Hallada en Badajoz una gran fortaleza de hace 5.000 años que fue asaltada e incendiada

El fortín consta de tres murallas concéntricas de hasta cinco metros de altura y 25 torres. En su interior se ha localizado la tumba de un posible legionario romano

Vista aérea de la fortificación de la Edad del Cobre localizada en Almendralejo.Tera S.L.

Hace unos 4.900 años, en plena Edad del Cobre, un grupo humano levantó en un cerro del actual término municipal de Almendralejo (Badajoz) una formidable fortificación defendida por tres murallas c...

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Hace unos 4.900 años, en plena Edad del Cobre, un grupo humano levantó en un cerro del actual término municipal de Almendralejo (Badajoz) una formidable fortificación defendida por tres murallas concéntricas, 25 bastiones o torres semicirculares y tres profundos fosos de hasta cuatro metros de anchura y dos de profundidad. En total, un complejo defensivo que ocupaba una superficie de 13.000 metros cuadrados con robustos muros de piedra y adobe y una única entrada de 70 centímetros de anchura que lo convertían en inexpugnable. Pero solo en teoría, porque aquella edificación defensiva fue destruida, incendiada y arrasada por los enemigos y quedó abandonada 400 años después de su construcción. El equipo de investigación arqueológica de Tera S.L. realizó este hallazgo en 2021 y está desarrollando la excavación del yacimiento, cuyas características están relacionadas con el modelo de referencia del periodo calcolítico del sureste peninsular, el poblado de Los Millares (Almería). Quién y cómo destruyó la edificación pacense, además de qué defendía aún no ha sido descubierto. “Pero nos acercamos”, vaticina César M. Pérez, director de las excavaciones.

Además de la edificación, también se han hallado en su interior numerosas puntas de flecha, ídolos, hachas, molinos, platos, cuencos, y elementos de telar que, junto a otros materiales, son testimonio de las actividades realizadas en el interior de la fortificación.

Según los estudios del equipo de investigación arqueológica, el fortín de planta pentagonal, que fue lo primero en construirse sobre una loma de 314 metros de altura sobre el nivel del mar, permitía visualizar todo el entorno. La edificación contaba con un muro de adobe de entre 1,3 y 1,5 metros de anchura, además de cinco bastiones y una única puerta “en forma de pinzas de cangrejo”. Posteriormente, se construyeron a su alrededor dos murallas concéntricas, que se reforzaron con tres fosos defensivos. En resumen, “una defensa formidable, pues los 25 bastiones fueron diseñados para maximizar los ángulos de tiro y ofrecer protección desde múltiples puntos”. Los tres fosos “no solo funcionaban como barreras físicas, sino que también tenían un efecto psicológico, desalentando el ataque y forzando a los posibles invasores a atravesar obstáculos adicionales antes de alcanzar las murallas”, señala Pérez.

El complejo defensivo fue descubierto cuando la empresa Acciona Energía proyectaba un parque solar fotovoltaico en la finca del Marqués de la Encomienda. Durante una prospección previa, en el paraje del antiguo Cortijo Lobato que da nombre al sitio arqueológico, el hallazgo de materiales de cronología calcolítica concentrados en una parcela de olivar alertó al equipo de arqueología, a partir de lo cual se pusieron en marcha todos los protocolos para prevención del impacto arqueológico, la protección e investigación del yacimiento, que financia la eléctrica.

Restos esqueléticos del posible legionario junto al 'pugio' con el que fue enterrado.Tera S.L.

La fortificación de Cortijo Lobato incluía en su interior cabañas y una balsa de agua para el abastecimiento de la población en tiempos de asedio. “El complejo de murallas y fosos, tanto en piedra y tierra demuestra una planificación previa que requería la coordinación de un amplio grupo de personas. Este grado de organización sugiere la existencia de algún tipo de jerarquización o liderazgo, capaz de asumir la dirección y coordinación de un proyecto de esta envergadura. La sofisticación del diseño defensivo y la necesidad de una fuerza de trabajo importante refuerzan la idea de una comunidad estructurada y bien organizada”, sostiene César Pérez.

