Alexander Calder "in memoriam"

Recuerdo de Palazuelo

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Era ligero, pues nunca pesó sobre la tierra. Flotaba y danzaba sobre ella, acariciándola amorosamente como el polvo del camino, como lo hacen sus móviles, como los acróbatas de su circo.Era y será, para mí, la «alegría» profunda, la alegría profunda de vivir, la alegría que produce la comprensión profunda de la vida.

Su sentido del humor, su ironía, era resultado de su conocer, de su comprensión y su amor, bondad irónica, no nacida del escepticismo.

Su distancia estaba colmada de ternura discreta.

Nunca estuvo demasiado tiempo en el mismo lugar, y, cuando era obligado a. e...

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Era ligero, pues nunca pesó sobre la tierra. Flotaba y danzaba sobre ella, acariciándola amorosamente como el polvo del camino, como lo hacen sus móviles, como los acróbatas de su circo.Era y será, para mí, la «alegría» profunda, la alegría profunda de vivir, la alegría que produce la comprensión profunda de la vida.

Su sentido del humor, su ironía, era resultado de su conocer, de su comprensión y su amor, bondad irónica, no nacida del escepticismo.

Su distancia estaba colmada de ternura discreta.

Nunca estuvo demasiado tiempo en el mismo lugar, y, cuando era obligado a. ello, se dormía para soñarse en otra parte. En su jardín móvil, de la mañana, él danza ahora con las hojas movidas por las brisas suaves o se deja acariciar por los soplos imperceptibles.

Más información

Por sus espirales de oro, en medio del día, él danza ahora con los reflejos del sol.

En su bosque de la noche, él danza ahora con el aire por entre los estables árboles oscuros.

Por la explanada de la tarde, él se complace ahora y se solaza, juega y retoza con las amadas criaturas.

Nunca envejeció, Alexander («Sandy») siempre será joven.

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