Tribuna

La gasolina, bicoca del Tesoro

Junto a la oportunidad y el acierto que supone el incremento de los precios de la energía para usos industriales y sobre todo el del fuel, hay que destacar la exageración del aumento de la gasolina.La decisión de elevar en más de un 10% el precio de la gasolina (en seis años el precio se ha multiplicado por tres) nos parece que obedece básicamente a criterios recaudatorios del Tesoro y supone una nueva presión sobre laseconomías medias.

El pasado año, el Tesoro ingreso por rentas del petróleo procedentes de la gasolina 57.500 millones de pesetas. El aumento de costes en 1977 no supera e...

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Junto a la oportunidad y el acierto que supone el incremento de los precios de la energía para usos industriales y sobre todo el del fuel, hay que destacar la exageración del aumento de la gasolina.La decisión de elevar en más de un 10% el precio de la gasolina (en seis años el precio se ha multiplicado por tres) nos parece que obedece básicamente a criterios recaudatorios del Tesoro y supone una nueva presión sobre laseconomías medias.

El pasado año, el Tesoro ingreso por rentas del petróleo procedentes de la gasolina 57.500 millones de pesetas. El aumento de costes en 1977 no supera el 7%, después del aumento del precio de los crudos puesto en vigor por la OPEP en enero. El Gobierno ha subido el precio en un 10%, lo cual supone que en el presente año la gasolina rentará unos 60.000 millones al Tesoro. Veinte pesetas por cada litro de gasolina super irá al Tesoro.

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La decisión del Gobierno, después de considerar un aumento del 7% e incluso estudiar un racionamiento, supone automáticamente un aumento de unas tres décimas en el índice de precios al consumo, puesto en vigor el jueves, y sobre todo tiene un efecto exasperante sobre una buena parte de los ciudadanos a los que el sistema desarrollista de los últimos años ha provocado el culto al automóvíl, cada día más prohibitivo. La impopularidad de la medida, junto a su tradicional ineficacia para reducir el consumo, nos hace pensar que solamente el objetivo recaudatorio y la necesidad de suministrar fondos para financiar, entre otras cosas, los 50.000 millones de crédito extraordinario al sector público aprobado ayer, han pesado en el ánimo del Gobierno a la hora de decidir esta nueva carga al consumidor.

Esta medida, así como las otras referidas a la energía, tiene claros efectos inflacionarios, en contradicción con el primer objetivo de la declaración del Gobierno.

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