Los arqueólogos han hallado evidencias de que Cortijo Lobato sufrió “un incendio generalizado que afectó a diversas zonas claves del poblado. Uno de los indicios más significativos de que se trató de una acción intencionada es que las puertas de madera situadas en las murallas están también quemadas. Estas puertas estaban incrustadas en los muros de adobe y alejadas de materiales inflamables, lo que sugiere que las llamas no fueron accidentales, sino consecuencia de un asalto a la fortificación, un escenario de violencia y destrucción, en el que la fortificación fue probablemente atacada, sus defensas vulneradas y finalmente incendiada”. Entre los restos del incendio han hallado numerosas puntas de flecha.

'Pugio' hallado en el yacimiento arqueológico de Cortijo Lobato.Tera S.L.

Cortijo Lobato se abandonó definitivamente hacia el 2450 a.C., según las dataciones de Carbono 14 realizadas a restos de animales hallados entre las cenizas del incendio. El siguiente testimonio de presencia humana no aparece hasta la época romana altoimperial (siglos II y III d. C.), tras un silencio de 2.700 años. De este periodo, los arqueólogos encontraron, junto al segundo foso, una extraña sepultura.

La tumba, solitaria y casi superficial, albergaba los restos de un varón de entre 25 y 35 años que fue enterrado boca abajo, con un pugio (puñal) sobre su espalda. “Esto sugiere que el individuo podría haber tenido un rol militar, pues era el puñal reglamentario de los legionarios romanos”. Se trataba de un enterramiento apresurado, pues “la fosa apenas era lo bastante profunda como para albergar el individuo que debía acoger”. El esqueleto, depositado boca abajo, estaba casi completo excepto los pies, que parecen haber sido cortados. El puñal se encontró en un excepcional estado de conservación, completo y en su vaina.

El pugio romano tiene su origen a finales del siglo I a.C. y se inspira en las dagas que utilizaban los celtíberos en la Hispania prerromana desde finales del siglo IV a.C. y en el puñal de filos curvos utilizado por autrigones, vettones, vacceos o berones desde finales del siglo III a.C. Los legionarios romanos conocieron estas armas en los duros enfrentamientos que mantuvieron contra estos pueblos a lo largo de todo el siglo II a.C., pasando a convertirse en un preciado trofeo de guerra. Posteriormente, ya modificado, pasó a formar parte del armamento reglamentario de las legiones en todo el imperio.

Puntas de flecha de la Edad del Cobre halladas en Cortijo Lobato.Tera S.L.

Los arqueólogos dudaron, al principio, si los restos esqueléticos pertenecían a un soldado o a un civil que se hubiera hecho con el puñal. Pero la presencia del pugio en el enterramiento, totalmente intencionada, es “un modo de señalar la posición social del inhumado y su pertenencia al ejército. Por lo que se le dio una deshonrosa sepultura”, muy inusual en este periodo, y que esconde una historia todavía no revelada. Si se confirma que se trata de un soldado, “solo podría formar parte de Legio VII Gemina, que fue destinada a Hispania en el 74 d.C., siendo la única legión romana presente en territorio hispano en ese momento”. Esta legión estaba acantonada en Legio (León), en tierras de los astures, y apenas tuvo actividad bélica directa. Su labor se centraba, fundamentalmente, en la realización de tareas de escolta, vigilancia de caminos y control de las provincias imperiales.

La pieza exhumada ha recibido tratamiento en laboratorio, con el asesoramiento de Maicu Ortega, técnico de restauración (centro mixto UCM- ISCIII de evolución y comportamiento humano de la Universidad Complutense) “para su análisis, consolidación y estabilización parcial para garantizar su conservación y evitar el deterioro”. Además, se está intentando extraer ADN de una de sus piezas dentales. La causa de su muerte, la forma de enterramiento, boca abajo y con los pies cortados y los motivos de la presencia del pugio sobre la espalda del individuo son “un auténtico misterio”, señala el equipo de arqueólogos encargados de la excavación.

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