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La pluma de Hemingway y el hipopótamo dorado: el legado de Vargas Llosa para rebajar la tensión entre el Cervantes y la RAE

Un acto homenaje en la Casa-Museo en Arequipa escenifica la buena sintonía que tuvo el Nobel peruano con las dos instituciones que velan por el español en el mundo, enfrentadas durante la celebración del congreso internacional de la lengua

El animal favorito de Mario Vargas Llosa era el hipopótamo. Al Nobel de Literatura peruano le fascinaban las contradicciones de ese animal del África subsahariana pariente lejano de las ballenas, aparentemente afable pero en realidad muy temido por su agresividad y su voracidad sexual. El hipopótamo encarnaba para Vargas Llosa las contradicciones del escritor, el fuego de la creación y la calma del pensamiento. Y quizá no haya ningún escritor que represente mejor esa metáfora que Ernest Hemingway, epítome del novelista bravucón y mujeriego, cazador y corresponsal de guerra. Los dos, el hipopótamo y Hemingway, estuvieron presentes de algún modo durante el acto de este martes en la Casa-Museo de Mario Vargas Llosa en Arequipa, su ciudad natal, donde familiares y autoridades invitadas al X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) le rindieron homenaje.

El acto marca además la reapertura de la casa-museo, a medio gas por obras de ampliación y mantenimiento, aprovechando el impulso decisivo que Vargas Llosa, fallecido en abril, dio en vida para que Arequipa fuera sede del CILE. También sirvió para escenificar la buena sintonía que tuvo el escritor con las dos instituciones organizadoras del congreso, la Real Academia Española (RAE) y el Instituto Cervantes. Los dos cancerberos del español en el mundo, de los que fue parte el Nobel, no atraviesan el mejor momento en su relación institucional, una tensión latente que está permeando los actos del congreso. Para la RAE, la familia de Vargas Llosa tuvo como obsequio un hipopótamo dorado, una de las decenas de figuras que coleccionaba el novelista peruano. Y para el Cervantes, la pluma de Ernest Hemingway.

El director del museo, Raúl Tola, explicó la historia detrás de la pluma. En 1985, una hija del autor estadounidense llamó a Vargas Llosa para invitarle a ser jurado del primer certamen del Premio Ritz Hemingway. “Dijo que sí muy entusiasmado. En parte porque era uno de sus escritores de cabecera, muy ligado además a París, otra de sus ciudades favoritas. Y en parte porque iba a conocer a Catherine Deneuve, que era también parte del jurado”, contó Tola. Pero semanas después recibió otra llamada anunciando que era uno de los finalistas del premio por su novela La guerra del fin del mundo y, por lo tanto, no podía ser jurado. “Perdió la oportunidad de conocer a Deneuve, pero ganó, y el galardón era esta pluma que hoy traemos aquí”, añadió el director del museo.

Tanto el galardón como un retrato del escritor en su escritorio, tomado por su hija, Morgana, donde se ve la pluma como un fetiche en su mesa de trabajo, fueron entregados como legado in memoriam para la Caja de las Letras del Cervantes. Una práctica habitual con escritores y artistas que comparten algo personal y valioso para que sea depositado en las antiguas cajas de caudales de la sede madrileña de la institución, que antes de recinto cultural fue, a principios del siglo XX, un banco.

El director del Cervantes, Luis García Montero, llamó “amigo” a Vargas LLosa y recordó que fue miembro del patronato de la institución. “Con estos legados que guardamos en las antiguas cajas fuertes del banco queremos simbolizar que la verdadera riqueza de un país es su cultura”, añadió.

Por parte de la RAE estaba previsto que asistiera al acto su director, Santiago Muñoz Machado. Pero finalmente participó en su lugar la vicedirectora, Carmen Riera. La ausencia de Muñoz Machado sigue alimentando la polémica por el choque de trenes que están protagonizando los dos directores y coorganizadores del CILE. Unos roces que vienen de atrás. Ya en el congreso de hace dos años en Cádiz manifestaron sus diferencias. Pero en estos primeros días la tensión se ha profundizado siendo la comidilla entre ponentes y asistentes.

En medio de este ambiente, el legado de Vargas Llosa se ha erigido como una especie de figura de consenso, una invitación a la tregua. El Nobel también fue académico de número de la RAE. Luis Llosa, primo y cuñado a la vez, hermano de la tía y primera esposa de Vargas Llosa, explicó el fervor con el que, durante sus estancias en Madrid, su pariente aguardaba cada jueves las reuniones plenarias de la Academia. Llosa, cineasta y productor de cine, es el responsable también del desarrollo audiovisual del museo. El recorrido por las distintas estancias, que se reabrirán al público una vez terminado el congreso, es un repaso a la vida del Nobel. Desde el cuarto donde nació, el 28 de marzo de 1936, ayudado por una partera, hasta la recreación del bar de una de sus novelas célebres, La Casa Verde, u otros espacios que recuperan con guiños las casas en la que vivió en Londres o en París.

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