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Judith Butler: “Estamos viviendo una restauración del patriarcado y el racismo”

La gran figura de la teoría ‘queer’, voz influyente a escala global en el feminismo o la teoría política, participa en un encuentro con suscriptores de EL PAÍS por el décimo aniversario del suplemento ‘Ideas’

“Estamos viviendo una restauración del patriarcado, del nacionalismo, del racismo, del individualismo capitalista. Es la furia nostálgica de los movimientos de derecha que quieren volver a un pasado idealizado, que tal vez nunca existió, y restablecer los órdenes jerárquicos”. Es el panorama “aterrador” que plantea Judith Butler.

Judith Butler (Cleveland, Ohio, 69 años) charló este viernes en el auditorio del museo Reina Sofía, en Madrid, con Joseba Elola, coordinador del suplemento Ideas de EL PAÍS, dentro del encuentro con suscriptores en el que se celebraron los diez años de la publicación, dedicados a explorar las últimas tendencias del pensamiento contemporáneo. Fueron presentados por Julia Morandeira, directora de Estudios del Reina Sofía: “Nos has mostrado que el pensamiento no se agota en el libro y la universidad, que el pensamiento es acción pública”, dijo. Y por Jan Martínez Ahrens, director de EL PAÍS, que señaló cómo Butler jamás se ha doblegado ante los embates de una ultraderecha “ultramontana” que ha hecho de la lucha contra los estudios de género y las personas trans una obsesión.

Cuando apareció Butler hubo jaleos y aplausos en plan fenómeno fan, una reacción sorprendente en un evento de pensamiento, aun teniendo en cuenta que Butler es la figura más destacada en el desarrollo y difusión de la teoría ‘queer’, una de las personas más influyentes en el pensamiento global, también en disciplinas como el feminismo o la filosofía política. Butler es un icono del pensamiento y, en vista del recibimiento del público, tiene algo de celebridad. No en vano quedó en primera posición en el especial de Ideas, celebrando el número 500, en el que se buscaba, mediante una encuesta a expertos, al pensador más influyente de la actualidad global.

Butler se quitó importancia: “Hay una diferencia entre une pensadore y un pensamiento. Como persona que piensa valoro que se me celebre y se me nombre, pero hay algo llamado pensamiento que va más allá de mí, que recibo de otres. Me apoyo en el pensamiento de otres, pongo mi pensamiento en el mundo y hay una circulación de pensamiento. No es mi pensamiento: se apoya en muchísimas personas”. Butler se identifica como persona no binaria y solicita el uso de pronombres neutros.

También quedó en segundo puesto en un especial de Ideas, publicado en junio de 2023, que trataba de destacar a los pensadores más influyentes en la izquierda actual. Esa medalla de plata del pensamiento de la izquierda siguió, curiosamente, al oro de Karl Marx. Representan dos corrientes: por un lado, la izquierda clásica y obrerista y, por otro, esa surgida de los movimientos emancipatorios de los años 60 y que engloba al ecologismo, el feminismo, el antirracismo o lo LGTBIQ+. Hay quien llama a esto último lo woke. Y hay quien plantea el falso dilema de elegir entre una y otra. “Tenemos que pensar en todas estas cosas juntas, porque están conectadas”, confirmó Butler.

La clase social no se puede separar del género, la raza o la sexualidad, todo está entrelazado. “Tenemos que revivir un análisis marxista a la luz de los nuevos movimientos sociales”, dijo Butler, que alabó el movimiento antidesahucios español y también puso el foco en la defensa del medio ambiente, los derechos reproductivos o la sanidad pública. “Debemos dedicarnos a decir lo que deseamos ver realizado, y no solo quejarnos de lo que va mal”, apuntó.

El género en disputa, la gran obra de Butler, publicada en 1990, se convirtió pronto en un referente en el feminismo: en sus páginas presenta la seminal, y polémica, idea de que el género es una construcción social y performativa. Butler describió ese texto como un momento en el que se unió el feminismo y lo queer. “¡Y yo pensaba que solo 20 amigos iban a leerlo!”, bromeó. En el reciente ¿Quién teme al género? (Paidós, 2024), examina las corrientes antigénero dedicadas a difundir la supuesta amenaza que ideas como las de Butler son para la familia, las culturas locales, la civilización, e incluso para el hombre. La cuestión trans ha causado un cisma entre el transfeminismo y el feminismo transexcluyente.

¿Se pueden tender puentes? “Todas las personas que piensan que las personas trans tienen que vivir como deseen están tendiendo puentes. De hecho, hay muchos puentes construyéndose. Pero luego hay grupos que dicen que no quieren puentes”, afirmó Butler, levantando los aplausos del público. En cuanto a la peliaguda cuestión de género en la juventud: “Podemos debatir sobre hormonas o cirugía, pero la asignación de género es una forma de coerción que debemos nombrar y resistir. Tenemos que apoyar a la gente joven, no decirle que no puede experimentar o imaginar cómo vivir su cuerpo en el mundo: dejemos que ese camino sea abierto”.

En La fuerza de la no violencia. La ética en lo político (Paidós, 2021), Butler condena la violencia ejercida por los Estados, mientras que en Sin miedo. Formas de resistencia a la violencia de hoy (Taurus, 2020) ahonda en los métodos de resistencia ante esa violencia. Butler tiene prohibida la entrada a Israel por criticar el genocidio de Gaza y figura en una lista de 160 profesores y estudiantes proporcionada por la Universidad de Berkley a la administración Trump por “presuntos incidentes antisemitas”, una medida que se ha comparado con la caza de brujas del macartismo.

“Recibí un mensaje del departamento legal de la universidad diciendo que mi nombre está en ese fichero. Nadie ha presentado una queja contra mí en las tres décadas en la universidad… Pero no me dejaron ver el fichero ni saber cuál es la acusación. Es un mundo kafkiano donde quieres conocer la acusación, pero nadie te la dice”, explicó Butler.

Luchar por los derechos trans o denunciar el genocidio de Palestina (“necesitamos políticas fuertes más allá de las protestas que se dan tantos sitios”) hace recibir a cualquiera en Estados Unidos la etiqueta de terrorista. “Si denuncias el genocidio que está practicando el gobierno israelí eres terroriste. Si denuncias la violencia eres violente. O te asocian con Hamás, aunque nunca le hayas mostrado tu apoyo”. Un llamamiento: “Tenemos que levantarnos juntes, no como individues heroiques, sino en solidaridad”, concluyó. Y el auditorio entero, con gritos y jaleos, se puso en pie.

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