Cultura retira su decreto para regular la IA ante la falta de consenso y abre un diálogo con los creadores

Las organizaciones del sector alertaron de que, en la práctica, la norma podría facilitar que las grandes empresas tecnológicas regularizasen retroactivamente el uso masivo e indiscriminado de obras sin permiso ni retribución previa

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ofrece declaraciones a los medios, en el Congreso de los Diputados, a 28 de enero de 2025, en Madrid.Alberto Ortega (Europa Press)

El Ministerio de Cultura ha decidido retirar la tramitación del real decreto de licencias para la inteligencia artificial (IA) generativa y abrir un proceso de diálogo con el sector cultural para garantizar la protección de los derechos de los creadores tanto a nivel nacional como europeo. El proyecto, que buscaba introducir en España las licencias colectivas de derechos de autor para el desarrollo de modelos de inteligencia artificial de uso general, había desatado críticas por parte de artistas, escritores y otros profesionales de la cultura, así como de sus respectivas organizaciones y sindicatos. Aunque el ministerio argumentaba que esta regulación permitiría equilibrar el uso de obras protegidas con una justa compensación a sus creadores, gran parte del sector alertó de que, en la práctica, podría facilitar que las grandes empresas tecnológicas regularizasen retroactivamente el uso masivo e indiscriminado de obras sin permiso ni retribución previa.

En un comunicado, el ministerio explica que el texto fue sometido a consulta pública, un proceso que finalizó el pasado 10 de diciembre. Tras analizar las aportaciones recibidas y constatar la falta de consenso, el Gobierno ha optado por frenar la tramitación del decreto. En su lugar, iniciará un proceso de diálogo con las organizaciones del sector cultural para encontrar un modelo que aborde los desafíos que plantea la IA generativa sin vulnerar los derechos de los creadores.

Un debate sobre la IA y la propiedad intelectual

La inteligencia artificial generativa, que se nutre de una inmensa cantidad de obras para producir nuevos contenidos, ha generado un gran rechazo en la comunidad artística. Desde hace meses, diversos creadores han expresado su preocupación ante lo que consideran una apropiación indebida de su trabajo sin autorización ni compensación. Mientras la SGAE comparte el contenido del real decreto y respalda medidas que protejan los derechos de autor, otros colectivos, como la Federación de Sindicatos de Espectáculos, Artes Gráficas, Audiovisuales y Papel adheridos a CGT, rechazan cualquier tipo de licencia, al considerar la IA una competencia desleal que precariza aún más su trabajo.

Además, el pasado 18 de diciembre, bajo el lema “Así no”, entidades como la Alianza Audiovisual (AA), la Asociación de Directores de Escena de España (ADE), la sección autónoma de traductores de libros (ACE) y la Federación de Asociaciones de Ilustradores/as de España (FADIP) alertaron de que la propuesta permitiría a las empresas de IA utilizar las licencias colectivas ampliadas para legitimar el uso no autorizado de obras artísticas y literarias.

Aparte de conseguir frenar el decreto, los colectivos exigieron al ministerio medidas más contundentes, como la retirada de los modelos ilegales de IA ya existentes y el reconocimiento de indemnizaciones económicas por los usos ilícitos pasados.

El proyecto del real decreto se inspiraba en la directiva europea 2019/790, que permite a los Estados miembros establecer licencias colectivas ampliadas para la explotación de obras con fines específicos. Países como Francia ya han adoptado medidas similares, y el Ministerio de Cultura argumentaba que esta vía era la mejor solución ante la imposibilidad práctica de que las empresas tecnológicas obtengan autorización individual de cada creador.

No obstante, los artistas más críticos con la propuesta consideran que esta postura parte de un planteamiento erróneo: en lugar de aceptar que la IA utilice sus obras bajo determinadas condiciones, creen que el Gobierno debería partir de una oposición más firme, como cuando se comprometió a no premiar ni contratar creaciones generadas íntegramente con inteligencia artificial.

El propio Urtasun señaló en octubre que “está en juego la sostenibilidad de la cultura”, haciendo referencia al impacto que el sector tecnológico y la inteligencia artificial están teniendo sobre el legado cultural. Para protegerlo, defendió la necesidad de esta regulación. Por el momento, tras la polémica, con la retirada del decreto, el ministerio mantiene abierta la puerta a nuevas propuestas que puedan alcanzar un mayor consenso dentro del sector artístico.

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