Crítica:CINE

La utopía revolucionaria

Los hermanos Taviani constituyen un curioso ejemplo de asociación cinematográfica contumaz. Desde Un uomo da bruciare (Un hombre para quemar) Paolo y Vittorio han reincidido, sin el menor pudor, en la actividad cinematográfica a dúo, demostrando, con una insistencia digna de toda loa, que el fracaso no tiene por qué frenar a dos creadores autoconscientes de su valía. Salvo algún título aislado, como San Miguel tenía un gallo, su filmografía es pobre e ineficaz porque el cine exige talento, inspiración y capacidad técnica, cualidades escasamente presentes en ambos autores.Su traye...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los hermanos Taviani constituyen un curioso ejemplo de asociación cinematográfica contumaz. Desde Un uomo da bruciare (Un hombre para quemar) Paolo y Vittorio han reincidido, sin el menor pudor, en la actividad cinematográfica a dúo, demostrando, con una insistencia digna de toda loa, que el fracaso no tiene por qué frenar a dos creadores autoconscientes de su valía. Salvo algún título aislado, como San Miguel tenía un gallo, su filmografía es pobre e ineficaz porque el cine exige talento, inspiración y capacidad técnica, cualidades escasamente presentes en ambos autores.Su trayectoria es un ejemplo de lo que puede dar de sí un cine militante que no quiere marginarse de la industria, sino servirse de los mismos factores que ella, para utilizarlos con un propósito diametralmente opuesto al habitual.

Allonsanfán,

escrita y dirigida por Paolo y Vittorio Taviani. Fotografía: Giuseppe Ruzzolini. Música: Ennio Morricone. Intérpretes: Mimsy Farmer, Marcello Mastroianni, Lea Massari, Laura Betii. Estrenada en el Bellas Artes, en v.o.

Allonsanfán -cuyo extraño título es la adaptación italiana de las primeras palabras de la Marsellesa, «Allons, enfants .. » como algún hábil lector habrá imaginado- no es una obra rotunda, ni siquiera sobresaliente, pero sí bastante más completa que otras muestras anteriores de los dos directores. Es más fácil cantar el fracaso que refugiarse en un triunfo ilusorio, como demuestra esta amarga historia sobre la dificultad de la traición. Frente a tantos relatos falsamente heroicos e inflamados de retórica, los Taviani han logrado poner en pie una fábula cínica sobre la derrota de la Revolución.

La recreación histórica sirve de pantalla a la estrategia contemporánea, como indica cualquier análisis lúcido de los hechos que se nos muestran: la traición y la utopía revolucionaria se dan la mano en esta película que conserva algún aliento épico y una cierta corrección formal. Allonsanfán no es una obra maestra, y ni siquiera lo pretende, pero su intención y su mensaje, insólitos en la industria internacional, merecen una mención y un pequeño estímulo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En