Lady Gaga, Ariana Grande y Sabrina Carpenter brillan sin miedo en los MTV VMA, eterna apuesta del pop estadounidense y global
Grande se alzó con el premio grande de la noche, Mariah Carey se llevó el galardón por toda su carrera y Ricky Martin recogió el primero que otorga la cadena musical al icono latino
Galas de premios musicales hay muchas, muchísimas a lo largo del año. Pero los MTV Video Music Awards (conocidos como VMA) son los del arranque de la temporada y, cumpliendo con lo dicho, golpean primero y golpean dos veces. Como cada año desde hace ya cuatro décadas (cumplieron aniversario redondo en su pasada edición), los galardones a los mejores vídeos de la cadena musical saben destilar lo mejor —o, al menos, lo que más suena— del pop estadounidense y global, mezclando y honrando a sus grandes talentos (este año, Lady Gaga, Ariana Grande, Mariah Carey y hasta Ricky Martin, además de homenajear a Ozzy Osbourne) con los nombres más apetecibles a los que hincarle bocado del momento (Sabrina Carpenter, Tate McRae, Rosé, Lola Young, Alex Warren) y nuevas promesas que, efectistas, se dejan todo en el escenario (Megan Moroney, sombr, Conan Gray). Y si la fórmula se repite es porque funciona.
Ni siquiera las sonadas ausencias de Su Majestad Taylor Swift y su Alteza Real Selena Gomez (ambas nominadas, pero no ganadoras) hicieron sombra a una gala ágil, a ratos hiperactiva —aunque larga y cargada de publicidad, tanto en la cadena CBS como en la plataforma Paramount+, en EE UU— gala cargada de estrellas. En la ceremonia presentada por el rapero y actor LL Cool J solo se entregaron un puñado de galardones, los más importantes de la velada, que demostraron, como ocurrió el año pasado y más de una temporada, que las mujeres llevan hoy en día la voz cantante en la maquinaria musical global. Ariana Grande se llevó el premio gordo, el de mejor vídeo musical del año, que en las últimas 20 ediciones han ganado, en 15 ocasiones, mujeres, en cuatro hombres y solo una banda (Panic! At The Disco). El patrón está claro.
Grande salió el escenario hasta en tres ocasiones, con distinta ropa, aunque sin cantar en ninguna: tanto por el premio grande de la noche como por el mejor vídeo de pop, que agradeció en un bonito (y exhaustivo) gesto a todo el equipo de su brighter days ahead, la canción por la que se lo llevó. Besando a su celebérrimo estilista, Law Roach, y a su madre, Joan, la de Florida, de 32 años, dio las gracias a su padre por actuar, por primera vez en su vida, en ese vídeo. Pero también al director del video y a producción, iluminación, arte, efectos especiales, maquillaje... y hasta al catering. “Gracias a mi terapeuta y a los gais, os quiero”, remató.
Pero Grande había pisado el escenario antes: para entregarle el premio Vanguardia Musical (es decir, al de toda su carrera, pero sin que suene a jubilación) a Mariah Carey. “Es la razón por la que muchos de nosotros de aquí cantamos”, defendió Grande al presentarla, afirmando: “Nos ha regalado la banda sonora de nuestras vidas”. “Como vocalista, solo hay una reina, y es Mariah. No tiene límites con su octava vocal, con su técnica y sonido”, afirmó, aunque eso el público no pudo saberlo, porque el único grito, o alarde del mismo, que hizo durante su actuación, no fue mostrado por las cámaras en directo.
La Carey desempolvó toda su imaginería más kitsch. Cantó una mezcla de Sugar Sweet, Fantasy, Honey, Heartbreaker, Obsessed, It’s Like That y We Belong Together, y no le faltó de nada. Se arrancó con una bata de satén dorada con plumas, botas enjoyadas y un tocador a juego. Después, micrófonos dorados, patinadores, un fondo de cubierta de barco y bailarines vestidos de marineritos. Luego, un muchacho con la cara al estilo del fantasma de la ópera y un cartel con el nombre de Mimi y cientos de bombillas tras ella. Remató con un acompañamiento de media docena de violines. Casi sin poder caminar sobre el escenario, se quejó entre risas: “Esta estatuilla pesa mucho”. Y luego se volvió a quejar, medio en broma, medio en serio: “Estoy muy agradecida, gracias, MTV por darme este premio. Pero tengo una pregunta: ¿a qué estabais esperando? Estoy de broma...“, aseguró, afirmando tener ”grandes recuerdos" de cuando fue presentadora, puesto que era el primer astronauta (esa es la figura que representa los galardones) que se llevaba a casa. Entre besitos al aire con Ariana Grande, dejó una frase sencilla que desvelaba mucho de lo que es y ha sido la cadena musical: “La música evoluciona, los videos evolucionan, pero la diversión es para siempre”.
