Crítica:

El último Poulantzas

Cuando Nicos Poulantzas (autor nacido en Atenas y afincado en París) Publicó en 1968 su Poder político y clases sociales, pasó inmediatamente al estrellato de la sociología política marxista. Su más importante novedad no fue ciertamente la adopción del althusserismo como filosofía de base, ese neoclasicismo que el tiempo hace cada vez más distante del tan necesitado marxismo crítico; cada vez menos diferente de la vieja ortodoxia en su significación final-, sino el esfuerzo por resaltar la especificidad de lo político, articulando con el resto de instancias estructurales, analizando e i...

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Cuando Nicos Poulantzas (autor nacido en Atenas y afincado en París) Publicó en 1968 su Poder político y clases sociales, pasó inmediatamente al estrellato de la sociología política marxista. Su más importante novedad no fue ciertamente la adopción del althusserismo como filosofía de base, ese neoclasicismo que el tiempo hace cada vez más distante del tan necesitado marxismo crítico; cada vez menos diferente de la vieja ortodoxia en su significación final-, sino el esfuerzo por resaltar la especificidad de lo político, articulando con el resto de instancias estructurales, analizando e ilustrando su concreta formulación en las sociedades capitalistas. Miliband, jefe,de fila de la interpretación instrumentalista del Estado, en su famosa polémica de la New Left Review, reconoció lo que yo acabo de manifestar, si bien cayó en la tentación de atacar el lastre althusseriano de Poulantzas, en base a un «superdieterminismo estructuralista», terreno filosófico en el que Poulantzas contraatacó con el «lastre burgués» -idealista y humanista- de personas como Miliband -algo parecido a lo que acontecería años rnás tarde con la polémica Althusser-Lewis.Abandonemos, pues, tal vicioso terreno, en el que tanto las críticas como las réplicas se degradan. Si la obra de Poulantzas está lastrada, no lo es por su «determinismo», sino por su hipertrofia tipologizante, por su excesivo formalismo, que puede acabar en la vacía esquematización de categorías y subcategorías, sin entrar a fondo en la realidad histórica y cambiante de los problemas estudiados. Esta es la observación que E. Laclau ha hecho recientemente (Economy & Society, febrero de 1975), de la que Poulantzas a duras penas se ha podido defender, y que en parte ha aceptado (en su también reciente contestación de la New Left Review. Por cierto que Poulantzas parece ignorar la mucho más radical y elaborada crítica de A. Wolfe, hecha con anterioridad a la de Laclau, y que apareció en Politics & Society).

Nicos Poulantzas: Las crisis de las dictaduras

Portugal, Grecia, España. Madrid, Siglo XXI, 1976. 151 páginas.

Entre los aciertos de Poulantzas, insistamos en su constante conexión de lo político-estatal con la perspectiva de la lucha de clases la conexión de lo político y lo socioeconómico, respetando las autonomías de ambos, pero superando, también, la vieja idea de la pretendida neutralidad, funcional o separación tajante de la estructura política-; e insistamos, también, en su estudio del proceso de legitimación o reproducción ideológica del capitalismo, que el Estado lleva a cabo junto con otras agencias -estudio de los «aparatos ideológicos de Estado»-

Me refiero a estos dos grandes rasgos -«lastres» y «aciertos»- de la ya considerable obra de Poulantzas -a Poder... sucedieron Fascismo y dictadura y Las clases, sociales en el capitalismo actual-, porque siguen estando presentes en el libro objeto de este comentario. Veamos cómo.

Sobre lo primero, Las crisis... vuelve a adolecer, en mi opinión, del defecto de estar excesivamente preocupada por problemas de tipologización. En efecto, los casos de Portugal, Grecia y España, estudiados con justeza en el contexto del proceso de desarrollo capitalista y la actual situación imperialista, llegan a constituir, para Poulantzas, ejemplos de un « tipo de Estado capitalist -a dependiente». No tengo nada contra la inclusión de nuevos conceptos o modelos analíticos, pero en este caso me parece que el afán por encasillar supera lo que, menos obsesivamente, hubiera podido ser un análisis comparativo de casos paralelos, dentro de idénticos presupuestos metodologicos (capitalismo, imperialismo, dependencia).

El trabajo, terminado en febrero de 1975, nunca puede referirse, claro está, cuando habla de España, a la liquidación efectiva de la dictadura.

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