Denuncia y testimonio del hombre contemporáneo

José Luis Verdes ante su obra "El mito de la caverna"

El anonimato y las masificaciones predominan como tema en la producción artística del pintor José Luis Verdes. Con el apoyo filosófico de Platón, en los últimos cuatro años, ha desarrollado, como denuncia y testimonio del hombre contemporáneo, El mito de la caverna, una obra de pintura-ambiente. Con ella consiguió, en octubre de 1975, el Premio Internacional de Pintura en la XIII Bienal de Sao Paulo.

La obra El mito de la caverna se va a exponer a partir de esta tarde en las salas de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural (paseo de Calvo Sotelo, 20). Junto a ell...

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El anonimato y las masificaciones predominan como tema en la producción artística del pintor José Luis Verdes. Con el apoyo filosófico de Platón, en los últimos cuatro años, ha desarrollado, como denuncia y testimonio del hombre contemporáneo, El mito de la caverna, una obra de pintura-ambiente. Con ella consiguió, en octubre de 1975, el Premio Internacional de Pintura en la XIII Bienal de Sao Paulo.

La obra El mito de la caverna se va a exponer a partir de esta tarde en las salas de la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural (paseo de Calvo Sotelo, 20). Junto a ella se coloca parte de la investigación previa, bocetos, cuadros y primeros estudios. En total ocupa unos 150 metros cuadrados de superficie pintada; en su montaje plástico figuran paneles, siluetas y proyectores, con la incorporación de sonido.«En la génesis de esta obra -declaró José Luis Verdes a EL PAIS- está el descubrimiento de la sombra como símbolo del anonimato. Lo que surgió en un momento de intimidad, concretamente estando en un urinario de Castellón, quise trasladarlo a la pintura. Si una sombra está obtenida con luz podía conseguirla igual con colores. Es el equivoco que produce estar en un lugar determinado, marcharse y dejar allí la sombra. El paso siguiente fue pintar cuadros donde se confunde lo real con lo virtual, produciendo una magia y ficción que para mí, debe tener siempre el arte.»

En este proceso. José Luis Verdes, que se define como una persona «más instintiva que intelectual», comprende que su trabajo tiene relación con El mito de la caverna, expuesto por Platón en La república.

«Cuando me pidieron una obra para la Bienal de Sao Paulo concebí un habitáculo donde desarrollar las ideas de masificación del individuo. Con la referencia y nueva lectura de Platón, me pareció un trabajo muy válido como denuncia y testimonio del hombre contemporáneo. Al hablar de masas, de despersonalización, es más cómodo pensar en multitudes, pero es más duro para nosotros mismos reconocer en la intimidad que somos masa y anónimos.»

El habitáculo concebido por Verdes quiere representar el recorrido de la vida. Desde el momento de su entrada el individuo se convierte en un ser anónimo y confundido. «Existen unas sombras pintadas de seres desconocidos y el espectador aparece proyectado junto a estas sombras con las mismas categorías plásticas. Actúa como elemento fundamental la propia sombra, que aparece gris y plana. El periplo que se recorre es el de la misma vida, confundido con otros seres anónimos, donde la libertad, el camino, está condicionado entre una cadena, que simbólicamente puede representar las propias limitaciones, y un muro, donde se confunden las sombras pintadas y las reales, que puede significar las limitaciones que impone la sociedad.»

Obra para triunfadores

Una vez expuesta en Madrid El mito de la caverna, una obra que para el artista representa años de trabajo y una inversión en materiales superior a los dos millones de pesetas, no tiene destino. «El destino ideal de la obra sería un lugar público y, además, frecuentado por gentes que se crean especialmente brillantes o triunfadoras. Creo que es una forma, tal vez un poco moralista, de tomar conciencia de uno mismo. No es una obra para estar en manos de un particular, ni por su tamaño ni por su función. El destino real no sé cuál va a ser y esto me preocupa como profesional. Un museo de Brasil quería quedarse con la obra, pero ponía como condición que no saliera del país. Desistí de la oferta porque quería exponerla aquí, ya que la había hecho pensando en el mundo que me rodea. Sin descender a un juicio estimativo, estoy seguro que es una obra de investigación pura, donde utilizo materiales y un lenguaje absolutamente personal.»Dentro de la pintura española, José Luis Verdes se sitúa en el grupo de artistas testimoniales. «Pintura que testimonia en el tiempo y en el espacio, el desarrollo del hombre, sobre todo, el de ciudad. Algunos artistas han elegido como testimonio, para mí muy válido, la agresividad, como Barjola, Canogar, Genovés, Millares, y otros han testimoniado la alienación, como Dario Villalba o Juana Francés. Yo he elegido como testimonio la masificación del individuo.»

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