El otro premio de honor de la noche fue para el puertorriqueño (a la par que español) Ricky Martin, que se llevó el Latin Icon Award. Fue el primero, ya que MTV ha creado el galardón esta edición. Le presentó, hablando en español, J Balvin, y él, emocionado y feliz, lo dio todo en el escenario con un gran mix de sus temas más célebres. Logró sacar esa espectacularidad de la que presumen hace décadas los MTV VMA bajando de una plataforma voladora en pleno escenario, vestido de blanco y negro, con decenas de bailarines en escena, luces… Representó lo mejor del poder latino con Livin’ La vida loca, Pégate, Shake your Bon-Bon, Vente Pa’ Ca’, María y La copa de la vida. Puso a bailar a todo el UBS Arena de Nueva York. “Gracias por vuestro amor, no sé ni por donde empezar”, reconocía al recibir el premio de manos de la actriz Jessica Simpson. “Es muy sencillo: esto es para vosotros. Gracias por vuestro aplauso, soy adicto a vuestro aplauso, por eso sigo volviendo”, afirmó, dedicándole el premio a sus cuatro hijos, “Matteo, Valentino, Lucía y Renn: todo lo que hago lo hago con vosotros en mente”.
La otra estrella de la noche, ampliamente anunciada, fue Lady Gaga. La neoyorquina ganó en casa el primer galardón de la velada, el de artista del año (después se llevaría otro, a la mejor colaboración por Die With a Smile con Bruno Mars, con la que ya ganó en los Grammy) y salió a recogerlo. Gaga parecía haberse empapado de su participación en la serie Miércoles, con un vestido gótico, negro y morado, firmado por Marc Jacobs, y flores oscuras en la cabeza, uno de esos lookazos que recordaban a sus grandes épocas en los VMA, cuando se vestía con filetes de carne o se empapaba en sangre para actuar.
Al recoger el galardón, Lady Gaga habló de la importancia del arte, que para ella es “intentar conectar las almas, celebrar a las comunidades”: “Espero que mientras navegáis por el caos de la vida cotidiana, recordéis la importancia del arte en vuestras vidas, que podáis contar con vosotros mismos y vuestras sencillas habilidades para manteneros cuerdos. Merecéis ser recompensados por vuestra pasión; la forma en que os movéis por la vida es icónica y única, es enteramente vuestra”, afirmó. Dedicó el premio “a la audiencia”: “Merecéis mi aplauso, pequeños monstruos”. Y también a su “compañero en todo, Michael”, en referencia a su prometido Michael Polansky: “Este año, crear contigo ha sido un sueño maravilloso. Te dedico esto a ti también”.
La cantante y actriz, de 39 años, se fue rápido del escenario porque tenía que actuar, pero no en el UBS: se trasladó al Madison Square Garden del centro de Nueva York, porque allí tenía esta misma noche uno de los conciertos de su gira Mayhem. En la gala se vio una actuación desde allí pero, como informó la prensa estadounidense —aunque no la producción de gala—, las dos canciones que mostró Gaga en la emisión habían sido grabadas la noche anterior, el sábado 6. Cantó su éxito Abracadabra y también la canción The Dead Dance, de la segunda temporada de Miércoles, que lanzó el pasado miércoles (claro) acompañada de un videoclip filmado por Tim Burton.
Otra de las grandes actuaciones de la noche, de las más esperadas, fue la de Sabrina Carpenter, que interpretó sobre el escenario por primera vez su nuevo tema Tears, de su recién lanzado Man’s Best Friend; además, ganó el premio a mejor artista pop y a mejor álbum por Short N’ Sweet. La pequeña rubia de Pensilvania, de 26 años, salió de una alcantarilla con un vestido de flecos dorados, medias de nylon y brillo y altos tacones, siguiendo el hilo de los aires setenteros del tema. Sobre el escenario, bailarines de voguing, drag queens y mujeres trans, y sobre todo apoyo a estas, con muchos carteles donde se leía Dolls Dolls Dolls [dolls o muñecas es un término cariñoso y de protección a la comunidad trans], Protect Trans Rights (Protejamos los derechos trans), Love Each Other (amor mutuo). En el escenario, donde Carpenter se cambió de ropa, acabó lloviendo, con todos empapados. Y los espectadores, cuatro décadas después, tan fascinados como siempre.