Muere Goran Petrović, el autor serbio más traducido
Estaba considerado una de las figuras más destacadas del denominado realismo mágico balcánico
Entre los artistas serbios destaca el arte del aforismo, sobre el que hay toda una escuela y que con un remate ingenioso sirve para ofrecer una mirada poética de la vida, tanto como para enfatizar la tradicional retranca local. Cuenta el escritor Svetislav Basara, según cita el medio Danas, que, antes de su muerte, estuvo en contacto con el escritor Goran Petrović. Basara no anticipaba lo ...
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Entre los artistas serbios destaca el arte del aforismo, sobre el que hay toda una escuela y que con un remate ingenioso sirve para ofrecer una mirada poética de la vida, tanto como para enfatizar la tradicional retranca local. Cuenta el escritor Svetislav Basara, según cita el medio Danas, que, antes de su muerte, estuvo en contacto con el escritor Goran Petrović. Basara no anticipaba lo peor, pero al parecer Petrović ya era muy consciente de su situación. “Su penúltimo mensaje de texto decía: ‘Esto mejorará cuando empeore’. Un gran escritor hasta su último aliento’”, cierra Basara.
Este 26 de enero moría en Belgrado Goran Petrović a los 63 años, considerado el escritor vivo más exitoso de la literatura serbia. El autor logró reunir más de 130 ediciones, entre colecciones de relatos y novelas, de las cuales 60 proceden de las traducciones de más de una docena de idiomas, entre ellas el español. De hecho, México, después de Serbia, ha sido el país donde más se ha llorado su muerte. Allí gozaba de una enorme reputación, gracias también a la apuesta que llevaba realizando la editorial Sexto Piso desde hace dos décadas, cuando publicara su primera novela, Atlas descrito por el cielo (ed. Sexto Piso, 2003). Todas sus obras en español han sido traducidas por Dubravka Sužnjević.
Petrović estudió Literatura yugoslava y serbia en la Facultad de Filología de la Universidad de Belgrado. Comenzó a trabajar como bibliotecario en la red de bibliotecas públicas que hay en los alrededores de su ciudad natal, Kraljevo; para luego ser editor de la revista de cultura, también con sede local, Povelja (2003-2010). El escritor disfrutó del reconocimiento de la crítica desde su primera obra, con una colección de relatos titulada Saveti za lakši život (Consejos para una vida fácil) (1989). Los expertos ya apuntaban una de las características de su obra. Nenad Šaponja declaraba: “Se trata de un libro que te hace sonreír con una facilidad inusual, pero también de un libro que, como la mayoría de los libros sobre lo otro, que sopesan ambos lados de la realidad, es válido solo en un mundo que no está (de ninguna manera) limitado por los marcos de realidad ya dados”. Petrović, preguntado sobre si se sentía representante del realismo mágico balcánico, al ser admirador del género latinoamericano, objetaba, con las maneras modestas que le distinguían, que su única intención era buscar nuevas metáforas que describieran la realidad.
Sus dos siguientes obras, incluida su primera novela y el libro de relatos Ostrvo i okolne priče (La isla y las historias circundantes) (1996), confirmaron aquello que se presagiaba, pero que además venía amparado por una incipiente popularidad entre los lectores. Esta última colección de historias, junto con Bližnji (Los prójimos) (2002) y Diferencias (Ed. Sexto Piso, 2012) se pueden calificar, según el editor y escritor Gojko Božović, “como parte de las colecciones de relatos más significativas de la literatura moderna serbia”. Estas obras destacan por la riqueza de imágenes, como señala Božović, donde Petrović es un narrador de lo prodigioso, pero también un prestidigitador, siempre escrupuloso y detallista tanto en el estilo como en el uso de la palabra.
La palabra fantasía es la que más asociada está a su nombre. Alejado del existencialismo de Branimir Šćepanović, de la literatura grotesca de Miodrag Bulatović o del universalismo de Danilo Kiš, la línea de Petrović prosigue la estela de un autor como Milorad Pavić, marcado por el refinamiento, la alucinación y los trasfondos históricos, pero sin la misma hipertextualidad de su predecesor. Petrović asumía que los grandes temas ya habían sido tratados en la Antigüedad clásica, pero la fantasía siempre ofrece nuevas formas de generar emociones y reacciones en los lectores.
También se dedicó a la dramaturgia, aunque con mucho menos recorrido. Con la novela de La mano de la buena fortuna (Ed. Sexto piso, 2006) le llegará en 2001 el premio NIN, el mayor reconocimiento de la literatura local y de la que ya se han publicadas 25 ediciones en serbio. El protagonista Anastas Branica escribe un libro para encontrarse en su interior con su enamorada, en un ejercicio de lectura simultánea. La trama permite en lo formal desde un ejercicio de innovación literario, hasta jugar con el espíritu de recomposición de Belgrado o de algunos de los sucesos más relevantes de la historia moderna serbia. El cerco de la iglesia de la Santa Salvación (Ed. Sexto Piso, 2012), publicado en Serbia con anterioridad, y brillantemente traducido, representa no solo un dominio historiográfico de la genealogía serbio-ortodoxa y de las costumbres monacales, sino también, como señala Dejan Mihailović, su editor en Laguna, en Petrović destaca “su rico vocabulario, un humor particular y una imaginación inagotable”.
A partir de aquí, Bajo el techo que se desmorona (Sexto Piso, 2014), Papel con sello de agua (Ed. Sexto Piso, 2023), e Ikonostas (2022), estas dos últimas como parte de la trilogía Novela Delta, a falta de la publicación en serbio de Palata (palacio), incidirán de nuevo en una galaxia de personajes imbuidos de la irrealidad autóctona, como exponentes de las disyuntivas, ansias y frustraciones de la sociedad serbia, con el recurso de la creación de microcosmos que reconfiguran la comprensión del mundo, porque para Petrović: “La visión siempre es más fuerte que la realidad, si es que la realidad existe para el artista”.
A pesar de ser uno de los autores más laureados y el más traducido de los escritores vivos serbios, miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias, siempre optó por mantener un perfil bajo, acompañado de un aura reservada, hasta ser reconocido por el público como una especie de “J. D Salinger serbio”. Bastante reacio a dar entrevistas y a la autopromoción, era una personan abierta en el trato, cercana y curiosa. Columnista en el semanario Nedeljnik, desde comienzos de 2023, sus textos se centraban en mundos figurados de su experiencia vital. Interpelado en una entrevista sobre su falta de opinión acerca de los temas de actualidad, el escritor refutaba: “Aquí se equivoca, lea el final de Ikonostas y todo le quedará claro. Sólo requiere de algo de esfuerzo”.
El periodista y crítico musical Petar Peca Popović, a quien Petrović invitó a participar en un libro sobre rock n´roll, con ocasión de su condición de editor de la editorial Službeni glasnik, en una nota de despedida en Facebook, cuenta una anécdota sobre el escritor: “Antes de conocerlo, escuché el testimonio de una mujer de los alrededores de Kraljevo: ‘Su primer trabajo fue en una biblioteca de nuestro pueblo. Aportó energía y orden al lugar, lo renovó por completo, introdujo nuevos contenidos y acostumbró a los vecinos de toda la zona a acudir a la biblioteca y leer. Después de unos años, se volvió normal que los agricultores, durante un descanso del duro trabajo de campo, se fueran a la sombra y sacaran un libro de Dostoievski que les recomendaba aquel joven bibliotecario’”.