Teddy Bautista: la redención del hombre al que se le cayó el mundo encima

El músico y gestor cuenta cómo sobrevivió a diez años siendo un “cadáver social” hasta que salió absuelto del caso SGAE y su vuelta, después de 33 años, a los discos con ‘Ciclos 5.0′, un trabajo contra los tiempos actuales

Teddy Bautista, fotografiado en Madrid el pasado 20 de febrero.Claudio Álvarez

Teddy Bautista practica meditación durante una hora y media por las mañanas. A continuación, alarga la bienvenida espiritual al nuevo día con una sesión de yoga. Tres días a la semana realiza ejercicios de fuerza: pesas y barras. Lleva años practicando el ayuno intermitente. Empezó a esmerarse en el cuidado de la mente y el cuerpo cuando en verano de 2011 la Guardia Civil ocupó el edificio del centro de Madrid de la entidad que presidía, la SGAE, la principal gestora española de derechos de autor. La fiscalía anticorrupción le acusaba a él y...

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Teddy Bautista practica meditación durante una hora y media por las mañanas. A continuación, alarga la bienvenida espiritual al nuevo día con una sesión de yoga. Tres días a la semana realiza ejercicios de fuerza: pesas y barras. Lleva años practicando el ayuno intermitente. Empezó a esmerarse en el cuidado de la mente y el cuerpo cuando en verano de 2011 la Guardia Civil ocupó el edificio del centro de Madrid de la entidad que presidía, la SGAE, la principal gestora española de derechos de autor. La fiscalía anticorrupción le acusaba a él y a otras nueve personas de malversación de fondos y apropiación indebida. El fiscal pidió siete años de prisión para Bautista y 135.000 euros de multa. En 2021, tras diez parsimoniosos años de instrucción, el juez sentenció que el expresidente de la SGAE no operó de forma ilegal. Bautista tenía 68 años cuando le llevaron al calabozo. Pasó allí un par de noches. Cuando le absolvieron contaba 78. Él denomina a eso ser “un cadáver social durante una década”.

Viste todo de negro, el pantalón y la camisa de tela vaquera. Delgado y con gafas oscuras para atenuar la fotofobia de uno de sus ojos. Exhibe en la solapa un pin de un gramófono, el premio que le otorgan al ganador del Grammy. “El otro día estuve en Miami porque nos homenajearon a los fundadores de la Academia Latina”, explica para justificar la insignia. Bautista (Las Palmas de Gran Canaria, 81 años) va recuperando poco a poco su vida social después de haber sido un fantasma al que casi solo se le veía en los juzgados. Parte de ese regreso a cierta normalidad es un disco cuyo ejemplar en vinilo descansa en la mesa donde se realiza este encuentro, en Madrid. Se llama Ciclos 5.0-El periplo de las heroínas, su primer álbum en 33 años, una obra de 75 minutos, a contracorriente, donde vuelca su pasión por el orientalismo.

Los Canarios en una imagen de los años sesenta. Teddy Bautista es el primero por la izquierda.

Con el punto final al juicio y la consiguiente exculpación, queda por contar cómo pasó el protagonista esos diez años de ausencia obligada y cómo se encuentra en la actualidad. Cuenta Bautista que lo primero que hizo cuando el 17 de marzo de 2021 se hizo pública su inocencia fue telefonear a sus hijos (tiene cuatro, de tres relaciones) y a su mujer (madre de los dos hijos menores, treintañeros). Luego, devolvió el dinero que le habían prestado en la última década, unos 100.000 euros. “Como medidas cautelares me bloquearon la cuenta durante los 10 años de la causa. Yo tenía a dos hijos estudiando en el extranjero [uno en Inglaterra y otro en Estados Unidos] y quería que siguiesen allí. Cubrieron los gastos amigos y familiares”, explica. Y continúa: “Es una lección de la vida que no la recomiendo, pero si te toca aprendes bastantes cosas. Aprendí que Madrid es una ciudad perfectamente interconectada, que en metro puedes ir a cualquier sitio. Yo llevaba sin coger el metro 30 años. Mi posición me lo permitía. También me hice un plan económico de comprar en los supermercados más baratos o utilizar las tiendas del barrio. Pero no me sentí empobrecido por tener poco dinero. Lo que me sentía era desafiado por superar ese obstáculo”, añade. Concede que no cayó en una depresión por el apoyo de la familia: “Si veían que yo flaqueaba, aparecía una hermana, un primo… a prestar ayuda”.

