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Los trabajadores del Louvre convocan una huelga ante la degradación del museo

El anuncio se produce tras conocerse que una fuga de agua causó daños en unos 400 documentos de la biblioteca de Antigüedades Egipcias

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el pasado enero un plan llamado a provocar el “renacimiento” del museo del Louvre. El jefe del Estado, imbuido de la solemnidad de un mandatario que liga su suerte a la de la pinacoteca más importante del mundo, prometió una gran reforma para poner fin a la decadencia del museo, cuya infraestructura, organización y mantenimiento hacían agua. Literalmente. Un año después, el caos en el que se ha sumido el Louvre era inimaginable en ese momento. Tras el espectacular robo de las joyas de la corona en octubre y una fuga de agua que causó importantes daños en una galería con documentación sobre el periodo egipcio, la pinacoteca se encamina hacia una huelga a partir del próximo 15 de diciembre, a pocos días de las fiestas de Navidad.

El domingo, el conjunto de las organizaciones sindicales del museo (CFDT, CGT y SUD) presentó un preaviso de huelga renovable a partir del lunes 15 de diciembre para protestar contra “las condiciones de trabajo degradadas” y los “medios insuficientes”, según publicó la agencia AFP. El aviso se presentó ante el Ministerio de Cultura y fue aprobado por unanimidad en una asamblea general que reunió a “unas 200 personas” el lunes por la mañana en el auditorio del Louvre, según los sindicatos.

Los sindicatos denuncian lo que la propia dirección del museo anunció hace un año en un documento que se filtró a la prensa: el Louvre atraviesa un proceso de degradación de su espacio insostenible. En el punto de mira de los empleados, además, se encuentran la falta de efectivos y la gestión de la presidenta Laurence des Cars, al frente de la institución desde 2021, a quien culpan de una gestión “piramidal y compartimentada”. “Cada día, los espacios museográficos se cierran muy por encima de lo previsto en el plan de apertura garantizada, por falta de personal suficiente y debido también a fallos técnicos”, denuncian los sindicatos en una carta dirigida a la ministra de Cultura, Rachida Dati.

“El público ya solo tiene acceso limitado a las obras y se ve obstaculizado en sus desplazamientos. Visitar el Louvre se ha convertido en un verdadero recorrido de obstáculos”, afirman igualmente. Según ellos, “las diversas alertas internas han quedado sin respuesta” y lo expresado “ante la representación nacional y los medios de comunicación por la dirección del Louvre no nos permite esperar una toma de conciencia a la altura de la crisis que atravesamos”. Por ello solicitan una negociación directamente con el Ministerio de Cultura, “debido a la degradación sin precedentes del clima social interno y a la necesidad de obtener respuestas por parte de las autoridades competentes”.

La última gran reforma del Louvre se produjo a mediados de los años 80, cuando François Mitterrand ocupaba el Palacio de Elíseo. Entonces, entre otras cosas, se encargó a Ieoh Ming Pei, uno de los arquitectos más prolíficos y venerados del mundo, el diseño y construcción de la gran pirámide de cristal y hierro que serviría para acoger a los visitantes de forma más ordenada. Terminaba entonces el caos. Pero comenzaba la gran era del turismo de masas. Y ni siquiera esa reforma mantiene hoy ya los estándares medioambientales y de confort.

Los sindicatos señalan igualmente “una gestión de recursos humanos cada vez más brutal” e “instrucciones contradictorias”. El último movimiento social, el 16 de junio, solo duró unas horas. Esta vez, la huelga podría prolongarse en el tiempo.

Mientras tanto, y después de varias detenciones y tres sospechosos en la cárcel, la policía sigue sin encontrar las joyas que fueron robadas. Su valor, 88 millones de euros, y el hecho de que no puedan ser vendidas enteras, hacen pensar que podrían ya haber sido desmontadas.

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