Un centenar de pintores chinos y españoles, encabezados por Antonio López, exploran la evolución del realismo en los dos países
La muestra ‘Pintura figurativa contemporánea china y española’ hace un recorrido por las obras de tres generaciones de autores y se podrá visitar en Madrid en primavera
“Los pintores españoles no conocen bien a los artistas chinos, pero los pintores realistas españoles son nuestros maestros”, afirma Zhang Zuying (Shanghái, 1940), delante de su obra El herrero uigur Amir (2006). Zhang es uno de los 55 virtuosos del gigante asiático que participan en la exposición Pintura figurativa contemporánea china y española, un encuentro para el diálogo entre autores de ambas naciones que acoge hasta el próximo 11 de enero el majestuoso Gran Teatro Nacional de China, ubicado en el corazón de Pekín, a poco...
“Los pintores españoles no conocen bien a los artistas chinos, pero los pintores realistas españoles son nuestros maestros”, afirma Zhang Zuying (Shanghái, 1940), delante de su obra El herrero uigur Amir (2006). Zhang es uno de los 55 virtuosos del gigante asiático que participan en la exposición Pintura figurativa contemporánea china y española, un encuentro para el diálogo entre autores de ambas naciones que acoge hasta el próximo 11 de enero el majestuoso Gran Teatro Nacional de China, ubicado en el corazón de Pekín, a pocos metros de la plaza de Tiananmén. La muestra reúne 115 óleos originales de tres generaciones de artistas de los dos países y está encabezada por el español Antonio López (Tomelloso, 87 años).
“Tengo mucho respeto por las pinturas de López”, confiesa Zhang, quien ha dedicado casi siete décadas de su vida a la pintura. El también comisario principal de la Asociación China de Pintura al Óleo recuerda vívidamente un encuentro con López “hace siete u ocho años cerca de la Puerta de Europa [Madrid]”. “Conversamos largo y tendido, me impresionó mucho”, enfatiza. “Sus obras son excelentes. No son simples edificios, sino que muestran sus emociones e ideas estéticas. Los ojos de los artistas no son las lentes de las cámaras, sino las ventanas del corazón”, declara Zhang frente al cuadro de López Gran Vía, 1 de agosto, 13:00 horas (1994), expuesto estos días en Pekín.
La exhibición, que viajará a Madrid en primavera, ha sido organizada conjuntamente por la Academia de las Artes de China y la Asociación de Promoción de Intercambio Artístico entre España y China, y ha contado con el apoyo de la Embajada española en Pekín, como parte de las actividades realizadas en el marco del 50º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países. El comisariado del proyecto está a cargo de figuras de enorme prestigio internacional: Nicholas Penny, historiador de arte y exdirector de la National Gallery de Londres, y Cao Yiqiang, uno de los críticos de arte más prestigiosos del gigante asiático y profesor de la Academia de las Artes de China.
A través de algunas de las mejores obras de 103 artistas (48 españoles) y de diferentes géneros, como retratos, paisajes y naturalezas muertas, el visitante se sumerge en la reflexión y exploración del arte figurativo en China y España desde la década de 1960 hasta el presente. Entre los nombres del realismo ibérico que acompañan con sus óleos a los de López –también asesor artístico de la muestra– destacan los de Julio López Hernández, Isabel Quintanilla, Carmen Laffón, Cristóbal Toral, Dino Valls o Eloy Morales, entre otros. En la inauguración, celebrada el 11 de diciembre en el Gran Teatro Nacional, estuvieron presentes Julio Vaquero, José María Mezquita, Jaime Valero, Irene Cuadrado, Kike Meana y Jorge Abbad.
“Estoy orgulloso de participar en esta muestra”, manifiesta López a través de un vídeo compartido por los organizadores. El pintor castellanomanchego no se ha desplazado a China por su avanzada edad. “Me parece que permite al espectador ver qué diferencia hay dentro del momento que vivimos en la pintura entre unos sitios de la Tierra tan distantes a otros”, agrega. “El arte une a los pueblos. Lo que mueve a hacer la pintura es siempre lo mismo, seas español o seas chino. Y eso es algo que es alentador, esa sensación de que te puedes entender en este momento [que atraviesa] la humanidad”, expresa desde su estudio en Madrid.
La pintura al óleo en China no ganó reconocimiento como disciplina académica o profesional hasta la mitad del siglo XX. La gran transformación se produjo a partir de la década de 1950, cuando un pequeño grupo de jóvenes viajó a estudiar en la Academia de Artes de San Petersburgo, entre los que destacó Quan Shanshi (Ningbo, 1930), la contraparte china de López en esta exhibición. Simultáneamente, otros artistas también expuestos en la muestra, como los reconocidos Zhan Jianjun (1931-2023) y Jin Shangyi (Jiaozhou, 1934), asistían en aquellos años a las clases del pintor soviético Konstantin Maksimov (1913-1993) en el Instituto de Bellas Artes de Pekín.
Después de la apertura de China a finales de los ochenta, los artistas locales se acercaron a las técnicas europeas y estadounidenses. “Muchos de los cuadros que aquí se exponen no se pueden asignar sin dudarlo a un país u otro”, sentencia Nicholas Penny en la introducción a la muestra. Los esfuerzos por absorber esas influencias, y los equilibrios por mantener una marcada identidad china, se aprecian en las pinturas presentadas de Wang Yidong, Zhao Peizhi o Lai Yuan, entre otras muchas.
El pintor barcelonés Julio Vaquero (1958) cuenta que le ha asombrado la “gran acogida” que han recibido los artistas españoles que participan en este proyecto, y que fue previamente exhibido en Hangzhou en noviembre. “La inocencia del momento de apertura que vive el país lleva a pensar que su generosidad es sincera, que están intentando abrir los brazos a que otras culturas les enriquezcan”, resalta.
En una de las galerías de la gigantesca estructura diseñada por el arquitecto francés Paul Andreu, Vaquero comparte su esperanza de inspirar con su obra a futuros artistas: “Ojalá yo hubiese tenido acceso a este tipo de exposiciones cuando era joven”. Durante su estancia en la urbe capitalina, también ha tenido la oportunidad de visitar la Academia Central de Bellas Artes de China. De ella destaca su interés por “introducir a los estudiantes en las nuevas tendencias, pero sin olvidar el estudio de la pintura y los procedimientos que en el pasado han aportado tantos buenos resultados en Europa”. Para Vaquero, resulta paradójico que los artistas asiáticos se centren en lo mejor de nuestra tradición artística, mientras en España ese aprendizaje parece abandonarse por “considerarse superado”. Esta exposición evidencia la plena vigencia y relevancia de esa tradición en el contexto contemporáneo.