El caso SGAE opaca aún hoy la tremenda relevancia de Teddy Bautista en la música española. El canario forma parte de los pioneros del pop y el rock en España. Su madre, concertista de piano clásico, le dio clases desde pequeño. “Aquello era horrible. Me aburría mucho tocando a Chopin mientras veía a mis amigos jugar al fútbol en la playa de Las Canteras”, cuenta con una sonrisa. Hasta que descubrió a Bill Haley and his Comets y sus padres le compraron una guitarra. Desde adolescente formó bandas influidas por Little Richard, The Shadows o Tommy Steele. Los Diablos del Rock se llamó su grupo más relevante.

Con un nombre en las islas, comenzaron a visitar la península. “Después de una actuación en Sevilla, nos abordó una pareja de turistas estadounidenses. ‘¿Queréis tocar en EE UU’? Les dijimos que sí, claro, pero pensamos que aquello no llegaría a nada, así que lo olvidamos. A las semanas nos llegaron los billetes de avión. Resulta que aquellos guiris eran los propietarios de varios parques de atracciones en Estados Unidos”, cuenta. Ya como Los Canarios (antes The Canaries), y con Bautista de líder (voz, guitarra, teclados y composición), comenzaron a grabar discos desde mediados de los sesenta, algunos de ellos en estudios de EE UU e Inglaterra. Allí estaba, un chico canario de 20 años conociendo a Carole King, a Gerry Goffin, a John Sebastian (Lovin’ Spoonful)… “Fue un gran choque. Nosotros veníamos de España, donde salíamos a la calle y nos insultaban por llevar el pelo largo. Imagínate”. Incluso se cruzó con Elvis Presley en los estudios de Manhattan de RCA y El Rey le firmó un autógrafo. “Iba con unos guardaespaldas tremendos, pero se paró a saludarme porque le debió parecer exótico ver allí a un chico español”.

El éxito más grande de Los Canarios fue Get on Your Knees, un musculoso rock & soul que fue votado en el puesto número cinco en la lista de las 200 mejores canciones del pop-rock español de la edición española de Rolling Stone. De regreso a España y con Los Canarios disueltos con el precedente de la obra que publica ahora, Ciclos (1974), Bautista, pionero en España en la tecnología aplicada a la música (fue de los primeros en utilizar sintetizadores e instrumentos como el mellotron), se convierte en el productor del momento: se encarga de discos fundamentales en la historia del pop-rock español como los de Nacha Pop, Leño, Camilo Sesto, Poch, Triana, Topo, Miguel Ríos, Iceberg, Aute, Imán… También encarna a Judas en el musical protagonizado por Camilo Sesto Jesucristo Superstar. A mediados de los ochenta entra en la SGAE.

“Dejé la música en el aspecto artístico por completo a partir de 1991, cuando ya mis responsabilidades en la SGAE me ocupaban todo el tiempo”, explica. Poco después de julio de 2011, cuando la policía interviene la SGAE, ocurre algo. “Estuve grogui dos o tres meses. Quería repasar todo y prepararme para aceptar la posibilidad de que me hubiera equivocado en alguna de las decisiones tomadas en la SGAE. Cuando consolidé la convicción de la inocencia, un día vi en el salón de mi casa el piano de cola y estaba con la tapa abierta. Me senté, empecé a tocar y comprobé que la memoria muscular no me respondía. No había puesto una mano en el piano desde hacía 20 años; quería tocar, pero el sentido motriz no me lo permitía. Entonces supe que tenía que empezar de nuevo”.

