Los toreros controlarán el negocio taurino,

Los empresarios poderosos respiraron esta primavera cuando consiguieron llegar a un acuerdo con los toreros, después de meses de negociaciones sobre las reivindicaciones salariales de estos últimos. Ya advertimos en su día que si creían que con aquel acuerdo los toreros claudicarían en sus aspiraciones sociales, estaban equivocados. Y así es: el Sindicato de Toreros de la UGT se organiza y continúa la lucha. Ahora con más fuerza.

Estábamos este invierno, hasta la primavera -como queda apuntado- en que firmar un acuerdo que elevaba tablas salariales, aunque éstas hubieran sido óptimas pa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los empresarios poderosos respiraron esta primavera cuando consiguieron llegar a un acuerdo con los toreros, después de meses de negociaciones sobre las reivindicaciones salariales de estos últimos. Ya advertimos en su día que si creían que con aquel acuerdo los toreros claudicarían en sus aspiraciones sociales, estaban equivocados. Y así es: el Sindicato de Toreros de la UGT se organiza y continúa la lucha. Ahora con más fuerza.

Más información

Estábamos este invierno, hasta la primavera -como queda apuntado- en que firmar un acuerdo que elevaba tablas salariales, aunque éstas hubieran sido óptimas para los profesionales, no era más que un parche. Toda la estructura socioeconómica sobre la que se levanta el negocio taurino es lo que de verdad hay que renovar, de arriba abajo.La impresión es que esa estructura la van a renovar los toreros, a su aire, y harán bien. Y cuando lo consigan, el control del mundillo taurino habrá pasado a sus manos, lo, cual es bueno. Los empresarios, tan listos, no son inteligentes.

Tiempo tienen por delante los toreros para esta labor, aunque no mucho. La fiesta se nos puede ir de las manos. Hasta la propia infraestructura hace agua. Empresarios hay (o habrá) que intentarán vender las plazas para especular con los terrenos. Esto deben pararlo. Ganaderos, desilusionados y desorientados porque venden poco o venden mal, irán a la reconversión de sus fincas y liquidarán lo que tienen de bravo. También deben evitarlo. Es fundamental mantener la afición, por otra parte, e incrementarla, pero para ello hará falta el toreo de calidad y emoción, hoy tan caro de ver.

El peligro de los movimientos sociales de los toreros es que atiendan los aspectos laborales, con olvido de los profesionales y técnicos. Pero la Escuela Nacional Taurina, por ejemplo, está ahí, en funcionamiento, sin ayudas, en dura lucha contra la realidad de unos medios que han de buscar bajo las piedras. Y es, sin embargo, la gran solución. En ella pueden aprender el oficio todos los aspirantes, con garantías y sin traumas. El toreo mejor, más puro, que no supieron promover o fomentar los empresarios, lo puede aportar, por sí sola, la base. Basta con que quiera hacerlo. De ahí adelante, el camino estará más despejado.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En