el Gobierno Suárez trata de solucionar las discriminaciones injustificadas con las que se encontró al comienzo de su gestión pública, entre ellas las que afectaban negativamente al personal militar que hizo la guerra civil en el Ejército de la República. «Una de ellas -dijo-, la referente a la situación administrativa de los militares profesionales del Ejército de la República, ha sido resuelta con criterios satisfactorios por el real decreto-ley de 6 de marzo de 1978. Pero también nos hemos encontrado con las referentes a los mutilados del Ejército de la República y a la de las viudas de los soldados republicanos muertos en campaña.»
El señor Otero Novas declaró que la solución de estas discriminaciones está ya en marcha mediante el estudio que está realizando una comisión creada por orden del Ministerio de la Presidencia, de 4 de mayo pasado, y de la que forman parte representantes de los ministerios de Defensa, Justicia, Hacienda e Interior. Por otra parte, el ministro de la Presidencia manifestó que desde primeros de año se vienen celebrando en la sede de este ministerio reuniones con mutilados y viudas de soldados republicanos, y que el primer resultado de tales reuniones ha sido que el Gobierno reconoce como fundamentalmente razonables y aceptables las reivindicaciones de los interesados.