“Entiendo perfectamente a la gente que no salió en mi defensa. Era muy difícil", dice Bautista, que posa en Madrid, el pasado febrero. Claudio Álvarez

Un amigo pianista se puso a la labor de reeducarle. Tocó durante un año entre ocho y nueve horas diarias. “La música fue mi válvula de escape. Me sentí rescatado por la música, y me entregué tanto que sentí la necesidad de compartirla con alguien. Y ahí es cuando nace el proyecto de Ciclos 5.0., la continuación de aquel Ciclos de 1974, firmado por Los Canarios [rock progresivo basado en Las cuatro estaciones, de Vivaldi]”, cuenta. Bautista lleva años obsesionado con China, al que considera el país del presente y el futuro. Por ahí empieza a crecer este Ciclos 5.0. extrañamente cautivador, un álbum que no se basa en melodías, sino en movimientos musicales, donde se utiliza una veintena de instrumentos orientales, coros tántricos, mantras, voces en sánscrito, y que en su desarrollo trata de filosofía, matemáticas, naturaleza, física, la historia de la primera mujer samurái, Marco Polo, Italo Calvino…

Aunque asegura que otro de los alivios para no derrumbarse durante el proceso judicial fue leer con pasión El arte de la guerra, del estratega chino Sun Tzu (“en realidad, es un tratado de cómo enfrentarse a los obstáculos de la vida”, argumenta), Bautista no alberga un espíritu de venganza. “Entiendo perfectamente a la gente que no salió en mi defensa. Era muy difícil. Yo me he puesto en su lugar, y después de la puesta en escena que se montó entre medios, clase política, opinión pública y fotos de la guardia civil entrando al edificio, es difícil posicionarse a mi favor”. Y sentencia: “No he pasado factura a nadie, pero no me olvido de nada”. Cita a algunos músicos que desde el principio se pusieron a su disposición para ayudarle, como Joan Manuel Serrat, José María Cano o Javier Limón. ¿Por qué cree que cuando se conoció la sentencia de absolución casi nadie se significó? Ni una muestra de apoyo, ninguna mención. “Pues es una pregunta cojonuda que la única respuesta cojonuda que puedo dar es: no lo sé”.

Bautista en una imagen de 1984, poco antes de entrar en SGAE. Paco Junquera (Cover/Getty Images)

Considera que detrás del caso SGAE se esconde una confabulación de las grandes compañías tecnológicas para conseguir unas condiciones ventajosas en los pagos por derechos de autor. Él lo llama tecnofeudalismo. “Su objetivo era disfrutar de las obras de creación y pagar lo que ellos querían. No nos dejaban poner el precio, que era el que pagaba todo el mundo. Deseaban un bufé de obras de creación (música, películas), donde se servían de todo por el mismo precio. El tecnofeudalismo está en pleno apogeo actualmente, porque ya no se sabe quién manda en la Casa Blanca, si Donald Trump o Elon Musk. Por este camino el que va a terminar mandando es Musk”. A pesar de la convicción del complot asume errores en su gestión: “A estas alturas de la vida tengo el privilegio de decir que me equivoqué. Claro que me equivoqué. Estuve 28 años en una posición de gestión de un material complejo y tuve que tomar decisiones difíciles; en unas acerté y en otras me equivoqué. Si volvieran a pasar, con lo que sé ahora, las haría distintas; pero si volvieran a pasar con lo que sabía en aquel momento, haría lo mismo”.

La aflicción que le queda a Bautista y que imposibilita cerrar la herida del largo proceso judicial tiene que ver con los que ya no están para celebrarlo. “Lo que me impide pasar página son las personas que han fallecido antes de que la sentencia última dejara todo claro. Mi hermano pequeño, y algunos amigos muy queridos, que eran casi hermanos, fallecieron por temas de salud. Me da pena que ellos no hayan podido ver que su solidaridad y su apoyo al final ha tenido un reconocimiento”.

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