Primer estudio serio sobre el toro de lidia

El toro de lidia está sin estudiar. Esto ya se ha dicho, y muchas veces, desde hace muchos años, pero no parece que, desde donde se debe -y pensamos que, donde se debe, es la Administración- se haya hecho nada práctico.

En estos momentos un equipo que dirige el catedrático de Zootecnia de la Universídad de Zaragoza Isaías Zaragaza, investiga, becado por la Fundación March, la situación genética y conservación del toro de lidia español. Es un gran avance, quizá el primer trabajo a fondo que se ha hecho nunca, y seguramente servirá para que se emprenda también, de una vez, el estudio del ...

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El toro de lidia está sin estudiar. Esto ya se ha dicho, y muchas veces, desde hace muchos años, pero no parece que, desde donde se debe -y pensamos que, donde se debe, es la Administración- se haya hecho nada práctico.

En estos momentos un equipo que dirige el catedrático de Zootecnia de la Universídad de Zaragoza Isaías Zaragaza, investiga, becado por la Fundación March, la situación genética y conservación del toro de lidia español. Es un gran avance, quizá el primer trabajo a fondo que se ha hecho nunca, y seguramente servirá para que se emprenda también, de una vez, el estudio del problema actual del toro -sus caídas, la pérdida de temperamento, la presunta disminución de la casta- en lo cual están muy interesados los ganaderos responsables.Hay un proyecto de investigación en este sentido, elaborado en el seno de la Agrupación de Criadores de Toros de Lidia, pero está detenido, al parecer en Presidencia del Gobierno. De ello ya hace tiempo, y ese es un tiempo que los ganaderos no pueden perder, ni debe perder la zootecnia, por lo que quizá no sería descabellado que los ganaderos se desentendieran de este cauce para enlazar, como decíamos, con las investigaciones que lleva a cabo el equipo del profesor Zarazaga.

Ni la fiesta puede perderlo tampoco, pues decae también por la continua merma de la emoción que es propia del toro en su plenitud física, con todas sus variantes de casta, bravura y temperamento.

Que el espectáculo taurino se vea en España en declive, que ese declive esté ocasionado por la decadencia del toro, verdadera riqueza de primer orden en nuestro patrimonio, y que esa decadencia sea producto del abandono, es algo incalificable que exige responsabilidades.

Pero, al tierripo, existe la sospecha (aún no disipada de forma categórica) de que acaso el fondo del proble ma no sea tanto la degeneración del zootipo como el fraude. Los espectadores habituales de las corridas observan como los males del toro se agudizan cuando los torean las figuras y hay quienes especulan con la posibilidad de que muchas reses salgan a los ruedos afeitadas y drogadas. El análisis de vísceras en todos a ellos festejos cuyos toros se caen o tienen un comportamiento que no corresponde con su procedencia, su edad y su trapío, quizá ofrecería resultados orientadores, pero no se hace.

Los ganaderos, a quienes no sería lógico imputar estas tropelías, de ser ciertas, están profundamente interesados en que el problema se resuelva y ya han aportado arriba de los doce millones de pesetas para iniciar los trabajos de investigación. Y ahí están, devaluándose, mientras un espectáculo de tanta raigambre como es el taurino y un tesoro único como es el toro de lidia, se devalúan a su vez.

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