Crítica:

Lo que Lenin heredó

Es bastante comprensible, y sin embargo profundamente lamentable, el desconocimiento que existe en España de la historiografía anglosajona sobre la Revolución rusa. La excepción más notable es la obra de Carr, y aun así se trata de una excepción tardía. Las razones para este desconocimiento residen probablemente en el peso que entre nosotros tiene el marxismo francés, más dado al reexamen ideológico de la historia que a la historiografía propiamente dicha. Un buen ejemplo de lo que quiero decir sería comparar las historias del partido bolchevique de Broué y Schapiro.Pero hay otra razón: los au...

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Es bastante comprensible, y sin embargo profundamente lamentable, el desconocimiento que existe en España de la historiografía anglosajona sobre la Revolución rusa. La excepción más notable es la obra de Carr, y aun así se trata de una excepción tardía. Las razones para este desconocimiento residen probablemente en el peso que entre nosotros tiene el marxismo francés, más dado al reexamen ideológico de la historia que a la historiografía propiamente dicha. Un buen ejemplo de lo que quiero decir sería comparar las historias del partido bolchevique de Broué y Schapiro.Pero hay otra razón: los autores anglosajones, en general, no son marxistas; es más, en sus textos se revela con frecuencia un temperamento francamente conservador (referencias a la «obsesión» de Marx por la revolución violenta o especulaciones sobre la forma en que Rusia podría haber «evitado» la revolución). Entonces no puede sorprender que sus obras se hayan visto relegadas en el momento de improvisar una bibliografía marxista elemental en nuestro idioma.

Samuel H

Baron:Plejánov: el padre del marxismo ruso. Madrid, Siglo XXI, 1976.

Sin embargo, es imposible sustituir la historiografía por la ideología, y la pobreza de muchas relecturas de la historia de la URSS lo demuestra claramente. Pienso que para salvar esta brecha entre ideología e-información histórica ha sido pensada la.colección de estudios biográficos e históricos que ha lanzado Siglo XXI bajo el nombre de Biblioteca del Pensamiento Socialista, y de la que forma parte esta biografía de Plejánov.

Desde el sonado renacimiento experimentado por el pensamiento marxista en los años sesenta, el economicismo se ha convertido en la bestia negra de los marxistas. Pocas personalidades como la de Georgi Valentínovich Plejánov encarnan tan concretamente las limitaciones (y la inevitabilidad) de una primera fase de lectura economicista y lineal de la teoría materialista de la historia. Lo inevitable (en primera instancia) y lo limitado de una lectura semejante explican perfectamente el carácter trágico de la figura de Plejánov, cuya búsqueda de la ortodoxia marxista le convirtió en un hombre atrapado entre el romanticismo populista de su patria, el revisionismo del movimiento obrero europeo y la heterodoxia, tan flagrante como triunfal, del que con toda justicia debe considerarse heredero de Plejánov: Viadímir Illich Lenin.

Este carácter trágico se plasma en la Revolución de octubre, cuando el padre del marxismo ruso, incapaz de comprender un proceso que desafía abiertamente sus concepciones históricas, se enfrenta abiertamente a los bolcheviques y a su política, hasta-el punto de que Kornílov piensa en él como miembro del Gobierno que trata de imponer con su intentona. El ciudadano Plejánov muere en 1918, con vertido en una personalidad tan digna de respeto como aislada del proceso revolucionario que se ha desencadenado en contra de sus previsiones y de sus deseos. y renegando de su paternidad ideológica sobre Lenin, al que considera, a lo mas, hijo ilegítimo.

La obra de Baron comparte las mejores virtudes de la historiografía anglosajona en lo que se refiere a documentación y búsqueda de la mayor precisión posible, con una curiosa capacidad para evocar la personalidad de Piejánov. su trayectoria desde el joven estudiante fogoso y elocuente hasta el teórico solitario, alejado de su patria y luchando tenazmente para conseguir La difusión en ella de las ideas marxistas. La fundación del grupo. Emancipación del Trabajo, habitualmente objeto de escasas líneas en cualquier (pre)historia de la Revolución rusa, adquiere aquí una realidad tan concreta como patética: la del aislamiento y los mil conflictos perso na.les en que se mueven los revolucionarios exiliados.

El análisis del marxismo «ortodoxo» de Plejánov y la reconstrucción de su dramático destino (su total derrota personal en el momento en que triunfa la causa a la que había dedicado su vida) nos ofrecen una perspectiva desde la que es posible apreciar la terrible ironía de una historia que es doble: la del pensamiento marxista y la de la revolución.

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