Muere la actriz francesa Anouk Aimée a los 92 años, intérprete de ‘Fellini 8½’ o ‘La dolce vita’
La candidata al Oscar por ‘Un hombre y una mujer’, el taquillazo de Claude Lelouch, y estrella de ‘Lola’, de Jacques Demy, marcó con su enigmática presencia décadas del cine europeo
La actriz francesa Anouk Aimée, nominada al Oscar por Un hombre y una mujer, de Claude Lelouch, en 1967, ha muerto este martes a los 92 años en su casa en París, como ha anunciado su hija, la actriz Manuela Papatakis (nacida de su segundo matrimonio, con el director Nikos Papatakis), en un mensaje de Instagram: “Tenemos la inmensa tristeza de anunciar la partida de mi madre. Estaba junto a ella cuando ha fallecido en su casa”.
El rostro de Aimée, cuyo auténtico nombre era Nicole Françoise Florence Dreyfus, marcó décadas de cine francés, gracias a su mirada enigmática, su belleza, su talento interpretativo y su olfato para elegir buenos guiones, poniéndose al servicio de genios del cine de autor como Federico Fellini, Jacques Demy o Claude Lelouch. Con Lelouch fue con quien se convirtió en una leyenda al coprotagonizar con Jean-Louis Trintignant Un hombre y una mujer (1966), una película que ha envejecido no muy bien, pero que en su momento devino en fenómeno mundial, hasta el punto de que Aimée fue candidata al Oscar. En 2019 Trintignant, Aiméé y Lelouch se reunieron otra vez en Los años más bellos de una vida, el cierre de la historia de amor entre el piloto de carreras Jean-Louis Duroc y la script Anne Gauthier. Además, repetía en la banda sonora el compositor Francis Lai, que falleció tras acabar esta partitura en noviembre de 2018, y que recuperaba el mítico “dabadabada”. Con la muerte de Aimée, solo queda Lelouch de este cuarteto creativo.
Nacida en la capital francesa en 1932, Nicole Dreyfus era hija de actores. Como su padre era judío y su madre católica, de niña adoptó el apellido de soltera de su madre, Sorya, para moverse con libertad por la Francia ocupada: estudió danza en la Ópera de Marsella. Empezó muy joven una carrera cinematográfica, a los 14 años en La maison sous la mer. De ahí aprovechó el nombre de pila de su personaje, Anouk, para rebautizarse, y su apellido (Aimée, amada en francés) se lo propuso el poeta Jacques Prévert, que en 1949 escribió la adaptación de Romeo y Julieta, de Shakespeare, para la película Les amants de Vérone, que supuso el primer protagonista de la actriz.
Durante la siguiente década fue encadenando todo tipo de trabajos, como Los amantes de Montparnasse, de Jacques Becker, o Rojo atardecer, de Anatole Litvak, hasta que su carrera explotó por su papel de Maddalena en La dolce vita en 1960. Maddalena se convirtió en el reflejo de la sexualidad liberada de una bohemia que marcaría el arte y el cine de la décadas de los sesenta. Al año siguiente Aimée filmó con Jacques Demy Lola, que le dejaría una huella indeleble: “Ya no sé dónde empieza Anouk y dónde empieza Lola, dónde acaba Lola y dónde acaba Anouk “, recoge Le Monde que aseguraba 50 años después del estreno de la película. En 1963 apareció en Fellini 8 1/2, y en 1966 obtuvo la fama mundial, más allá del cine de autor, con el taquillazo Un hombre y una mujer, que le valió un Globo de Oro, un Bafta y la nominación a los Oscar. Sería su gran éxito, y su continuación décadas más tarde, Los años más bellos de una vida, el último de sus 92 trabajos para cine y televisión.
Su larga trayectoria no conoció descanso: trabajó con Bernando Bertolucci en La historia de un hombre ridículo, actuó en Justine, de George Cukor, Una cita, de Sidney Lumet, en Prêt-à-Porter, de Robert Altman, Salto en el vacío, de Marco Bellocchio (con la que obtuvo el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes de 1980); en La sombra del pasado, ya en 2003, interpretó a una superviviente del Holocausto que regresa a Auschwitz 60 años después de la Segunda Guerra Mundial; y bajo la dirección de Yvan Attal estuvo en Ils se marièrent et eurent beaucoup d’enfants (2004).
En The Guardian, en 2007, revelaba sobre su estilo de interpretación: “Fue Fellini quien me enseñó esto: lo más importante de todo es escuchar, escuchar lo que dicen los otros personajes. Y no te tomes [a ti misma] demasiado en serio”. Entre otros premios, destacan el César de Honor de 2002 y el Oso de Oro de Honor de la Berlinale de 2003.
Aimée contrajo matrimonio en cuatro ocasiones. La primera vez fue en 1949 con el periodista Edouard Zimmermann, durante año y medio, a lo que siguió un año después su unión ya mencionada con Papatakis. En 1966 se casó con el productor musical Pierre Barouh, y, ya en 1970, llegó su último matrimonio, con el actor británico Albert Finney.